viernes, octubre 4, 2024
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Rajoy sustituye el «España va bien» de Aznar por una nueva marca: «España va mejor»

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El expresidente del Gobierno, José María Aznar, y su delfín, Mariano Rajoy, protagonizan la foto política del verano. El paraje, inmejorable: el Complejo Cultural Residencial Fray Luis de León, en Guadarrama. En la sierra madrileña, a 7 de julio, en la clausura del campus FAES, y después de unas duras semanas de enfrentamientos velados, aunque muy mediáticos, Rajoy y Aznar se reencuentran para decirse, esta vez a la cara, cuáles son sus recetas para lograr la tan ansiada recuperación económica de España. Y ambos han defendido su territorio.

El máximo dirigente de FAES ha aprovechado la presencia del actual líder del Ejecutivo para pedirle a la cara que analice, discuta e «incluso aproveche» las recomendaciones de su fundación sobre cómo debería ser el sistema tributario español. Y Rajoy -en tono conciliador, pero determinante en su empeño-, ha asegurado que tendrá «muy en cuenta» las propuestas del think thank conservador, pero ha vuelto a recurrir a un argumento que habitualmente utiliza con la oposición cuando le exige cambios: que la responsabilidad de gobernar es suya, que cuenta con el respaldo mayoritario de la sociedad y que el rumbo de su política económica es el adecuado. Tal es su convencimiento, que incluso se ha permitido el lujo de ironizar a modo de eslogan publicitario comparando la ‘era Aznar’ con su momento: «No podemos decir ‘España va bien’ pero sí ‘España va mejor’ y el rumbo marcado es el correcto».

De esta manera ha sido como el actual presidente del Gobierno ha encabezado la defensa a ultranza de la política económica puesta en marcha hasta ahora por su Ejecutivo y que tantas reticencias ha despertado entre el sector duro del Partido Popular. Sector duro al que Jose María Aznar ha decidido dar voz. Sin apenas contacto telefónico y mucho menos aún visual, el expresidente del Gobierno inició el pasado 21 de mayo su particular cruzada. En la ya famosa entrevista concedida a Antena 3, y en un tono muy crítico, exigió a Rajoy una acción política más decidida y el cumplimiento del programa electoral con el que ganó las elecciones. En concreto, le pidió un cambio en la política tributaria: urgente bajada de impuestos. E incluso no descartó volver a la política si ello era bueno para los españoles.

A partir de entonces, se desató un cruce de declaraciones sin precedentes entre presidente y expresidente de Gobierno de igual signo político. Hace años que la relación no es buena, y en estas últimas semanas se ha evidenciado aún más. El aún presidente de Honor del Partido Popular no oculta ya su intención: debilitar la figura política de Rajoy y colocar al frente de su formación a un nuevo candidato. Tal y como avanzó ESTRELLA DIGITAL, José María Aznar ya tiene un nuevo «mirlo blanco», sólo espera el momento adecuado para presentarlo. Rajoy, por su parte, y ajeno a estas oscuras estrategias asegura estar centrado en una única cosa: volver a recuperar el crecimiento económico de España para crear empleo. No le queda otra, y más aún teniendo en cuenta los últimos sondeos -que auguran el fin de bipartidismo- y el último CIS que reitera la preocupación de los españoles por la crisis.

Por ello, ha aprovechado esta intervención ante muchos de sus críticos para volver a incidir en la que comienza a ser su nueva marca: «España va mejor». La corrección del déficit, la prima de riesgo, las exportaciones, la inflación y los últimos datos del paro son los avales puestos encima de la mesa por el presidente del Gobierno. Asegura no estar satisfecho «aún», aunque tampoco cree que sea «justo» hacer un balance al principio. «No conduce a nada», ha advertido Rajoy, que ha recordado que aún quedan dos años y medio de legislatura. «Estamos mejor que en julio de 2012, pero mucho peor que lo que estaremos en julio de 2015. Ese es nuestro objetivo. Podéis estar convencidos», ha zanjado.

Reforma fiscal, las recetas de Rajoy

Así pues, ha insistido en las reformas estructurales. Y no sólo en las acometidas ya, sino en las que se van a acometer en un futuro próximo. En este sentido, se ha centrado en la reforma estrella de las últimas semanas, la que mantiene enfrentados a presidente y expresidente: la reforma fiscal. Si algo ha quedado claro es que Rajoy no quiere más incendios, pero tampoco quiere proyectar una imagen blanda a este respecto. No quiere que nadie piense que Aznar le marca la agenda, y aunque ha asegurado haber «recibido» la propuesta de FAES ha querido dejar constancia de las líneas generales que seguirá el grupo de expertos designado por él mismo para diseñarla.

Mayor simplicidad; suficiencia del sistema, de manera que permita obtener recursos suficientes para que los poderes públicos puedan ejercer las competencias que el ordenamiento jurídico les asigna; favorecer el desarrollo económico del país; eficiencia para incentivar la creación de empleo, el crecimiento y la internacionalización de las empresas; y favorecer el desarrollo social con medidas dirigidas a las familias o personas discapacitadas son algunas de las propuestas que este domingo ha adelantado Rajoy y que asegura que estarán listas durante el primer trimestre de 2014.

‘Aparente’ normalidad

Aunque este domingo no sólo eran importantes las palabras, los gestos también eran claves. Máxima expectación en Guadarrama. Varias decenas de cámaras se agolpaban desde primera hora de la mañana a las puertas del Complejo Cultural Residencial Fray Luis de León. El objetivo: captar la que muchos no han dudado ya en calificar como la foto del año. Faltaban diez minutos para que comenzara el acto que ha motivado este ‘esperado’ encuentro cuando el expresidente del Gobierno ha irrumpido en el recinto, acompañado de su mujer, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella. Y poco minutos después lo hacía el actual líder del Ejecutivo.

La ‘aparente’ normalidad ha reinado en todo momento. Apretón de manos, palmadita en la espalda y breve conversación ha sido el guión pactado por ambos. No ha habido lugar para la improvisación. Todo estaba medido, había demasiados ojos puestos en estos momentos. Muchas han sido las preguntas lanzadas por los periodistas, pero no ha habido respuestas. Con un gesto de negación, Aznar ha despachado a la nube de periodistas que el rodeaba y que le pedía una valoración sobre las últimas informaciones reveladas por El Mundo sobre la supuesta financiación ilegal del PP durante 20 años. Sus entornos siguen insistiendo en que ambos están «tranquilos».

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