El científico Casas emitió un informe sobre el riesgo geológico de la zona que no fue tenido en cuenta
Según comenzaron a avanzar las obras, y a medida que las excavadoras iban comiendo terreno de la base que soporta las laderas, surgieron problemas. En 2003, al excavar para hacer el estribo de la presa en la ladera izquierda, se produce un deslizamiento y una gran grieta que, según la Asociación río Aragón, intentó ser ocultada. En 2004 hay otro deslizamiento, también silenciado, esta vez en la ladera derecha. En 2005 se hacen unas caras obras de hormigonado para intentar estabilizar ésa ladera. En 2006 hay un gran movimiento de terreno hacia el vaso de la presa (en un lugar llamado Monte Mélida). De nuevo habría sido silenciado, hasta que trasciende a la prensa. En 2007 nuevos estudios del Ministerio de Medio Ambiente hablan esta vez de riesgos geológicos y mueven a modificaciones del proyecto inicial de la presa. Ése mismo año, otro científico, Pedro Montserrat, del CSIC, advierte del riesgo de deslizamientos. Y para darle la razón, en julio se producen en la ladera izquierda, obligando a parar las obras y encargar más estudios. En agosto el Gobierno reconoce por fin en público que hay graves problemas de filtraciones en la ladera derecha y que ello puede obligar a levantar un muro de más de 100 metros de altura. A principios de 2008, adjudica la investigación geológico-geotécnica a una UTE de empresas que se denuncia que es la misma que realiza el control y vigilancia de la obra. En abril de 2012 volvió a deslizarse la ladera izquierda, pese a las obras realizadas para evitarlo. En junio se volvió a movilizar el deslizamiento de la ladera derecha. En febrero de 2013 la situación obliga a desalojar decenas de viviendas, que se llenan de grietas. ¿Qué será lo próximo?