La Delegación del Gobierno en Madrid ha resuelto este miércoles prohibir la manifestación convocada para el próximo Jueves Santo por la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores y por la Asamblea Vecinal La Playa de Lavapiés, «por su evidente voluntad de provocación» a los católicos, «sin perjuicio de que se comunique otra fecha en la que no concurran las circunstancias expuestas en la resolución», ha informado en un comunicado la institución que dirige Cristina Cifuentes.
La resolución se basa, entre otros motivos, «en la necesaria protección del derecho fundamental de libertad religiosa de los católicos que tradicionalmente celebran en esta zona sus procesiones de Semana Santa y en la existencia de razones fundadas de alteración del orden público, con peligro real para la integridad física o moral de las personas, y la integridad de bienes públicos o privados».
El escrito de comunicación presentado el 6 de marzo en la Delegación por los convocantes, señala, entre otras cuestiones, que el objetivo del acto conocido como manifestación atea, es «sensibilizar a la población sobre el derecho constitucional de libertad de manifestación, la libertad de expresión y la obligatoriedad de que las instituciones protejan la aconfesionalidad del Estado». Se plantean en este escrito tres recorridos alternativos, iniciándose todos ellos en la calle Santa Isabel y finalizando en la plaza de Lavapiés.
El acuerdo de la Delegación del Gobierno que prohíbe esta marcha se fundamental en los informes técnicos y jurídicos emitidos por el Ayuntamiento de Madrid, la Jefatura Superior de la Policía, y la Abogacía del Estado, que coinciden en que dicha protesta no debe llevarse a cabo «por el riesgo de que se produzcan alteraciones de orden público y afectar negativamente a la movilidad en la zona centro». En este sentido, la resolución detalla que en la convocatoria concurren seis datos objetivos. El primero es que la protesta se pretende llevar a cabo un día «de especial significado para las personas que tienen unas determinadas creencias religiosas como es el Jueves Santo».
En segundo lugar, la resolución indica que el lugar elegido por los organizadores, como es el barrio de Lavapiés, «si bien es el caracterizado por su propia asociación de vecinos, es también un lugar céntrico de Madrid, en el cual transcurren múltiples procesiones católicas, próximas a todos los recorridos propuestos por los organizadores».
En tercer lugar, la delegación asegura que el horario elegido, a las 20 horas, coincide con el de procesiones católicas que tradicionalmente se desarrollan en la capital y con el de oficios y liturgias que se celebran en las iglesias existentes en este entorno, «a las que acuden gran cantidad de feligreses».
En cuarto lugar, consideran que la Semana Santa, además de tratarse de una festividad para los que profesan la religión católica, también es un momento en el cual la ciudad recibe múltiples turistas de España o del extranjero, «que visitan Madrid para disfrutar de las procesiones que se desarrollan, no sólo por su carácter religioso, sino también por su valor cultural de patrimonio histórico ya que, con este motivo, se visualizan en el espacio público obras de arte que son admiradas como un atractivo cultural más de la ciudad».
En quinto lugar, el departamento estatal esgrime que los tres itinerarios propuestos por los convocantes se desarrollan en zonas próximas a las procesiones católicas del Jueves Santo. Por último, creen que es «más que probable» que la convocatoria de esta manifestación, una vez que sea conocida por la opinión pública, «dé lugar a la convocatoria de contra-manifestaciones que pueden producir incidentes de orden público».
«Ya ocurrió así con motivo de la manifestación convocada por este mismo colectivo el día de Jueves Santo del pasado año, que dio lugar a la convocatoria de una concentración de un grupo de ideología antagónica, concentración que fue posteriormente desconvocada al prohibirse la manifestación por resolución de la Delegación del Gobierno», indica la resolución.
Libertad religiosa y orden público
A la vista de estos datos, la resolución estima que en la convocatoria concurren similares circunstancias a las que fundamentaron la prohibición de la manifestación convocada para el día de Jueves Santo del pasado año (21 de abril de 2011), entre cuyos convocantes se encontraban los mismos que ahora comunican una nueva manifestación. Así, la Delegación del Gobierno ha recordado la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid número 267, de 20 de abril de 2011, que declaró la citada prohibición conforme a derecho, tras recurrir los convocantes a la Justicia.
La legitimidad de la prohibición derivaba de las dos circunstancias que principalmente habían sido invocadas por la Delegación del Gobierno para prohibir la manifestación: la necesaria protección del derecho fundamental de libertad religiosa y la existencia de razones fundadas de alteración del orden público, circunstancias ambas apreciables también en la manifestación pretendida en el presente año.
También hace referencia el acuerdo de la Delegación del Gobierno a otro de los aspectos que tuvo en cuenta la sentencia dictada en 2011, en la que se afirma que «la manifestación, por su naturaleza, puede suponer un elemento de coacción o intimidación a la exteriorización de la confesión religiosa católica que se materializa tanto en la asistencia a templos o iglesias en tales fechas, como en la asistencia o presencia en el discurrir de las procesiones».
El acuerdo de la Delegación del Gobierno apunta además que «no debe obviarse la fecha, lugar y hora elegidas por los convocantes que, aunque manifiestan en principio una finalidad lícita, lo cierto es que pretenden realizar la manifestación un día de especial significación para los católicos, en el mismo lugar y horario en que se van a celebrar diversos actos religiosos, lo cual pone de manifiesto, cuanto menos, una evidente voluntad de provocación. Por tanto, la institución que dirige Cristina Cifuentes considera que la marcha atea «supone una real y no potencial vulneración del orden público, con peligro para la integridad física o moral de las personas y la integridad de bienes públicos o privados».
Firmas contra la marcha
La prohibición de la manifestación atea se ha producido un cuarto de hora después de que la plataforma por la libertad religiosa ‘Más Libres’ entregara a la delegación del Gobierno más de 31.000 firmas, recogidas por internet en tan sólo una semana, pidiendo dicha prohibición. El presidente de HazteOir, Ignacio Arsuaga, ha declarado que el único ánimo de los convocantes de esta marcha es «injuriar» y que lo que pretenden es celebrar un «aquelarre laicista». Conocida la prohibición de la marcha, la web ha afirmado que se trata de «un éxito cívico en defensa de la libertad».
A las puertas de la Delegación del Gobierno, Arsuaga ha argumentado que en la manifestación realizada finalmente en mayo pasado por los que ha denominado «laicistas extremistas y radicales» -tras ser prohibida la ‘procesión atea’ del Jueves Santo- se cometieron delitos de calumnias, injurias y ofensas contra los sentimientos religiosos. «Hubo insultos inclasificables, que sería muy duro reproducirlos. En nuestro ordenamiento jurídico se reconoce la libertad de expresión, pero tiene unos límites», ha añadido.
Además, el presidente de HazteOir ha recordado que presentaron una querella contra la anterior delegada del Gobierno en Madrid, Dolores Carrión, por un supuesto delito de prevaricación por permitir la conocida como ‘marcha antipapa’ del pasado 17 de agosto en el centro de Madrid, en plena Jornada Mundial de la Juventud. No obstante, ha señalado que reciente el tribunal decidió no admitir a trámite dicha querella, decisión que será recurrida, ha especificado Arsuaga.
Estrella Digital/EP