Este domingo, el PP de Madrid ha clausurado el XV Congreso Regional sin sorpresas de última hora. Todo estaba atado, y bien atado. Esperanza Aguirre ha revalidado por tercera vez consecutiva su liderazgo al frente de la división madrileña (con el 97,2% de los votos), y lo ha hecho arropada por una importante y destacada parte de la plana mayor del PP nacional. Este sábado, por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y este domingo por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que ha aprovechado su intervención para explicar cómo ve él «la situación en la que nos encontramos». Una situación «difícil y complicada», de la que «conseguiremos salir» -ha insistido el presidente-, si el Gobierno «cumple con su agenda reformista», repleta de reformas «positivas, necesarias y obligadas».
Después de una semana complicada, en la que le ha tocado volver a incumplir con uno de sus compromisos electorales -no subir impuestos-, el líder del Ejecutivo se ha enfrentado a un plenario amigo y fiel a unas políticas que este domingo han vuelto a sacar a una importante parte de la sociedad a la calle. Sobre la subida de impuestos, Rajoy ha reconocido no haberle quedado más remedio que hacerlo, pese a que no iba en su programa electoral, porque la «situación heredada» ha sido peor de la que esperaba, y porque según el presidente, «no hay alternativa». Rajoy ha preferido no hablar de IVA y se ha referido en todo momento al IRPF y a la progresividad del mismo. «Hemos intentado ser justos y equitativos, y que la carga recayera en los que están en mejor situación», ha dicho.
No obstante, «la situación es la es», ha aseverado Rajoy. «España se comprometió a dejar el déficit en el 6% en 2011, pero al final ha sido del 8,5%. Eso supone que en 2012, tengamos que reducir en 18.000 millones más de lo previsto y 10.000 millones más en 2013», ha explicado el líder del Ejecutivo ‘popular’, visiblemente molesto con la oposición, a la que ha invitado a «callarse», después de que este viernes, el PSOE -tras el anuncio del ministro de Economía, Luis De Guindo, de subir en 2013 los impuestos al consumo-, animara a la gente a salir a la calle a protestar. «Lo mínimo que pueden hacer es callarse después de lo que nos han dejado», ha sentenciado.
El presidente ha admitido ser consciente de que está haciendo reformas que no gustan a muchos, pero ha insistido nuevamente en que el Gobierno no va a cejar en su empeño de transformar el país. «Las reformas son necesarias para salir de la crisis», ha reiterado Rajoy en numerosas ocasiones, no perdiendo de vista que ésa es la imagen que España necesita proyectar si quiere recuperar la confianza de los mercados y de sus socios europeos. “Lo entiendo perfectamente. Muchas personas pueden no comprender en un determinado momento las decisiones que estamos tomando. Pero el problema es la crisis, el paro, la recesión, el desorden de las finanzas públicas. Hay que hacer cambios estructurales y tomar medidas integrales”, ha argumentado Rajoy, que al igual que le ocurriera en el congreso nacional de Sevilla, este domingo ha vuelto a clausurar un evento de estas características con los ciudadanos en las calles, en esta ocasión por los recortes en Educación y Sanidad.
Todas ellas, medidas muy impopulares que el presidente intentará no volver a «adoptar en el futuro», pero que ahora ha considerado imprescindibles para colocar a España en la senda del crecimiento y volver a generar empleo. «Nos hayamos inmersos en la peor crisis que haya conocido el país», ha advertido el presidente. Y por ello, ha asegurado que las «reformas no pararán hasta el final de la legislatura». Rajoy es consciente de que los efectos no se notarán a «corto plazo», pero ha querido ser positivo y ha asegurado que su agenda reformista está destinada a «rescribir nuestra historia de prosperidad». Una historia, que según el presidente, si se comienza a escribir bien puede que comience a notarse positivamente en 2013. «Cada viernes continuaremos con las reformas. Y si se hacen bien, previsiblemente 2013 será mejor», ha alentado Rajoy.
Elsa Sardina Vejo