sábado, noviembre 23, 2024
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Embalse de Yesa: sin embargo, se mueve

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Quinientos millones de metros cúbicos de agua pueden desbordarse de golpe sobre miles de personas en Navarra. La voz de alarma la ha dado un científico de la Universidad de Zaragoza, Antonio Casas, para el que la situación no es que sea peligrosa, sino directamente “dramática”, tal y como ha expresado ante la Comisión de Comparecencias y Peticiones Ciudadanas en las Cortes de Aragón. Se viven angustiosos momentos aguas abajo de la presa de Yesa, ubicada en el caudaloso río Aragón. En poblaciones como Sangüesa nos les llega la camisa al cuello. El motivo: los deslizamientos de las laderas de los montes que se alzan sobre la presa y que amenazan con fracturarla o con causar su desbordamiento.

Según este experto, “se está jugando con materiales que ya se han deslizado con anterioridad como lo reconocen, por otro lado, los informes de la Confederación Hidrográfica del Ebro”. Los propios informes de este organismo público, señala el científico, dicen que «la presa se está levantando». Y si se está levantando podría ser por la presión de la ladera que se desliza. Cumpliendo el refrán de que la avaricia rompe el saco, las obras para recrecer la presa -en opinión de Casas- podrían amenazar la estabilidad de la presa actual.

Hay quienes le tildan de “alarmista”, pero el científico responde que lo que “asusta” no es lo que él dice, sino lo que indican los propios datos oficiales: “La ladera de la margen derecha de la presa se ha desplazado 180 milímetros al mes, lo que ha provocado deslizamientos graves, como el ocurrido el pasado febrero, que constituyen un riesgo «no admisible» para las localidades situadas «aguas abajo».

Sin embargo, las autoridades discuten sus apreciaciones y le quitan hierro a la cosa. Así, el Gobierno navarro ha dicho que el deslizamiento no es para tanto. Que todo está “bajo control”, destacando «la importante ralentización del desplazamiento, que se sitúa en parámetros que se consideran prácticamente de estabilidad».

Tranquilizar es lo que siempre se ha hecho en la zona, hasta el punto de que lo de ensayar simulacros de evacuación, por ejemplo, no haya estado de moda.

Sin embargo, llueve sobre mojado en esta polémica. Este deslizamiento no es precisamente el primero que se da. Y la inestabilidad de estos terrenos es un quebradero de cabeza desde hace mucho tiempo. Hace unos días el Consejo de Ministros aprobó obras de emergencia para la estabilización de la ladera del estribo derecho de la presa de Yesa, por 10 millones de euros. Un gasto más, que no es el primero precisamente, y que cabe preguntarse si no se habría evitado, a la par que ciertos riesgos, si no se hubiese decidido dar luz verde a las discutidas obras del recrecimiento de Yesa que son la base del problema. Unas obras, realizadas en unos terrenos poco idóneos, y envueltas en una agria y ya vieja polémica en la que no han faltado serias sospechas.

Carlos de Prada

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