sábado, septiembre 21, 2024
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La maldición Suárez

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El cáncer se ceba con la familia Suárez Illana. Cinco de los siete miembros del 'clan' han luchado con uñas y dientes contra esta maldición. Una dura y tediosa enfermedad que incluso acabó con la vida de dos de sus miembros. La primera, Amparo Illana Elórtegui, la mujer del expresidente Suárez, que murió en 2001, después de siete años de larga enfermedad. Y tres años después, su primogénita, Marian. A ambas se les diagnosticó cáncer de mama, y ninguna de ellas consiguió superarlo. Cuentan quienes conocieron a Adolfo Suárez, que fueron los dos grandes «palos» de su vida.

La pesadilla comenzó en 1992. Justo poco después de que el primer presidente de la democracia decidiera abandonar la vida política para precisamente dedicar más tiempo a su familia. El primer mazazo llegó con su hija mayor, el primer miembro de la familia a la que le diagnosticaron esta enfermedad. Tenía 29 años y estaba embarazada de su segundo hijo, de hecho, decidió posponer la quimioterapia hasta después del parto. Una decisión que probablemente le agravó la enfermedad. En escasos meses, la grave dolencia que padecía se le extendió al pulmón, al cerebro y el hígado. Consiguió sobrevivir a la enfermedad once años más. Aunque en 2004 el fatídico desenlace llegó: fallecía la primogénita del expresidente.

Justo tres años después que su madre, aunque su diagnóstico fue posterior. No sería hasta 1993, durante una revisión rutinaria, cuando Amparo Illana fuera informada de que padecía la misma enfermedad que su hija mayor. Durante siete años luchó contra el cáncer, pero en 2001, a los 66 años, falleció después de que la enfermedad se le extendiera del pecho al esternón y cerebro. En marzo de 1998 se hizo un trasplante de células periféricas, una alternativa al de médula. Y en 1999 comenzó un calvario de intervenciones quirúrgicas que no impidieron que el desenlace fuera el que fue: moría a las tres de la tarde del 17 de mayo de 2001, rodeada de toda la familia. El día más triste de la vida de Suárez, cuentan las crónicas de la época. Adolfo y Amparo se conocieron en Ávila, se casaron en 1961 y juntos tuvieron cinco hijos: Maria Amparo (Mariam), Adolfo, Laura, Sonsoles y Javier.

Y a partir de aquí, la vida de los Suárez nunca volvería a ser igual. Pocos meses después de la muerte de su hija mayor, en 2005, la familia informaba de que el expresidente padecía Alzheimer. Olvidó quién fue y lo que hizo por la democracia española. Una triste enfermedad que le permitió vivir sin ningún sufrimiento los siguientes golpes que la vida la tenía preparados. Sus dos hijas pequeñas también serían diagnosticadas de cáncer. Sonsoles, la periodista, se sometió en 2008 a una operación para extirparle un tumor descubierto en la mama, y Laura hacía lo mismo en 2012, con 46 años de edad. Ambas han conseguido superar la dolencia, pero el destino ha querido que 2014 no esté siendo un buen año para la familia Suárez.

El pasado 23 de marzo fallecía el expresidente. Y este lunes conocemos que su segundo hijo, Adolfo Suárez Illana, también ha sido tocado por la maldición del cáncer. Según ha confirmado al diario ABC,  sufre un cáncer de garganta por el que deberá someterse a una intervención quirúrgica esta misma semana. «Efectivamente, me ha tocado la lotería. Estoy entero, estoy bien, estoy fuerte, confiado y en manos de Dios y de los médicos para salir de ello».

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