El magistrado presidente del Tribunal del Jurado del caso Bretón, Pedro Vela, ha admitido dos nuevos testigos solicitados por la defensa, concretamente la hermana de Ruth Ortiz, la madre de los dos niños supuestamente asesinados, y su excuñada, al tiempo que la acusación particular ha advertido que dichas personas tienen «graves» problemas de salud mental.
En el resumen de los hechos realizados por la partes a los nueve miembros del jurado, el letrado de la defensa, José María Sánchez de Puerta, ha pedido la comparecencia de estas dos personas, que en un principio no estaban citadas, al tiempo que ha mencionado el pasado de algunos miembros de la familia Ortiz, con «una hermana en prisión por tráfico de drogas», y ha cuestionado de nuevo la procedencia de los restos óseos analizados, que un primer momento la perito de la Policía Científica Josefina Lamas dijo que eran de animales, si bien informes posteriores concluyeron que eran de personas humanas.
Al respecto, el abogado ha manifestado ante el jurado que «no se han respetado las normales procesales» en las pruebas realizadas por el forense Francisco Exteberría, en relación a la apertura de la caja que contenía los mismos horas antes de la autorización del juez, de modo que, a su juicio, «carece de valor probatorio alguno». Ante ello, el juez, Pedro Vela, le ha interrumpido para aclararle que la prueba de los huesos es «totalmente válida».
En la exposición de hechos, que se ha prolongado más de dos horas y en el que ha habido un receso para solventar problemas técnicos de sonido de la sala de prensa, la fiscal del caso Bretón, María Ángeles Rojas, ha asegurado que no tiene «la más mínima duda», en base a todas las pruebas recogidas, que el acusado mató «de la forma más cruel posible» a sus hijos, Ruth y José, a quienes tenía bajo su custodia y los llevó a la finca familiar de Córdoba para «cometer el crimen» alejado de las miradas y «quemándolos» en dicha parcela.
De este modo, la representante del Ministerio Público ha comentado que se va «a comprobar» que la «historia» de Bretón sobre la supuesta desaparición de los niños en el Parque Cruz Conde de Córdoba «se ha desmontado poco a poco» y, a su juicio, «es un asesino y mató a sus hijos el 8 de octubre de 2011». Palabras que ha escuchado Bretón con semblante serio y sin esposas, que le han quitado los agentes de la Policía Nacional tras solicitarlo su abogado, José María Sánchez de Puerta.
Asimismo, la fiscal ha recomendado a los nueve miembros del jurado, siete mujeres y dos hombres, que «se tranquilicen» y que «no estén preocupados», y aunque «lamentablemente este suceso ha protagonizado durante mucho tiempo todas las primeras páginas de los medios de comunicación y todo lo que ustedes saben», les ha pedido que «se olviden de todo aquello que sabían con anterioridad» y «todas las ideas preconcebidas con anterioridad», porque «solo se juzgará con las pruebas de la sala».
Entretanto, les ha expuesto al jurado que la defensa «a día de hoy aún entiende» que Bretón perdió a sus hijos en el parque, pese a las pruebas «objetivas que existen», al tiempo que «entiende que los huesos no corresponden a Ruth y José y dice que la Policía por la presión mediática ha cambiado los huesos», algo que, según ha recordado, el propio Tribunal Superior Justicia de Andalucía ha dicho que «han quedado totalmente desvirtuadas las elucubraciones que la defensa vierte sobre los huesos» y que «ha sido imposible un cambio». En definitiva, la fiscal considera que la versión de la defensa es «pura fantasía».
«Estamos en presencia de un monstruo»
Por su parte, la abogada de la acusación particular, María del Reposo Carrero, ha detallado que Ruth Ortiz tenía «claro» desde el principio que «no volvía a ver» a sus hijos, a lo que añade que «cuesta trabajo imaginar que un ser cualquiera sea capaz de hacer lo que ha hecho» Bretón, del que ha advertido al jurado que «a veces parece una persona normal», pero les pide a los miembros que se fijen en su «discurso contradictorio cada vez que habla, impone su voluntad y dirige a su letrado», y no sabe «si sus hijos están aún dando vueltas en el parque».
Igualmente, apunta que no es «un loco» ni ha cometido los hechos por «un impulso o un arrebato», sino que, «estamos en presencia de un monstruo», en alusión a palabras de Ruth Ortiz, y, a su juicio, «una persona malvada».
La pira, también «para Ruth»
Al hilo de ello, asegura que le cabe «una duda» que «a lo mejor se desvela» en el juicio, como es que «la pira funeraria» de la finca «estaba preparada» para los dos niños y la madre, porque en la misma mañana de autos José llamó a Ruth tres veces y no le cogió, de manera que, según Carrero, «si hubiera cogido la llamada» y «le decía que estaban en peligro» los niños, ella iría desde Huelva a Córdoba y aprovecharía Bretón para supuestamente cometer tales hechos. Además, Bretón «estaba preparando un mausoleo» en la finca, sentencia.
Tras recriminar que Bretón es «un estricto que raya lo indeseable» y cuyos hijos «no lo querían, lo temían», la abogada comenta que en la familia del acusado «sabían» que «algo podía ocurrir y era como una muerte anunciada», si bien anticipa que la familia paterna «no se atreverá» a declarar, porque «si dice mentiras como ha hecho» en otras ocasiones, «serían imputados por delito de falso testimonio», motivo por el que cree que podrían ser «la prueba fundamental».
Además, Carrero apunta que el juicio empieza cuando el forense Etxeberría contacta con ella para asegurarle que «no tiene dudas» de que los restos de la hoguera corresponden a un niño y no son de animales, según certificaba la perito policial con un informe «erróneo» y que de no ser por dicho informe «el caso hubiera terminado hace mucho tiempo». En a no hallar AND en los restos, la abogada explica que está «buscado a propósito», al hacer «una gran hoguera» y «no quería dejar cabo suelto», puesto que «sabía que una buena candela y un número de horas era suficiente».
En definitiva, apunta que «no existe ni una sola prueba de parte de la defensa para defender el cuento de lo que ocurrió», de modo que «lo único que tiene es una contrapericial» de que los niños iban con su padre en el coche al parque. Como conclusión, la abogada ha insistido en que le entreguen los restos a la madre para enterrarlos.
«Las acusaciones, suposiciones»
En cuanto a la defensa, el abogado destaca que va a hacer «todo lo posible por llevar al ánimo» del jurado que «las acusaciones se basan en suposiciones y carecen de valor alguno», al tiempo que lamenta que se considere a su cliente como «un demonio, Satanás», después de que «jamás» él le ha hablado de sus hijos «en pasado», por lo que cree que «están vivos».
Al respecto, se pregunta que «una persona que intenta arreglar su matrimonio» en este caso Bretón con una carta y flores a su mujer, «cómo se le puede ocurrir esta locura de matar a sus hijos y quemarlos en la misma hoguera, no es la conducta normal de cualquier persona», ha apostillado el letrado, que indica que «se va a hablar mucho de la identificación de los huesos», que no ha dicho que «se hayan cambiado», sino que va a «intentar demostrar que los huesos que se analizan no son los que se recogieron en la candela».
De este modo, defiende el trabajo de Josefina Lamas, que «nunca se ha equivocado» y en este caso «dijo que eran de animales» los restos y «por casualidad por una simple fotografía» Etxeberría identifica los huesos y concluye que son de humanos, ante lo que proclama que Bretón «es incapaz de hacerle daño físico a sus hijos» y censura que «desde un primer momento ha estado crucificado» y con «un juicio paralelo» que «le ha condenado de por vida». Así, le ruega al jurado que «no lo miren como un ser satánico».