Corrían las 5 de la mañana y aún quedaban 150 ó 200 indignados en el Puerta del Sol. La tarde había transcurrido sin ningún tipo de incidente, de manera pacífica, pero todo se truncó en la madrugada de este domingo. «La Policía estaba descontrolada», denuncia R. L. a ESTRELLA DIGITAL, una de las sancionadas tras el desalojo forzoso en Madrid, que ha concluido con 18 detenidos y varios heridos.
La jornada comenzó por la tarde. Cuando miles de personas –de manera pacífico-festiva-, y procedentes desde distintos puntos de la Comunidad de Madrid, comenzaron a marchar en varias columnas hasta la Puerta del Sol, punto de encuentro de los ‘indignados’ donde la historia del movimiento 15M comenzó a escribirse hace ya casi un año.
La Delegación del Gobierno de Madrid les había marcado un toque de queda: a las 22 horas deberían de haber abandonado Sol. No obstante, a esa hora nadie se marchó. Todo lo contrario. La céntrica plaza madrileña estaba a reventar. El objetivo que los ‘indignados’ se habían marcado era media noche. Tal y como estaba previsto, a las 00.00 horas, se guardó un minuto de silencio para pedir el fin de «la violencia económica y las guerras». Un minuto mudo, con las manos en alto, una seña ya de identidad de este movimiento ciudadano.
Tras acabar, volvieron los gritos y las consignas, «vuestra crisis no la pagamos». En un principio, la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, dijo que, a menos que se acampara, no habría desalojo, así que la gente se tranquilizó. El ambiente, a partir de media noche, se calmó y miles de personas decidieron permanecer durante varias horas más en la plaza conversando.
A medida que fueron pasando las horas, la gente fue abandonando Sol. Pero un grupo de 150 ó 200 personas decidieron quedarse. No hubo acampada, pero aún así la Policía optó por acceder con rotundidad y desalojar por la fuerza a los que aún permanecían allí. «Yo ya me iba, estaba al lado del caballo de Sol, pero de repente nos rodearon decenas de lecheras y por la espalda nos cogieron y nos arrastraron fueran de la plaza», nos cuenta una de las asistentes.
Les trasladaron hasta la calle del Carmen, y allí les retuvieron «aplastados los unos con los otros» durante unos minutos. Cuando ya estuvieron todos dentro del cordón policial, la Policía les sacó uno a uno y les obligó a identificarse. «A mí me agarraron con fuerza y me insultaron», relata R. L. Al comprobar que los modales no estaban siendo los correctos, esta ‘indignada’ les pidió su número de placa para identificarlos y «ninguno accedió porque ninguno iba con la placa encima», denuncia. Le cogieron la mochila para buscarle el DNI y vieron que su móvil lucía y le increparon para que dejara de grabar. «Yo no estaba grabando, tocarían ellos el móvil sin querer y por eso se encendió la luz», relata. A la vez que esto ocurría, explica esta ‘indignada’, un grupo de policías agredían a otro chico «debajo de unos andamios para que nadie lo viera». Tras estos momentos de tensión, la Policía decidió sancionar a R.L. No sabe cuáles serán las consecuencias. Pero según le han explicado, la denuncia llegará a la Delegación del Gobierno y desde allí se le tramitará la correspondiente sanción.
Aunque su historia no termina aquí. Tras tomarle sus datos, a R.L. le obligan a caminar hacia la Plaza de Callao. La Policía ya no permitía pasar a nadie a Sol. Ella llega a Callao y allí se detiene, pero la Policía se vuelve a poner «nerviosa». En ese momento, habían decidido detenerse «3 chicos, 2 chicas y un periodista», así que los agentes volvieron a actuar. Les arrastraron hasta una pared y les mantuvieron allí durante «un buen rato». «No nos dejaban ni agacharnos, porque rápidamente nos insultaban» explica esta joven. Allí también vio como otro chico era detenido. «Estaban cinco lecheras colocadas en forma de asterisco y en el medio tenían a un chico con la cabeza pegada al suelo».
Hasta las 7 de la mañana no se pudo ir a casa. Aunque está preparada para volver esta tarde a la Puerta del Sol. En protesta por esta actuación policial, el 15-M ha convocado para las 17:00 una concentración de nuevo en la céntrica plaza madrileña.
Elsa S. Vejo