domingo, noviembre 24, 2024
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La mortalidad infantil se redujo en un 41% entre 1990 y 2011

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Varios países en distintas partes del mundo están logrando rápidos progresos en la reducción de muertes infantiles, lo que demuestra que es posible disminuir radicalmente la mortalidad infantil en el lapso de dos décadas, según recoge hoy un informe de UNICEF.

El Informe sobre los Progresos de 2012, titulado El compromiso con la supervivencia infantil: Una promesa renovada, examina las tendencias en las estimaciones de la mortalidad infantil desde 1990, y revela que las reducciones más importantes se han logrado en las tasas de mortalidad de menores de cinco años en todas las regiones y en diversos países. Esto se ha traducido en una firme reducción del número estimado de muertes de menores de cinco años en todo el mundo. Los datos publicados hoy por UNICEF y el Grupo Interinstitucional para las Estimaciones sobre Mortalidad Infantil de las Naciones Unidas muestran que el número de niños menores de cinco años que han muerto a escala mundial se redujo de casi 12 millones en 1990 a un estimado de 6,9 millones en 2011. Cada día mueren unos 14.000 niños menos, lo que supone un descenso del 41%, pasando de 87 muertes por cada mil nacidos vivos en 1990 a 51 el año pasado.

El informe pone de relieve que ni el hecho de pertenecer a una región determinada ni la situación económica es necesariamente un obstáculo para que los países reduzcan las muertes infantiles. Países de ingresos bajos como Bangladesh, Liberia y Ruanda, países de ingresos medios como Brasil, Mongolia y Turquía o países de altos ingresos, como Omán y Portugal, han logrado avances espectaculares al reducir las tasas de mortalidad de los menores de cinco años en más de dos terceras partes entre 1990 y 2011.

«El descenso mundial de la mortalidad de menores de cinco años es un éxito significativo y un testimonio del trabajo y la dedicación de muchos, incluyendo los gobiernos, los donantes, los organismos y las familias», dice el Director Ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake. «Pero también hay asuntos pendientes: millones de niños menores de cinco años siguen muriendo cada año por causas en gran medida prevenibles para las cuales existen intervenciones probadas y asequibles».

«Estas vidas podrían salvarse mediante vacunas, una nutrición adecuada y atención básica médica y materna. El mundo cuenta con la tecnología y los conocimientos técnicos para hacerlo. El reto consiste en ponerlos a disposición de todos los niños».

El informe combina las estimaciones de mortalidad con una descripción de las principales causas de mortalidad de los niños menores de cinco años, y las estrategias de alto impacto que se necesitan para acelerar el progreso. Las muertes de menores de cinco años están cada vez más concentradas en África subsahariana y Asia meridional, que en su conjunto representaron más del 80% de todas las muertes de menores de cinco años en 2011. Como promedio, uno de cada nueve niños de África subsahariana muere antes de cumplir los cinco años.

Más de la mitad de las muertes por neumonía y diarrea –que en total representan casi el 30% de las muertes de menores de cinco años en todo el mundo– se producen en sólo cuatro países: India, Nigeria, Pakistán y la República Democrática del Congo. Las enfermedades infecciosas se caracterizan por estar relacionadas con la inequidad, afectando desproporcionadamente a las poblaciones más pobres y vulnerables que no tienen acceso a tratamientos básicos ni a intervenciones de prevención. Estas muertes se pueden evitar.

Bajo el lema de Una promesa renovada está surgiendo un movimiento en pro de la supervivencia del niño destinado a fortalecer, reorientar y aprovechar dos décadas de avances significativos. La oportunidad para lograr una reducción más drástica de las muertes infantiles prevenibles nunca ha sido mayor.

Desde junio, más de la mitad de los gobiernos del mundo han renovado su compromiso con la supervivencia infantil. España también acaba de anunciar su respaldo a la iniciativa. Entre las cinco acciones prioritarias, los aliados se comprometen a acelerar los progresos centrándose en las esferas donde el reto de la supervivencia infantil es mayor.

Es necesario profundizar en los esfuerzos, particularmente en los países más poblados que tienen una alta tasa de mortalidad. Además de los factores médicos y de nutrición, las mejoras en otras esferas –en particular la educación, el acceso al agua potable y el saneamiento adecuado, una buena alimentación, la protección de la infancia y el empoderamiento de la mujer– también aumentarán las posibilidades de supervivencia y desarrollo del niño.

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