Un cuartel de la Guardia Civil, una paella, dos coroneles -Francisco Ignacio Román y Antonio Benítez-, un capitán -Jesús Muñecas-, un notario de Valdemoro y un empresario cuya identidad ESTRELLA DIGITAL no ha podido identificar, el exteniente coronel golpista Tejero, el hijo de éste, el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero Díez y unos cuantos Guardias Civiles a los que se les ordenó abandonar sus obligaciones para hacer de camareros y cocineros por un día. Estos son los ingredientes y protagonistas de una de las historias más surrealistas jamás contadas en democracia, que tuvo lugar el pasado 18 de febrero en la sede del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) numero 1 del Instituto armado, en Valdemoro (Madrid).
El ideólogo de esta brillante iniciativa: el hijo de Tejero. Que a sólo cinco días del 33º aniversario del 23-F se le ocurrió organizar una comida y una exhibición de vehículos no autorizadas en su acuertelamiento. Para la ocasión, no dudó en invitar a su padre y otros tres implicados más en la intentona golpista del 23 de febrero de 1981. Según el protagonista, no se trató de una celebración ni un homaneje golpista, aunque la Unión de Guardias Civiles, UniónGC, segunda fuerza asociativa en la Guardia Civil, no opina lo mismo. Esta asociación fue la encargada de denunciar que en esta famosa comida, el hijo de Tejero ordenó a varios Guardias Civiles en servicio abandonar sus obligaciones para cocinar y servir la paella que tenía previsto repartir entre sus invitados. «Es un déspota», concluye la Unión GC.
Sin embargo, y tal y como ha desvelado este miércoles el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, la investigación abierta a este respecto concluye que el hijo de Tejero no «incurrió en ninguna infracción disciplinaria». Es más, el ministro ha insistido en que el cese que él mismo ordenó el pasado 17 de marzo nada tenía que ver con estos hechos, sino una «pérdida de confianza». Un anuncio que se ha producido como consecuencia del reproche que el diputado del PSOE, Antonio Trevín, le ha hecho en el Congreso de los Diputados por un error suyo que ha provocado que la Audiencia Nacional haya anulado el cese del hijo de Tejero y obligado al Ministerio a restituirle en su puesto.
Según el socialista, al hijo de Tejero le salió «gratis» aquella comida y por ese motivo la ha preguntado al ministro del Interior por los resultados de esa investigación interna, le ha criticado por enterarse de la existencia de esa «conmemoración» un mes después y por un medio de comunicación y ha le responsabilizado de la anulación del cese por parte de la Audiencia Nacional por un defecto de forma al haber sido el ministro y no el director general de la Guardia Civil quien firmó la destitución. «La Guardia Civil ha adoptado desde el franquismo un proceso de adaptación ejemplar, pero estas situaciones erosionan a la Guardia Civil», ha sentenciado Trevín.
Duras palabras por las que Fernández Díaz se ha mostrado visiblemente molesto. «Le pido más prudencia y rigor, en primer lugar la información reservada se inició dos días después de haber tenido conocimiento y, por reservada, no la voy a hacer pública, pero no prejuzgue usted las circunstancias que motivaron dicho cese que yo sí conozco: el cese no es por razones disciplinarias, sino por pérdida de confianza», ha replicado el ministro, que ha acusado al diputado socialista de hacer «declaraciones muy graves». Fernández Díaz se ha escudado en la «información reservada» para no dar más explicaciones al respecto y lo único que ha hecho ha sido recordar que el hijo de Tejero no ha regresado a su puesto anterior porque tras el auto judicial se le ha asignado otro destino en régimen de comisión de servicios por esa pérdida de confianza.