Aunque el escenario ha cambiado, el discurso que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha defendido este lunes ante los socios del Instituto de la Empresa Familiar es el mismo que este sábado desgranó en la rueda de prensa que concedió junto al primer ministro irlandés, Enda Kenny, en Granada: Rajoy es consciente de los sacrificios pedidos a los ciudadanos, de las dramáticas cifras del paro, pero en ningún momento ha pensado en desistir de la política económica puesta en marcha desde el inicio de su legislatura. «Lo importante ahora es no perder el rumbo y no bajar la intensidad del cambio», ha proclamado el líder del Ejecutivo español en la clausura de la Asamblea Anual del Instituto de la Empresa Familiar, según el cual ya hay «hechos» que certifican la transformación -siempre en positivo, a ojos del Ejecutivo- del país.
El líder del Ejecutivo ha admitido su frustración en materia de desempleo y ha reconocido que la situación «es ahora peor que hace un año», ahora bien, la perseverancia sigue siendo la piedra angular de su argumentario. Tres días después de que el Ejecutivo ‘popular’ presentara su «extremadamente conservador» Programa de Estabilidad para 2013-2016, Rajoy ha asegurado que España está «en el umbral» de invertir la situación económica con bases para conseguirlo «cada vez más sólidas». «Sin alharacas, sin triunfalismos que a nada bueno conducen, manteniendo el rumbo y la intensidad en el esfuerzo, seguiremos trabajando por dejar atrás la recesión económica y darle a la sociedad española fundados motivos para recuperar la esperanza», ha aseverado. Sin embargo, ha reconocido que algunos datos no son buenos, como los del empleo, que no han sorprendido al Gobierno y que, además, se convierten en «el mayor incentivo» para aplicar su política.
En este sentido, el presidente del Gobierno ha vuelto a insistir en el carácter conservador de las previsiones y ha reclamado «un análisis desapasionado de nuestra historia económica más inmediata». Según Rajoy, el Gobierno anterior cometió «un terrible error» y vivió «una ensoñación» al «pensar que se podían mantener desequilibrios y, a la vez, el crecimiento de la actividad económica y el empleo». En contraposición a esta actitud, el presidente ha recordado que él ya advirtió de que la recuperación sería difícil y que nunca ha hablado de brotes verdes «prematuros». En esta línea, Rajoy ha reconocido no estar satisfecho con los datos conocidos hasta el momento, ni siquiera con las previsiones elaboradas por su Ejecutivo, pero ha insistido en que su cometido no es otro que revertir la situación actual. «Los cimientos ya han sido puestos», ha reconocido el presidente español, que ha vuelto a enumerar uno por uno los datos positivos del último año: prima de riesgo controlada -«ya nadie habla de rescate», ha recordado Rajoy-, balanza de pagos en superávit, las exportaciones han aumentado y el Tesoro se financia cada vez a mejores intereses.
Así pues, ha resaltado la importancia de no relajar el rumbo reformista y seguir avanzando en la consolidación fiscal con medidas como la autoridad fiscal independiente, en las reformas del sector público, en la sostenibilidad del sistema de pensiones y en la mejora del marco normativo del sistema financiero. A su parecer, el reto que tiene España delante es «difícil», aunque se ha mostrado convencido de que el país no parará hasta convertirlo en una «historia de éxito». «Va a exigir de todos nosotros muchos esfuerzo y mucho acierto», ha subrayado, para resaltar después que ofrecerá como premio un horizonte de recuperación económica que permitirá devolver a España las oportunidades que nunca debió perder.
Los empresarios se quejan ante Rajoy
Los empresarios, durante su intervención inicial, tampoco han querido perder la oportunidad de trasladarle a Rajoy sus inquietudes y preocupaciones. Con un tono amable, pero un trasfondo duro, el presidente del Instituto de Empresa Familiar, José Manuel Entrecanales, ha aseverado que en España «hay miedo a invertir» y ha pedido al presidente del Gobierno más medidas que favorezca la creación de empresas. «Necesitamos que se impulsen las medidas necesarias», ha instado Entrecanales. ¿Cuáles? un marco fiscal «consistente» y nuevos cambios en la «normativa laboral».
Ya en el coloquio posterior, el trasfondo duro se ha mantenido. Los propietarios de las pequeñas y grandes españolas han llegado a preguntar a Rajoy si estaba «satisfecho» con su labor al frente del Ejecutivo y le han pedido más rapidez en la adopción de medidas, sobre todo en aquellas encaminadas a estimular la economía. «De las tres medicinas -ajustes, reformas y estímulos-, llevamos una gran dosis de la primera, un poco de la segunda y nada de la tercera», le ha afeado el colectivo. ¿No se plantea una política económica distinta?, ¿por qué no más radical?, ¿no ha pensado incrementar el ritmo de las reformas?, le ha interrogado. La respuesta de Rajoy a este respecto, la misma que habitualmente da a la oposición parlamentaria cuando le plantea estas mismas cuestiones: La senda ya está marcada -y bien marcada-, ahora sólo queda que Europa también cumpla con su parte del trato.
En este sentido, el líder del Ejecutivo ha vuelto a insistir en que las cosas no van todo lo rápido que le gustaría en Bruselas, pero que el control del gasto público es «imprescindible» para crecer económicamente y generar empleo. En esta línea trabaja el Ejecutivo ‘popular’ y seguirá haciéndolo. «En España seguiremos con el programa de reformas estructurales y en Europa seguiremos dando la batalla con la integración bancaria, fiscal y monetaria», ha explicado Rajoy, según el cual, poner el acento en la «irreversibilidad del euro» sigue siendo clave para que la eurozona supere la recesión en la que aún se halla inmersa.
Pacto nacional con el PSOE
Ya en clave política, los empresarios también han preguntado a Rajoy por un posible pacto nacional con el PSOE. «¿Por qué tras cinco años de crisis no se ha conseguido un gran pacto de Estado?», ha sido la pregunta textual del colectivo. «Francamente no veo a algunos dispuestos a compartir las reformas, aunque mi mano está tendida a ello», ha sido la respuesta del presidente, cada vez más desencantado con los resultados de las negociaciones con la oposición. Así pues, el presidente del Gobierno ha expresado la voluntad de su Ejecutivo de dialogar y llegar a acuerdos con la oposición para salir cuanto antes de la crisis pero ha reprochado al secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que no quiera compartir el «coste» que supone tomar decisiones «difíciles» en la actual situación económica. «Creo que sería bueno que otros hicieran un esfuerzo, pero si no lo quieren hacer, la responsabilidad es del Gobierno y, por lo tanto, el Gobierno no va a abdicar de su responsabilidad», ha exclamado.
En el caso concreto de la ley sobre desahucios -que el Ejecutivo aprobó en el Congreso de los Diputados con los únicos votos favorables del PP-, ha dicho que el Gobierno le ha dado una «solución equilibrada» porque es «importante» preservar el sistema hipotecarario, que ha permitido que millones de personas puedan comprarse una casa y pagar su hipoteca. En el caso de las pensiones espera que haya más consenso, aunque tampoco se ha mostrado especialmente esperanzado. «Vamos a ver si es posible que haya un acuerdo para la sostenibilidad del sistema de pensiones», ha dicho. En su opinión, es «muy fácil» decir públicamente que es «necesario llegar a un acuerdo», pero lo «difícil» es aprobar las reformas que se llevan al Parlamento.
Elsa S. Vejo