viernes, octubre 4, 2024
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«La monarquía es más eficiente que sus alternativas»

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¿Está a favor o en contra de la monarquía como forma de Estado hoy en España?

Estoy a favor. La monarquía es ciertamente un anacronismo, pero se ha demostrado en general más eficiente que sus alternativas, especialmente  las repúblicas parlamentarias como Alemania e Italia, o incluso semipresidencialistas como Francia y Portugal. La monarquía parlamentaria permite que determinadas funciones, fundamentalmente representativas y protocolarias de los poderes públicos, sean asumidas por la persona que encarna una institución de la cual derivan potentes connotaciones simbólicas en términos de unidad de la nación y de raíz histórica de la misma. Todo ello confiere a la figura del Rey una gran capacidad aglutinadora de voluntades y sentimientos, muy superior a la de un Presidente de la República, designado por las cámaras y cuya identidad y perfiles son grandes desconocidos para el común de la población. Basta con hacer el ejercicio de intentar recordar el nombre del Presidente de Italia, de Alemania o de Israel… Casi todas las respuestas serán que no se sabe o darán equivocadamente el nombre del Primer Ministro. Otra cosa son las repúblicas presidencialistas como los Estados Unidos, donde una sola persona ejerce las facultades de Jefe del Gobierno y Jefe del Estado, que no obstante carecen de las ventajas de la continuidad histórica. En todo caso cada país tiene su historia y España es un país de tradición monárquica.

¿Qué opinión le merecen los últimos escándalos que han afectado a la monarquía?

La institución se ha visto seriamente tocada, más por la voluntad de quienes la quieren erosionar que por sus propias actuaciones, entendiendo por tales las del Rey. El problema de la monarquía es que, a pesar de carecer de poderes efectivos, se convierte en un polo de atracción para quienes quieren ejercer influencia en los más variados ámbitos, políticos, económicos, sociales… Desde la restauración de 1975 se han producido diversos intentos en ese sentido, fundamentalmente intentando embarcar a la Corona en aventuras políticas que una persona responsable (monárquica o no) jamás intentaría. Probablemente el problema esencial ha sido no haber desarrollado un marco legal definido de la institución que la propia Constitución apunta y no haber adaptado la institución a la evolución social y tecnológica, que hace imposible mantener los esquemas de distancia institucional y privada propios de los monarcas de finales del siglo XIX. Tampoco han sido acertados algunos movimientos de pretendida modernización que solo han contribuido a desorientar a la población al difuminar los perfiles institucionales y tradicionales. Si el Rey tiene que ser uno más, entonces en efecto la Monarquía no tiene sentido.

¿Estaría a favor de que el Rey abdicase en Felipe de Borbón?

Respeto la voluntad del Rey, que es a quien corresponde esa decisión. Humildemente creo que sería contraproducente crear la impresión de que existe una capacidad de vetar al Rey y proponer a otro. Detrás de la campaña sobre la abdicación se esconde la operación Felipe VI (a la cual el Príncipe de Asturias es ajeno), que dista mucho de ser un movimiento bienintencionado para fomentar la transparencia y consolidar la institución en la modernidad. Bien al contrario se trata de una de esas operaciones políticas de influencia que determinados grupos de poder económico y político, ayudados por ciertos periodistas que hacen de tontos útiles y que solo pretende crear un polo de poder e influencia, dentro y fuera de España, al margen de los controles propios de una democracia liberal.

Patricia Vico

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