Como si de dos Españas se tratara. Frente al «triunfalismo» del que ha hecho gala el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, -aunque él asegure haber huido de él-, se ha situado un «apocalíptico» secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. Así se han etiquetado el uno al otro. El primero, empeñado en alardear de los datos económicos que más le beneficiaban para poner en «modo on» la campaña electoral que se avecina. Y el segundo, dispuesto a desbaratar todo el argumentario principal del Gobierno, precisamente por la misma razón del primero. Las últimas encuestas auguran un duro combate entre las dos principales fuerzas nacionales en los próximos comicios europeos, y ambos líderes están luchando por lo suyo.
El presidente del Gobierno ha dicho en varias ocasiones no querer ser «triunfalista», aunque los argumentos empleados lejos parecen quedar de este propósito. «Ha variado nada menos que el rumbo, señorías: hemos invertido la dirección de nuestra marcha, hemos pasado del restroceso al avance, de la caída a la recuperación, de la amenaza a la esperanza. Por resumirlo todo en una imagen, si me lo permiten, hemos atravesado con éxito el cabo de Hornos». Así, con esta exultante declaración, y marcada en negrita en su discurso, ha arrancado Rajoy su primera intervención. El núcleo de su primer discurso, los datos económicos. No se ha salido ni un milímetro del guión que se esperaba. El presidente del Gobierno ha vuelto a rescatar el «España va bien» de su antecesor. No con estas palabras, que ya hubiera sido apoteósico, pero sí en su sentido general. Así pues, Rajoy se ha ocupado muy mucho de insistir en que él ya no habla de «previsiones, sino de resultados», en clara referencia a la revisión al alza que ha hecho la agencia Mood'ys este fin de semana de la calificación de la deuda española.
En vista de este optimismo desmesurado, el presidente ha anunciado la revisión al alza del crecimiento económico hasta el 1%, tal y como estaba previsto. Y ha asegurado que en 2014 se creará «empleo neto». Entre sus 'logros' anunciados en pleno autobombo: la economía española ha pasado de la recesión al crecimiento eonómico; el desempleo ha descendido por primera vez desde 2007; el nivel de los precios se mantien en el entorno del 0,2%; la balanza de pagos por cuenta corriente presenta un saldo positivo por primera vez desde 1998; se ha producido una cifra récord en la cifra de exportaciones; la inversión extranjera está en alza y la prima de riesgo «se ha reducido a menos de la tercera parte desde su máximo». Éstas han sido las bazas utilizadas por el presidente del Gobierno, pero para muchos de los presentes este martes en el Hemiciclo no han sido suficientes. ¿Y qué pasa con la atroz desigualdad que existe en España? Esta ha sido una de las cuestiones más generalizadas. Las españoles siguen sin percibir estas mejoras.
Por esta razón, enfrente, y con una misión clara -bajarle de las nubes-, se ha encontrado con un líder de la oposición especialmente duro: «¿En qué país vive usted, en qué país, señor Rajoy?». Éste ha sido el primer 'bofetón' de Rubalcaba, quien ha destinado gran parte de este discurso precisamente a la grave desigualdad que afecta a España. Lejos de los datos macroeconómicos, el objetivo de Rubalcaba ha sido bajar a Rajoy a la tierra y contarle cómo están realmente los españoles. Según el socialista, Rajoy ha defendido este martes que lo peor de la crisis ha pasado ya, que no tenía «otro remedio» que hacer lo que ha hecho y que además no le ha gustado «mucho» hacerlo. «Para millones las cosas peores están por delante, ustedes siempre han actuado contra los más débiles y usted con la crisis como coartada ha hecho lo que la derecha siempre quiso hacer y ni tan siquiera se atrevió a plantear públicamente. Tres mentiras, tres», ha aseverado el socialista.
Así pues, y como hiciera Rajoy por la mañana desde la tribuna, Rubalcaba ha leído una serie de titulares de prensa recientes para contrarrestar los que ha blandido el presidente del Gobierno en defensa de su gestión económica. Según el líder del PSOE, los medios hablan de la «destrucción de 184.000 puestos de trabajo», una reforma laboral que «baja los sueldos el 10%», niños «en riesgo de pobreza» y una ley del aborto que «dañará la salud de las mujeres». Así pues, el líder de los socialista se ha encomendado una misión que ya considera ineludible: liberar a los españoles del yugo de la derecha. En este sentido, Rubalcaba ha insistido en que Rajoy no podrá hablar de «recuperación» hasta que no se «les quite de encima esos recortes y les devuelva sus derechos». Y en vista de que el Ejecutivo no lo hará, los socialistas han garantizado que lo harán ellos cuando vuelvan a La Moncloa. .
Una hora y media de reproches
Como ya viene siendo habitual en este tipo de debates parlamentarios, los reproches han estado a la orden del día. Los trapos sucios han volado por los aires. Tanto, que Rubalcaba ha llegado esta vez preparado para combatir el debate de la herencia recibida. En esta ocasión, el socialista ha recurrido a un artículo del actual presidente del Gobierno «sobre los hijos de la estirpe» -firmado en 1983 en El Faro de Vigo-, para demostrar que lo que Rajoy ha hecho durante estos dos últimos años no ha sido fruto de las políticas de los socialistas, sino de sus propios pensamientos, que no son otros que los de «una persona de derechas», que promueve y defiende la desigualdad. «Han utilizado la crisis de coartada para hacer lo que siempre quisieron hacer y no se atrevieron», ha insistido el socialista.
«¿De qué presume?», le ha preguntado irónicamente Rubalcaba a Rajoy, no sin antes recordarle el recorte en médicos, profesores, pensiones y funcionarios. Los mismo que precisamente le ha reprochado el presidente al líder de la oposición. Rajoy ha acusado a Rubalcaba de hacer “demagogia” y tirar de presagios “apocalípticos” para lograr su objetivo. «El mayor recorte social que ha conocido la nación son los 3,4 millones de parados de la pasada legislatura, los 70.000 millones perdidos en la recaudación por grandes sociedades en ese mismo periodo y los 26.000 millones del déficit de la tarifa eléctrica acumulada», ha zanjado Rajoy, quien ha reprochado a Rubalcaba no hablar ni de «datos» ni de «argumentos» concretos.
Inmigración y Cataluña
A parte de la economía, la inmigración y Cataluña han sido otros de los asuntos que han centrado este debate. Especialmente ofendido se ha sentido el presidente con el líder de los socialistas por sacar el tema de Ceuta a relucir. Rajoy ha reconocido tratarse de una auténtica tragedia, pero ha recordado que no ha sido la única. Así pues, ha recordado a los socialistas que la inmigración siempre ha sido una política de Estado y que nunca se ha reprochado entre gobiernos. Rubalcaba, por su parte, ha insistido en que «una cosa es la política de estado y otra analizar un suceso dramático que ha costado la vida a quince personas. Analicemos qué pasó. Primero la verdad; y después, las responsabilidades si las hay», ha espetado Rubalcaba.
Respecto a Cataluña, tanto Rajoy como el secretario general de los socialistas han coincidido en que no se aceptará la consulta soberanista, pero difieren en la estrategia para hacer frente a esta situación. Mientras Rajoy sigue aferrado al inmovilismo que tanto le caracteriza, Rubalcaba apuesta por el diálogo. Así pues, los socialistas de nuevo han vuelto a tender la mano al Ejecutivo para acometer una reforma de la Constitución que permita encontrar encaje a Cataluña dentro de España.