Elena Poniatowska ha recibido este miércoles el Premio Cervantes 2013 y durante su discurso ha reivindicado tanto a las tres mujeres que la han precedido en este honor (María Zambrano, Dulce María Loynaz y Ana María Matute), así como a las personas que «menos tienen».
Según ha destacado, «ningún acontecimiento» en su vida profesional ha sido «tan importante» como este premio que un jurado otorga a una «Sancho panza femenina» que «no es Teresa Panza ni Dulcinea del Toboso», ni tampoco «la princesa Micomicona que tanto le gustaba a Carlos Fuentes».
Ella, en cambio, ha precisado, es «una escritora que no puede hablar de molinos porque ya no los hay y en cambio lo hace de los andariegos comunes y corrientes que cargan su bolsa del mandado, su pico o su pala, duermen en la buena ventura y confían en una cronista impulsiva que retiene lo que le cuentan».
Poniatowska ha iniciado su discurso con un especial recuerdo al fallecido escritor colombiano Gabriel García Márquez, quien «con sus 'Cien años de soledad' le dio alas a América Latina». «Y ese gran vuelo es el que hoy nos levanta y hace que nos crezcan flores en la cabeza», ha dicho.