Antonio Aguilar tiene 43 años, es propietario de un gimnasio en la localidad valenciana de Gandía y él también ha logrado vencer a Bankia. No le ha hecho falta ni acudir a juicio. Un juzgado valenciano ha fallado en contra de la entidad bancaria en audiencia previa. Antonio recuperará su dinero: un préstamo de 90.000 euros, que nunca utilizó y del que sin embargo sigue pagando capital e intereses. «Un sinsentido que casi me arruina la vida», se queja amargamente el afectado.
Haber sido estafado con las preferentes por su banco casi le hace perderlo todo. «Siempre pensé que los bancos servían para que no te robaran el dinero y mira con lo que me encontré», explica a ESTRELLA DIGITAL. Para Antonio y toda su familia han sido probablemente los dos años más duros de su vida. «Me dejaron a menos 3.000 euros en la cartilla. Pasé de tener 90.000 euros a no tener nada». Al final pudo mantener su negocio abierto, pero a base de mucho esfuerzo. Vendió su coche, el de su padre y una moto Harley valorada en 18.000 euros para «poder tirar adelante». «Lo que hemos pasado estos años no se paga con dinero».
«Lo que hemos pasado estos años no se paga con dinero»
Su pesadilla comienza en 2009, cuando pidió un préstamo de 90.000 euros porque quería ampliar su negocio. Dinero que nunca utilizó. Empezó a notar por esas fechas que los clientes fallaban y prefirió esperar para hacer la reforma. Decidió no devolver el dinero, quedárselo, meterlo en un plazo fijo y esperar a que la situación mejorara para darle uso. Y entonces fue cuando todo se complicó. «Te lo voy a poner de una manera que te va a dar más intereses», le dijo su contacto en el banco. «Y yo le respondí que lo que él me dijera. Que él era el que sabía. Lo único que le remarqué es que fuera en algo seguro y que no hubiera ningún problema luego con ello. Yo nunca desconfié de este señor», explica Antonio, que sí recuerda un detalle que le extrañó: «firmé muchos folios y nunca había sido así con el resto de plazos».
Antonio nunca habló con el banco del tiempo de vencimiento de su supuesto plazo; él en lo único que insistió fue en poder sacarlo cuando lo necesitara. «Sin ningún problema. En 24 horas tendrías el dinero disponible», le respondió el trabajador de la entidad. Como hasta el momento siempre había sido así, Antonio nunca desconfió. Hasta que quiso volver a recuperar el préstamo. Ahí empezó su lucha.
En 2011 quiso retomar la reforma de su local que había dejado aparcada unos años antes por culpa de la crisis. Necesitaba dinero para comprar máquinas y pagar a lo obreros, así que llamó a su banco para que le pasaran parte del dinero que supuestamente tenía en un plazo a su cuenta, pero la ‘burbuja’ de las preferentes por entonces ya había pinchado. Las preferentes son participaciones perpetuas, de las que nunca se puede salir, a menos que otra personas te las compre. Antes de que estallara la crisis, los bancos las colocaban con cierta facilidad. Se las vendían a unos, y cuando estos necesitaban recuperar el dinero, siempre encontraban a otros compradores que recogieran el testigo. Pero cuando la crisis económica se recrudeció y los clientes de los bancos decidieron no mover más su dinero, es cuando llegaron los problemas.
«Vale, de acuerdo». Esta fue la respuesta que el trabajador de Bankia le dio a Antonio. Pero nunca cumplió con su palabra. Llamó en infinidad de ocasiones y durante varias semanas le estuvieron dando largas. El dinero nunca llegó a su cuenta. Antonio decidió acercarse a su banco; y ahí empezaron las excusas: «Esto ha cambiado. El Banco de España no nos da el dinero». El caso es que siguió confiando en el banco, pero le volvieron a engañar. Para hacer frente a los pagos que tenía pendientes y en vista de que tardaría en recuperar su dinero, Bankia le recomendó que se hiciera una tarjeta de crédito abusiva: «Tuve que pagar el 25% de intereses de una tarjeta que nunca me explicaron cómo funcionaba». Y además le intentaron convencer para que pidiera otro préstamo, pero él se negó.
«La defensa de Bankia tiene la orden de recurrirlo todo»
En vista de que Antonio no daba su brazo a torcer y exigía la devolución de su dinero; el banco le presionó para que canjeara los 90.000 euros que tenía en preferentes por acciones de la entidad. «Acciones que se inventaron», denuncia Antonio. Todo era un engaño. Pasaban los meses y él seguía sin su dinero. Acudir a la justicia se convirtió en su única opción. Una dura decisión, puesto que Antonio nunca antes había denunciado a nadie, pero la que finalmente le ha resuelto el problema.
No ha hecho falta ni juicio. «El juez lo ha visto tan claro jurídicamente que después de celebrarse la audiencia previa ha decidido que ni siquiera hace falta celebrarse un juicio», explica a este diario Jaime Navarro. El juez –»harto de que los bancos sigan tomando el pelo con estos casos», remata el abogado- ha decidido condenar a Bankia. «La sentencia es muy larga y está muy razonada. Con los documentos que se han adjuntado ha sido suficiente».
Aunque es muy probable que la entidad recurra la decisión de este juzgado. «La defensa de Bankia tiene la orden de recurrirlo todo», explica Navarro. El siguiente paso sería la Audiencia Provincial. «Se supone que no tiene que haber cambios, puesto que el caso está claro», relata Jaime Navarro, «pero habrá que esperar a que se pronuncie», remata el letrado, dueño de uno de los despachos de abogados especializados en preferentes más importantes de este país.