No ha sido una semana fácil para el Partido Socialista. Y la sesión de control al Gobierno de este miércoles no ha hecho nada más que complicar su escenario de cara a las próximas elecciones europeas. Suele ser habitual que durante estas sesiones previas a unos comicios se utilicen las intervenciones en las Cortes Generales para afear aún más si cabe al partido que está en el poder. Pero Rubalcaba ha conseguido el efecto contrario. Después de una semana intentando negar que el PSOE esté dispuesto a pactar con el PP una futura coalición que les permita seguir gobernando, llega al Parlamento Nacional y vuelve a escenificar su acuerdo con Mariano Rajoy en materia comunitaria.
Desde hace años, las proclamas ciudadanas que suelen escucharse en las grandes manifestaciones que recorren las calles españolas es que 'populares' y socialistas son los mismo, que defienden las mismas políticas y gobiernan para los mismos. Un mensaje que desde Ferraz reconocen que a los que más les perjudica es a ellos. Los partidos nuevos y minoritarios se están beneficiando de estas proclamas y están poniendo a los socialistas entre las cuerdas en todas las encuestas que se están publicando. Dos años de Gobierno 'popular', marcado por el paro, los recortes y las subidas de impuestos, y sin embargo, el voto mayoritario sigue yendo a parar al PP.
Una realidad a la que también se une las alertas que están lanzando múltiples sondeos sobre la caída en picado del voto al PP y PSOE. O lo que es lo mismo, el fin del bipartidismo. Estas visiones apocalípticas sobre el futuro de la política española es lo que ha hecho que el debate actual lo centre la supuesta «gran coalición» -estilo a la alemana- que 'populares' y socialistas estarían dispuestos a formar en caso de que las próximas elecciones fragmenten mucho el Parlamento. La excusa oficial es que sería la única forma de seguir gobernando de manera estable el país. La excusa extraoficial es que en ambas formaciones existe un pánico atroz a que otros partidos les arrebaten la alternancia y les reste poder.
Este escenario es el que ha llevado a muchos políticos a hablar de esta posibilidad ya en público. Los 'populares' son los que más recurren a esta posibilidad, conscientes de que los más perjudicados electoralmente con esta propuesta son los socialistas, pero lo cierto es que no son los únicos. El domingo pasado, en una entrevista televisada, el exlíder del PSOE Felipe González fue el encargado de poner esta solución sobre la mesa. Desde Ferraz no fueron pocos los nervios que se desataron y desde entonces, Rubalcaba y su equipo han hecho todo lo posible para negar este extremo. Algo muy diferente a lo que ha hecho el presidente del Gobierno, que ha seguido sembrando sospechas. Desde el PP se insiste habitualmente en que Rajoy y Rubalcaba ya han hablado sobre esta posibilidad en multitud de ocasiones, y que parece que existen un buen clima de entendimiento a este respecto.
Rajoy y Rubalcaba, muy cerca en Europa
No han sido pocas las veces que el presidente Rajoy ha reconocido en público y en privado que departe con el principal líder de la oposición en más ocasiones de las que trascienden a la opinión pública; y que probablemente están «de acuerdo» en más cuestiones de las que están en desacuerdo. Europa es una de ellas, y este miércoles ambos lo han vuelto a escenificar. Muy a pesar de Rubalcaba, que incluso ha reconocido en los pasillos del Congreso haberse equivocado en su pregunta, pero ésa ha vuelto a ser la sensación que PP y PSOE han vuelto a transmitir en el Parlamento Nacional.
El de este miércoles ha sido un debate en clave electoralista, pero más que rivales, Rajoy y Rubalcaba parecían estar en el mismo equipo. El líder de los socialistas ha aprovechado esta intervención para subrayar que las elecciones europeas son «clave» para salir de la crisis y que también son un buen momento para frenar a los euroescépticos. «Estas son las primeras elecciones generales europeas que se celebran, que son claves para salir de la crisis y, entre otras cosas, salir de la postración en la que está esta Europa desmoralizada por estas políticas equivocadas que han conducido a un caldo de cultivo para el egoísmo, la xenofobia y el racismo», ha espetado el líder de la oposición.
Según Rubalcaba, los problemas de los Veintiocho se resuelven «con más Europa» y eso, para los socialistas, significa «más unión bancaria, más unión fiscal, más unión social y más unión política». Una explicación con la que Rajoy ha admitido estar «sustancialmente de acuerdo». Poco más ha podido añadir el presidente del Gobierno a la intervención del socialista en clave europea, y menos aún teniendo en cuenta que es el mensaje que él lleva intentado transmitir en todos los Consejos Europeos a los que ha acudido ya como líder del Ejecutivo español.
Un flojo cara a cara que sólo ha cogido un poco de color cuando ambos líderes han discutido sobre la situación interna de España. Ahí es donde más diferencias se han podido apreciar, aunque los mensajes no han sido nuevos. Rubalcaba ha vuelto a insistir en el cambio de política económica, puesto que está convencido de que esta legislatura terminará con una mayor tasa de desempleo. Mientras que Rajoy sigue apostillando que las «cosas están mejor» que cuando él llegó al poder. El presidente ha aprovechado su intervención para hacer un poco más pequeño a Rubalcaba si cabe y presumir de los resultados que están dando las reformas del Gobierno esgrimiendo los datos de afiliación a la Seguridad Social, la mejora de la prima de riesgo, y la vuelta de la inversión exterior, el turismo y el consumo. «Hay datos que dicen que las cosas van por buen camino, y en el año 2014 y 2015 habrá crecimiento y creación de empleo en nuestro país», ha zanjado.
El PSOE reconoce su error
Ahora bien, los socialistas han sido los primeros en reconocer el fallo de este debate parlamentario. «Me he equivocado en la formulación de la pregunta al presidente», ha admitido Rubalcaba fuera del Hemiciclo, a lo que su cabeza de lista en las europeas, Elena Valenciano, ha añadido: «No se puede ser bueno con esta gente». El líder de los socialistas ha explicado que su objetivo este miércoles era articular un discurso «institucional» sobre la importancia de las elecciones del próximo 25 de mayo, unos comicios que son «clave» para salir de la crisis. Y ha reconocido que ya «no tiene arreglo». «No he estado fino», ha zanjado.