¿Está ud. de acuerdo con que la malformación del feto no sea una causa para terminar el embarazo?
No. Las mujeres tenemos que ser respetadas como seres humanos completos y libres para tomar decisiones que nos afectan y esta ley, evidentemente, no lo hace. Desde Mujeres de IU-CM defendemos el derecho a elegir a abortar de manera libre y gratuita (es decir, en la sanidad pública) y no podemos estar de acuerdo en condicionar ese derecho a una serie de supuestos. Mucho menos podemos estar de acuerdo en limitar dichos supuestos.
¿Atraso o progreso frente a la actual ley de plazos?
Atraso. Aunque la vigente ley, a las feministas tampoco nos parecía perfecta. En general, el movimiento feminista, incluyendo a Mujeres de IU-CM, fuimos bastante críticas con la ley de plazos del PSOE, porque consideramos que la restricción en el número de semanas, es excesivo, especialmente, porque hay muchos embarazos no deseados (adolescentes, casos de especial vulnerabilidad social…) que se detectan o confirman despues de las 14 semanas. Por otra parte, el hecho de poner límites (temporales o de otro tipo) está en la línea que la «modificación Gallardón» propone, que es, considerar que cada mujer no es capaz de gestionar su maternidad y por ello tiene que ser guiada y dirigida por las autoridades.
Esta concepción está detrás de otro de los puntos que no nos gusta y que es el que establece que las mujeres deben ser informadas por escrito de las ayudas públicas de apoyo a la maternidad, y pasar después por un período obligatorio de tres días de reflexión antes de solicitar la intervención. (Como si las mujeres no tuvieramos pensada nuestra decisión, antes de iniciar los trámites). Otra de las críticas es que la reforma no dice nada de la objeción de conciencia, un asunto que debería delimitarse para que “ningún médico de la sanidad pública se pueda negar a practicar un aborto”.
De la misma manera, no nos gusta tampoco la restricciones que se imponen a las menores de 16 años, en cuanto a requerir el consentimiento paterno. Nuestro argumento en este sentido es que si la ley permite tener relaciones sexuales a esa edad (sin autorización paterna), es razonable que también se pueda decidir sobre si se aborta.
¿Protección al feto o a la madre?
No es una cuestión de protección, si no de reconocimiento de la capacidad de decisión. Este Gobierno niega la capacidad y autonomía de las mujeres para tomar decisiones vitales que nos afectan. Nos pretende tutelar, como si fuéramos eternas menores de edad y ridiculiza nuestra capacidad para tomar decisiones. Es cada mujer quien tiene que decidir, si quiere o no, si puede o no, continuar con un embarazo.
¿Competencia política, del médico o de la madre?
Es una competencia de las mujeres, de cada mujer. El reconocimiento o no de este derecho a elegir, de esta competencia, es una cuestión política y ni el Gobierno anterior, ni este, ha reconocido la plena madurez de las mujeres para tomar este tipo de decisiones. Consideran que están en su derecho de decidir por nosotras, mediado por la potente presencia de la Iglesia Católica y están nuevamente, imponiéndonos su moral, en un estado que recordemos, es aconfesional.
¿Ventajas o inconvenientes para madres o familias de no poder abortar por anomalías del feto?
La primera es la humillación de no poder decidir sobre el propio cuerpo y sobre la propia vida. Que te obliguen a tener un hijo que no deseas es medieval, es propio de una sociedad que quiere seguir sometiendo a las mujeres y que nos considera desiguales, puesto que entiende que somos incapaces de tomar decisiones razonadas.
Por otra parte, en cuanto a efectos prácticos, recordar que los niveles de malformación tienen diferentes grados y hablamos en muchos casos de malformaciones tremendas que tienen consecuencias salvajes, tanto a nivel físico, como intelectual, y funcional. En muchos casos, son incompatibles con la vida a medio plazo y en cualquier caso, condenan a la madre (o a los padres) a una vida atravesada por esta discapacidad.
No olvidemos tampoco que el nivel de sufrimiento (físico y emocional) de los menores afectados puede ser tremendo. Obligar a las mujeres a parir hijos con malformaciones incompatibles en el medio plazo con la vida, es una forma de tortura y especialmente, en un momento en que el Gobierno se está desentendiendo de cualquier tipo de apoyo para el desarrollo digno de las personas con discapacidad (supresión de la ley de dependencia, condiciones laborales absolutamente precarias, especialmente para las mujeres, eliminación de redes de apoyo de mujeres…)
En la práctica se producirán gran número de abortos clandestinos, con el grave riesgo para la vida de las mujeres que esto supone y la estigmatización social que pretenden.
Y otras, las que puedan pagarlo, las hijas y nietas de muchos de los que defienden este cambio, se irán a otros países a abortar.
¿Paradójico en un momento en el que el Gobierno de Mariano Rajoy haya recortado las ayudas a la dependencia?
A mí no me parece paradójico. Me parece que encaja perfectamente en un plan que Ruiz-Gallardón explicitó, cuando dijo que las mujeres se convierten en mujeres sólo a través de la maternidad y la familia. Esto es lo que quieren: que las mujeres salgamos del mundo laboral para cuidar de nuestras hijas e hijos. Así, el mercado laboral se deshace de la mitad de los desempleados y el Estado deja de hacerse cargo (como está demostrando en los últimos meses) de la cobertura de necesidades sociales básicas (ley de dependencia, atención médica, escuelas públicas infantiles, eliminación de servicios complementarios…). Todo ello, acusándonos al mismo tiempo de inmorales, por defender otras posiciones. Todo muy católico. Todo muy fascista.
Es un plan perfectamente orquestado. Es una pieza más de la sociedad patriarcal a la que este Gobierno quiere seguir condenándonos.
Elsa S. Vejo