martes, noviembre 26, 2024
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La leyenda manchega de «El Doctor»

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La leyenda de los alemanes, en plena Mancha, resultó ser cierta. Aún hoy una discreta guardia militar esconde unos edificios, Atenas y un búnker bajo una finca entre los términos de Manzanares y Moral de Calatrava, al norte de una pequeña sierra, delata la presencia de una instalación militar. Construida con tecnología y personal alemán en 1961, es «El Doctor», la finca desde la que se escuchan las emisiones en ultra baja frecuencia del Magreb.

La situación geográfica de España la han convertido en un aliado de excepción incluso en los duros tiempos del franquismo. El Estrecho en un caramelo demasiado jugoso como para que lo dejen pasar los servicios de inteligencia. Y no lo hacen. El espionaje masivo de IP’s está relacionado con el tráfico de internet y smartphones. Pero en África, en el norte del continente, en el Magreb y el Sahel, esta tecnología no está tan extendida. Por eso son útiles las estaciones de escucha situadas en pleno Parque Natural de Los Alcornocales (Cádiz) una atalaya que da a África, Vejer de la Frontera (también Cádiz) y en Canarias.

Los alemanes se han ido, los americanos no. «El Doctor», la base secreta de Ciudad Real, ha dejado de ser tan útil desde que el espionaje se hace en las centralitas de datos de las compañías telefónicas. Pero las comunicaciones GSM del Magreb sí son muy importantes y, según las revelaciones del general director de la NSA, pasan con fluidez a los aliados norteamericanos.

Pero eso no quiere decir que «El Doctor» esté inactivo. La guardia militar es sumamente discreta. Dentro, varios conjuntos de edificios y antenas, unidos por el subsuelo, donde está el verdadero cerebro de esta base secreta. Pasillos que unen búnkeres, con al menos dos niveles. Varios ascensores de considerables dimensiones –tanto como para que entre un camión militar- unen el subsuelo con la superficie. Los testimonios de quienes han estado dentro son sucintos y discretos. En el interior de la estructural comedores y salas de descanso del personal, además de las salas técnicas de control de instalaciones y proceso de la información obtenida. El personal vive allí durante los turnos, que son de varios días.

Discreción en una zona poco habitada de La Mancha, entre carreteras secundarias, en las que no se dejan ver vehículos militares, sino camuflados y por la que patrulla la Guardia Civil en busca de mirones. La actividad voyeur está allí reservada para los servicios públicos de espionaje.

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