Los ciudadanos de Torreperogil, un municipio de Jaén, salen a la calle. Tras un año en el que han sufrido más de 3.000 terremotos, habitantes y administraciones locales están hartos de sentirse la «reserva india» de Andalucía sin que nadie les dé una respuesta a la causa de los sismos. Este martes, tras los últimos terremotos vividos en la zona, uno de 3,7 grados el sábado y otro de 3,2 el domingo, los habitantes hacen la guerra como pueden: en la calle.
Están indignados. Nadie les hace caso. Y, lo peor, las comparaciones. Los 7.720 ciudadanos de Torreperogil han visto cómo el Gobierno de Mariano Rajoy se ha volcado en solucionar de manera inmediata la situación en Castellón por el ‘caso Castor’. Sin embargo, desde la Red Sísmica del Instituto Geográfico Nacional, el director Emilio Carreño, asegura que el informe sobre lo que ocurre en estos municipios «está prácticamente concluido». La presión es fuerte. Fomento lleva cuatro meses preparando un informe que nunca llega. Lo peor, asegura Carreño, es que el documento no va a ser concluyente: «Para concretar las causas se requiere un análisis mucho más amplio». El Ayuntamiento de Torreperogil exige a las autoridades que aporten «de forma inmediata las conclusiones» de los trabajos de estos expertos. Mientras, la primera información sobre los sismos que aparece en la página web del consistorio se titula: «Cómo ayudar en momentos de ansiedad y miedo por los terremotos». Los ciudadanos están intranquilos después de soportar el movimiento en sus pies casi 365 días. Muchos han salido de sus casas y buscado cobijo en coches y explanadas abiertas. Aunque hasta el momento no ha habido daños personales, ni ningún daño material grave, el problema está en «lo que pueda pasar».
Por el momento sólo hay dos teorías y ninguna oficial.
La primera, la de la hidrosismicidad de Miguel De Las Doblas y Antonio Aretxabala, que se presentó el pasado mes de mayo en el Congreso Anual de la American Geophysical Union celebrado en Cancún (México).
Los geólogos Miguel de Las Doblas del CSIC gran conocedor de la sismicidad inducida y el primero que puso las extracciones de agua en Lorca en el punto de mira, con el experto en resiliencia sísmica de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, Antonio Aretxabala, se personaron de manera independiente en Torreperogil para conocer qué estaba ocurriendo. Según estos expertos lo que sucede en la localidad jienense podría deberse a la extracción incontrolada de agua de los acuíferos (más de 800 pozos, muchos de ellos ilegales) y una sequía histórica seguida de las fuertes lluvias récord de la historia que cayeron entre octubre de 2012 y junio de 2013. «En el año 95 se comenzaron a explotar los acuíferos en la Loma de Úbeda para el riego de la oliva y la producción de aceite. A día de hoy hay más de 800 pozos y no sólo para esos fines». Explican que a medida que se iban acabando los acuíferos, se extraía agua a más profundidad hasta llegar a los 1.500 metros: «Están explotando aguas fósiles que tienen miles de años». «En agosto de 2012 estaba todo seco. Un mes más tarde, en septiembre, se puso a llover de forma brusca y se fue rellenando desde un nivel de agua que ya había bajado más de 100 metros. La Loma de Úbeda pasó de ser una esponja seca, a una esponja empapada. El aumento del peso fue importante y recayó sobre toda la Loma y su basamento fracturado; las fallas, reaccionaron reajustando el sistema, aumentaron enormemente las presiones de fluidos e intersticiales y las direcciones del flujo cambiaron como nunca antes en miles de años había sucedido», explican.
Una segunda teoría, que el Ayuntamiento de Torreperogil y varios expertos descartan por completo, es que los sismos se produzcan por los trabajos para la exploración de gas en la zona de La Loma de Úbeda. Francisco Mendieta del Partido Andalucista de Jaén aseguró a este periódico que en el decreto de la Junta de Andalucía de mayo de 2012 se avisaba de que los trabajos podían dar lugar a los seísmos.