El Partido Popular ya ha abierto la puerta a hacer cambios. ¿De qué tipo? esto aún sigue siendo una gran incógnita. Después de una dura resaca postelectoral; y una vez analizados los desastrosos datos obtenidos -16 escaños, 8 menos que en 2009-, llega el momento de la «autocrítica» y la toma de decisiones. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ya cocina una nueva estrategia electoral de cara a 2015. «Desde hoy nos ponemos a trabajar en las próximas elecciones», ha proclamado Cospedal, después de reconocer que el PP «ha perdido muchos votos» y que Rajoy le había pedido un «plan de acción» para recuperar a sus votantes y devolverles la «ilusión en la participación política».
El discurso oficial sigue siendo el mismo desgranado por la 'número dos' en Génova y el cabeza de lista del PP, Miguel Arias Cañete, en la noche electoral: «Hemos ganado las elecciones y eso es lo que importa». Y Rajoy ha seguido anclado en él. El presidente ha admitido haber perdido «muchos votos» -concretamente 2.600.000-, y lo lamenta, y por eso propondrá un «plan de acción» en el partido y en el Gobierno, pero en términos generales ha preferido trasmitir a los suyos durante el Comité Ejecutivo que ha tenido lugar en la tarde este lunes en Génova que los muebles están salvados y que el PP de España es junto a la UCD de Alemana el único partido que sustenta a un Gobierno que ha conseguido ganar estos comicios en Europa. Y por ello ha reconocido estar «satisfecho».
En este sentido, ha querido dejar claras dos cosas. En primer lugar, que en Europa el PP sigue siendo el primer partido, y el Partido Socialista, el segundo. Y en segundo lugar, que es «un disparate» comparar las elecciones europeas con unas generales y por lo tanto determinar de estos resultados que se avecina el fin del bipartidismo. «En el Parlamento Europeo los dos grandes partidos suman una mayoría suficiente. De hecho, los terceros están a una gran distancia», ha insistido Rajoy, que se ha mostrado «optimista» de cara a los comicios de 2015 por considerar que el Partido Popular ha conseguido ganar «en el peor de los escenarios». Según el presidente, de aquí a un año las cosas «irán a mejor», y eso ayudará a devolver la «ilusión» a los electores.
Aún así, el presidente ha optado por no dejar todo en manos de la buena suerte y ha pedido en el partido y en el Gobierno un plan de dinamización para recuperar el voto perdido. La secretaria general no ha dado más pistas al respecto. Simplemente se ha limitado a señalar que el PP se compromete a hacer más «pedagogía» y explicar mejor las «cosas», porque está claro que su electorado no les ha entendido. Los 'populares' están convencidos de que su castigo ha sido la abstención y no el voto a otras formaciones. Ni los 244.000 votos de Vox, ni los tres nuevos escaños de UPyD, ni los dos de Ciudadanos les han hecho darse por aludidos. El PP está convencido de que el mensaje que los ciudadanos han tratado de lanzarles ha sido la «falta de ilusión».
«En las grandes cuestiones no nos estamos equivocando», ha llegado a aseverar el presidente del Gobierno, quien tiene claro que la grave crisis económica con la que se encontró ha sido la principal culpable de estos resultados. Sobre la posibilidad de que el 'caso Bárcenas' o el bache machista de Cañete haya pasado factura, Cospedal, ya en rueda de prensa, no ha podido descartarlo. «Las causas han podido ser muchas», ha reconocido la secretaria general, que rápidamente se ha apresurado a recordar que en ambos casos «el partido dio la cara».
Aguirre exige «autocrítica» y «cambios»
Claro que este lunes no todo han sido palmaditas en la espalda. Ha habido 'barones' autonómicos y presidentes del PP regionales que han pedido «autocrítica» y «cambios». Y éste ha sido el caso concreto de Esperanza Aguirre, Ignacio González y Alberto Fabra. Tres piezas fundamentales en el PP de Madrid y de Valencia, dos importantes feudos 'populares' donde han visto reducido el número de votos. Han ganado, pero han dejado lejos los resultados obtenido en 2009. Unos datos especialmente significativos teniendo en cuenta que ambos presidentes autonómicos llegaron a sus puestos sin pasar por las urnas. Éste era su primer examen electoral y no lo han pasado con nota. Ignacio González sustituyó a Aguirre en la presidencia de la Comunidad de Madrid cuando ésta renuncio a su puesto. Y Alberto Fabra a Francisco Camps cuando este tuvo que abandonar por su implicación en el 'caso de los trajes'.
Ahora, los dos exigen «autocrítica», probablemente por temor a que se les considere especialmente culpables de esta debacle. Se trata de un aviso «serio» y «preocupante», han advertido ambos antes el Comité Ejecutivo Nacional. Aunque Aguirre ha dado un paso más y ha pedido «cambios internos y externos». La presidenta 'popular' madrileña sí ha admitido que se trata de «un duro golpe al bipartidismo» y ha advertido sobre el hecho de que «los partidos anticonstitucionales, los separatistas y los republicanos, como Izquierda Unida y Podemos, que no existían hace cinco años, suman un 38%». «Son necesario cambios», ha proclamado ante el presidente.
Sobre esta controvertida cuestión ha sido interrogada Cospedal en la rueda de prensa posterior, y la secretaria general ha optado por no cerrar ninguna puerta. Sin concretar mucho más, la 'número dos' de Rajoy en Génova se ha limitado a decir que el partido está ahora en proceso de análisis.