El embajador estadounidense en Madrid, James Costos, ha abandonado poco después de las 11:00 horas el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación donde ha sido convocado por el Gobierno español para que dé explicaciones sobre el espionaje del que han sido objeto ciudadanos españoles. Costos no ha querido hacer declaraciones al término de su encuentro con el secretario de Estado para la UE, Iñigo Méndez de Vigo, que ha sido quien le ha recibido en el Palacio de Santa Cruz, ya que el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, se encuentra de viaje en Polonia.
El secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, que abordó este tema con responsables norteamericanos en el verano en Washington, también está fuera de España, de visita en los países del Golfo Pérsico.
El embajador ha llegado puntual al encuentro a las 10:30 horas y ha permanecido en Santa Cruz unos 40 minutos.
La convocatoria de Costos se produjo el viernes pasado por orden del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien entonces aseguró que el Ejecutivo no tenía «constancia» de que España hubiera sido objeto de un espionaje similar al que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense había llevado a cabo en otros países como Alemania o Francia.
Sin embargo, el diario ‘El Mundo’ ha revelado este lunes que la NSA espió más de 60,5 millones de llamadas telefónicas en España entre el 10 de diciembre de 2012 y el 8 de enero de 2013, de acuerdo con un documento filtrado por el excontratista Edward Snowden.
Numerosos medios de comunicación se agolpaban esta mañana a las puertas del Palacio de Santa Cruz –sede histórica del Ministerio– para grabar la llegada y salida del embajador.
Hasta el Ministerio también se ha acercado el sociólogo Martín Sagrera Capdevila, de 78 años, con una pancarta en la que se podía leer, en español e inglés, ‘EEUU nos espía y nos roba».
Sagrera ha señalado a los medios de comunicación que esperaba que el Gobierno español «sea firme» en su condena del espionaje realizado por EEUU. En su opinión, debería haber sido el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el que tendría que haber recibido al embajador.
Pero se ha quejado de que Rajoy es un «indeciso» que está llevando a España a una situación «peor de la que ya tenía».