«Un tsunami tipo Fukushima en España es improbable». Antonio Aretxabala, geólogo especialista en Patologías y Geotecnia, Máster en Riesgos de la Universidad de Navarra explica a ESTRELLA DIGITAL que la zona de Castellón donde está situada la plataforma Castor no reúne las condiciones para que se dé un maremoto.
Tras los continuos movimientos de tierra en la zona de Vinaroz provocados por el intento fallido de inyección de gas a casi dos kilómetros del subsuelo, los nervios trinan en un espacio que recoge dos centrales nucleares. La central de Vandellós, a pie de la cala Gestell de Tarragona y la central de Ascó, a 45 kilómetros en línea recta de la costa.
Aretxabala trata de calmar los ánimos sensacionalistas argumentando que los maremotos sólo se pueden dar en condiciones muy especiales. «En la zona de la plataforma Castor los pequeños terremotos que crean un efecto dominó en las fallas pueden provocar corrimientos de tierra en la zona del Delta». Asegura que los terrenos arcillosos del lugar podría dejar una caída de la tierra en la zona del mar provocando fuertes olas, pero nunca maremotos. Aretxabala insiste en que se trataría de un efecto secundario si los sismos comenzaran a desestabilizar las laderas del Delta del Ebro: «Cuando hablamos de una ola grande se trata de una subida anormal del mar de medio metro o como mucho un metro».
Según asegura este geólogo especialista en Patologías y Geotecnia, el tipo de fallas que hay en España no son susceptibles de provocar un maremoto. «Nunca se va a producir un salto vertical de la falla, que es lo que provocaría un tsunami, porque las fallas de la Península no son del tipo que los provoca, esas se encuentran por ejemplo en California. Aquí los únicos movimientos serían horizontales, nunca verticales», argumenta.
Tsunami fallido en Sumatra
Antonio Aretxabala recuerda cómo el pasado mes de abril de 2012 hubo una alerta fallida de tsunami en Sumatra tras un potente terremoto que alcanzó los 8,7 grados en la escala Richter. Tras la macabra catástrofe natural del 26 de diciembre de 2004 que arrastró más de 275.000 víctimas, el aviso de tsunami de 2012 provocó el pánico en 28 países del Océano Índico. Las autoridades tailandesas evacuaron las localidades costeras de las provincias de Phuket, Krabi y Phang Nga, al suroeste del país. En Malasia, Sri Lanka, India y Maldivas, también hubo evacuaciones. Los habitantes de la zona abandonaron las ciudades en coche y moto buscando refugio en lugares altos. La operación salida causó interminables atascos. Finalmente el terremoto provocó olas de entre 80 centímetros y un metro en la costa de la provincia de Aceh, ambas en Sumatra, y de 10 centímetros en el litoral tailandés. No hubo víctimas y daños materiales. «Simplemente se trató de un corrimiento de montañas porque el salto de las fallas no fue hacia arriba», explica Aretxabala.