«El voto de senadores y diputados es personal e indelegable». Así lo establece la Constitución de 1978, la ley suprema que este miércoles tanto se ha defendido en el Congreso de los Diputados durante el Pleno en el que se discutía la ley orgánica de abdicación del Rey Don Juan Carlos I en favor de su hijo, el Príncipe Felipe. No obstante, los reglamentos internos de los partidos políticos son los que no permiten esta libertad. Saltarse la disciplina de voto tiene un precio; y si no que se lo digan a los tres diputados socialistas que este miércoles han optado por no votar a favor de la nueva ley de abdicación, como sí han hecho el resto de sus compañeros.
Odón Elorza, Guillem García y Paloma Rodríguez se han revelado. Y hasta 400 euros les puede a costar su decisión. El debate lleva desde el 2 de junio candente en el seno del partido; y este miércoles por fin ha explotado. El aún secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha subido a la tribuna dispuesto a transmitir un discurso de unión en torno a la «lealtad» a la Corona y a la Constitución, que horas después ha sido dinamitado por sus propios compañeros. El líder socialista ha reconocido las raíces republicanas de su formación y también ha admitido que el cambio que debe darse en la Monarquía «no sólo debe de ser generacional», pero en todo momento ha marcado un límite claro: la Carta Magna. Rubalcaba ha dejado claro que el socialismo es «totalmente compatible» con la Monarquía Parlamentaria que rige en España y ha instado a aquellos que quieran cambiar el modelo de Estado a que sigan las reglas establecidas en la ley suprema.
Un discurso que no todos los miembros de la formación comparten. Este martes, Odón Elorza y Guillem García habían solicitado a su grupo poder votar en conciencia. Pero la respuesta fue un «no» rotundo. Según la cúpula del partido, todos los parlamentarios de su grupo debían de atenerse al cumplimiento de la Constitución y tener en cuenta que la norma era básicamente procedimental que sólo tomaba nota de la decisión «personalísima» del Rey. Aunque era de esperar que ninguno de los dos se quedara de brazos cruzados. Es más, el exalcalde de San Sebastián ya había anunciado en su cuenta personal de Twitter que decidiría «en conciencia». También explicaba que era un «día difícil» para él y que explicaría sus motivos por escrito tras la votación. Y así ha sido.
Tras la votación, Elorza ha permanecido unos minutos más sentado en su escaño terminando de escribir el post que colgaría en su blog personal explicando su decisión. El diputado ha justificado su abstención ante la ley de abdicación subrayando que con ese «voto testimonial» quería representar y conectar con esa parte de la militancia socialista que no comparte el apoyo a la norma decidido por la dirección de su partido y con los «miles de electores» que, considera, tienen la misma opinión que él. Tras subrayar que no se arrepiente de haber roto la disciplina y que asume la multa que se le impondrá ha subrayado que la discrepancia también es democracia. Hasta 400 euros baraja la formación.
Aunque Elorza no ha sido el único socialista protagonista de esta jornada. El balear Guillem García Gasulla y la gallega Paloma Rodríguez han optado por otra fórmula con similar significado: ausentarse del pleno. El primero ya había demostrado su disconformidad este martes. La segunda, lo decidió «en el último momento», después de que su agrupación del PSOE gallego dejara claro su oposición contraria a esta ley orgánica. En declaraciones a Europa Press, Rodríguez Vázquez ha admitido que le ha resultado «muy difícil» compaginar el espíritu «profundamente republicano» de su agrupación del PSOE gallego, que no estaba de acuerdo con el respaldo al proyecto del Ejecutivo, con la disciplina del grupo parlamentario al que pertenece. «En esta ocasión tan trascendente había dos sensibilidades que no conseguía compatibilizar y, por respetar mis dos lealtades, no había más opción que no acatar ninguna de ellas. Por eso me he ausentado», ha explicado
La socialista gallega, que sustituyó en el escaño al exministro de Justicia Francisco Caamaño, ha asegurado que la dirección del Grupo Socialista conocía la situación de «desencuentro» entre las posiciones de su agrupación y la del partido, pero no cuál iba a ser su decisión final porque, según ha reconocido, la ha tomado «en el último momento». Rodríguez Vázquez, que ha apuntado que asumirá su responsabilidad política por no haber participado en la votación, ha querido dejar claro que lo que menos pretende con su postura es «herir» al partido o buscar «fisuras», pero ha insistido en que, en su caso, la mejor decisión era «inhibirse».
En este grupo de díscolos también estaba el alicantino Federico Buyolo, pero finalmente se avino a la decisión mayoritaria de sus compañeros y apoyó la ley.