Una indiscreta carta llega el verano de 2008 al receptor equivocado, Araceli Blanco, trabajadora del Canal de Isabel II durante 20 años. La carta revelaba una supuesta trama de desvío de fondos públicos a empresas privadas, la cifra, 4,5 millones de euros.
Después de mucho pensarlo, a los tres meses y coincidiendo con la cena de Navidad del PP, Araceli espera poder encontrarse con el presidente del Canal de Isabel II, Ignacio González, para revelarle todo lo que se estaba cociendo en los despachos de la empresa que regentaba.
«Me dijo que había visto a González en un acto público, le contó lo que pasaba y éste le respondió que no sabía nada del Canal y que no le interesaba»
Aquella noche, Ignacio González no acudió a la cena del Hotel Meliá de Capitán Haya, pero sí su secretario personal, José de la Uz Pardos, según narra la denuncia. Araceli Blanco vio la ocasión para hacerle llegar la información al presidente a través de él, así que le dio una carta donde explicaba todo los datos de la supuesta trama que se estaba gestando en el Canal. De la Uz leyó el documento delante de ella, lo guardó y dijo que le llamaría en dos o tres días. Nunca llamó, cuenta la denunciante. Sólo fue el inicio del vacío que se encontraría por parte de todos sobre este asunto, hasta de personas que creía amigas.
Como la carta a Ignacio González no tuvo respuesta, a pesar de que su secretario personal comunicó a Araceli que se la había hecho llegar, la denunciante vio el momento de contárselo todo a Isabel Cuevas, la jefa del Gabinete del Presidente y su segunda opción para que González supiera qué pasaba en su empresa. Pero de Cuevas recibió un «lo investigaré» que se quedó después en una llamada sobre un premio que le habían concedido a la denunciante sin ningún comentario sobre la supuesta trama.
Ignacio González «no hacía limpieza» a su alrededor, lejos de eso «las cosas empeoraban». Así que si desde dentro del Canal no le contaban qué estaba pasando, tocaba buscar fuera. Araceli Blanco se puso en contacto con el cura. Ambos acordaron visitar a Marisol Cendron, Catedrática jubilada de Química y Física de la Universidad Autónoma de Madrid y persona cercana al presidente del Canal de Isabel II. Fueron a su casa, le enseñaron la información de la que disponía y se repitió la jugada. Nunca recibió una llamada. «Al tiempo me la encontré y me dijo que había visto a González en un acto público, le contó lo que pasaba y éste le respondió que no sabía nada del Canal y que no le interesaba», narra Araceli Blanco a ESTRELLA DIGITAL.
«Es decir, ascendieron al presunto infractor al máximo puesto»
La extrabajadora se planteó acudir directamente al fiscal a denunciar. Puso toda la información en manos de un abogado de su confianza e inmediatamente la respuesta de éste fue que no iba a hacer nada porque estaba desbordado de trabajo. «Mi abogado ni quiso ni quiere denunciar. Nunca me dijo por qué –narra Araceli- pero imagino que no le interesaba». Sentía que era ella contra el mundo. Tardó, pero en julio de 2009 se cansó de batallar sola y a contracorriente y dejó el caso de lado un tiempo.
Mientras, Adrián Martín López, director del Departamento de Innovación e Ingeniería del Canal de Isabel II en el momento en que a Araceli le llegó la famosa carta en verano de 2008, y supuesto cabecilla por parte del Canal de la presunta trama de malversación de fondos públicos según señala la denuncia, fue nombrado en diciembre de 2009 director Gerente del Canal de Isabel II. «Es decir, ascendieron al presunto infractor al máximo puesto de la empresa al denunciar yo los hechos», dice Araceli.
Ignacio González no «hacía limpieza» a su alrededor, lejos de eso «las cosas empeoraban»
Un año más tarde, con energías renovadas y viendo que no se depuraban responsabilidades en la empresa, Blanco cometió lo que llama «su gran error». Se dirigió a Fernando Montes, Jefe del Departamento de Construcción de Tratamiento y Regulación, y autor de la carta que desvelaba la supuesta trama. Araceli le contó que sabía lo que estaba pasando con el proyecto de Aranjuez. Además también se lo comunicó por email a Víctor García, el interlocutor de Sacyr con el Canal de Isabel II.
Las consecuencias: Despido y una querella criminal que interpone el Canal de Isabel II por revelación de secreto y amenazas. Según nos cuenta Araceli, esas amenazas se refieren a lo que alega Fernando Montes: «Dice que amenacé con hacer todo público si no metía a mi sobrino en el Canal. Es mentira. Creí que era una empresa como Dios manda».
Próxima entrega: «Mobbing encubierto« y despido