La Audiencia Nacional ha decidido negar la excarcelación al preso etarra Ibon Iparraguirre, quien rechaza recibir el tratamiento antirretroviral convencional contra el virus VIH/Sida que padece pese a que con ello «el pronóstico de su enfermedad mejoraría sensiblemente», según recoge el auto en el que se asegura que el preso terrorista, interno en la cárcel de Navalcarnero (Madrid), se encuentra «estable».
Iparragirre es uno de los presos terroristas para los que el entorno proetarra pide su inmediata liberación por razones de salud. De 40 años de edad, fue detenido en enero de 2010 acusado de ser el cabecilla del 'comando Ttonttor' de ETA. No obstante, apenas un año y diez meses después se le concedió el régimen abierto y siguió cumpliendo su condena en casa por razones de salud. En ese momento, tenía una pena pendiente de un total de 21 años de cárcel por diversas actividades relacionadas con su actividad criminal.
La situación de Iparraguirre cambió después de que el Tribunal Supremo confirmase el pasado marzo una nueva condena contra él, en este caso de 299 años, por la colocación de un coche bomba junto a la comisaría de la Ertzaintza en Ondarroa en 2008. La elevada condena y la gravedad de los delitos cometidos llevó a los jueces a reconsiderar su situación y regresó a prisión desde donde ha solicitado que se le conceda la aplicación del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario para poder volver a seguir cumpliendo condena en casa. Pero su pretensión ha sido rechazada.
El juez respeta su decisión
«El juzgador respeta la voluntad del interno en tanto a asumir o no tratamiento médico específico, o incluso a seguir tratamientos alternativos, pero mantiene una situación de sujeción con la Administración Penitenciaria que tiene la obligación de garantizar la salud del interno», defiende el juez central de vigilancia Penitenciaria José Luis Castro en un auto fechado este lunes.
En ese sentido, añade que «el servicio médico penitenciario pone a su disposición un tratamiento farmacológico que rechaza» y recuerda que, «en la actualidad, con el tratamiento de antirretrovirales el pronóstico de enfermedad mejoraría sensiblemente». En cualquier caso, el juez incluye en su resolución la posibilidad de revisar la situación del preso en caso de que su enfermedad empeorase.
Se da la circunstancia de que Iparragirre lleva años negándose a recibir el tratamiento habitual contra el Sida que padece para seguir un método naturista, según informaron a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista. Estas fuentes precisaron que fue aconsejado por un médico privado de su confianza y decidió apostar por este método homeopático naturista. Estos métodos alternativos son desaconsejados por los médicos especialistas en la materia consultados.
Antes de negarle la excarcelación, el juez de Vigilancia Penitenciaria ha solicitado dos informes médicos para conocer la situación del interno. El primero de ellos lo pidió el pasado 8 de julio al propio equipo médico de la cárcel, que asegura que Iparragirre «permanece estable tanto desde el punto de vista clínico como inmuno-virológico no existiendo cambios importantes».
Hace «vida normal en prisión»
Añade que hace una vida «absolutamente normal» en la Enfermería del Centro y apunta que «el interno mantiene su negativa a realizar tratamiento antirretroviral así como al resto de los tratamientos propuestos». Según informan los médicos de la prisión, «sólo admite tratamiento con Diazepan y Kepra (tratamiento para sus crisis comiciales, crisis que no ha sufrido desde su ingreso en el centro)». En virtud de estas conclusiones, tanto la prisión, como Instituciones Penitenciarias como la Fiscalía se opusieron a la excarcelación del etarra.
Aún así, el juez de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, encargó un segundo informe al Instituto de Medicina Legal para órganos con jurisdicción estatal que el pasado 12 de agosto dijo que «pese a que Iparragirre rechazara el tratamiento con antirretrovirales, la enfermedad se halla estabilizada» y mostraba su conformidad con el informe anterior. Recordaba que «hoy en día con el tratamiento con antirretrovirales el pronóstico de la enfermedad ha mejorado sensiblemente con mejores expectativas de vida».
El juez no obvia en su auto que este preso «ha mostrado una adhesión plena a los postulados de ETA» y «no ha realizado autocrítica ni muestra arrepentimiento por los delitos cometidos». Tampoco se ha prestado a pagar las indemnizaciones derivadas de sus acciones terroristas.
Opinión de los expertos
Las prácticas naturistas son sistemáticamente desaconsejadas por los médicos expertos en esta materia. El coordinador del grupo de Infecciones de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGER), José Luis Cañada, calificó en declaraciones a Europa Press como «una insensatez» la decisión de Iparragirre. Recordó que «no existe en ninguna revista médica de rigor ningún trabajo que avale los métodos naturistas».
En la misma línea se manifestó el ex presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas, José López Aldeguer, quien indicó que «no es aconsejable nada que no sea el tratamiento con antiretrovirales». «Los marcadores de progresión de la enfermedad se van deteriorando con este método y eso puede ser lo que le haya sucedido, no existe hoy día ningún tratamiento alternativo», añadió.
Desde hace años la izquierda abertzale ha llevado a cabo una intensa campaña exigiendo la liberación de Iparragirre. Su madre, Angelita Burgoa, explicó que «Ibon tiene el VIH desde los 17 años, o sea que lleva 20 años haciendo un modo de vida completamente normal» y denunciaba que «desde que ha entrado en la cárcel ha ido continuamente para abajo, para abajo». Esta versión es desmentida ahora por los informes médicos.
Relación con las drogas
En cuanto a su manera de afrontar la enfermedad, aseguraba que nunca ha llevado a cabo tratamiento médico: «Ninguno. Sólo controlaba un poco la dieta y tomaba algunas vitaminas. Puedo decir que no ha tenido necesidad de antirretrovirales en estos 20 años. Y siempre ha sido una persona muy activa, de esos que no hay que decirles que se muevan, sino lo contrario, que se estén quietos. Y ahora, en cambio».
Tras su detención, en la vivienda de Iparragirre en Ondarroa (Vizcaya), la Ertzaintza se incautó de dos bolsas de marihuana, decenas de bolsas de cocaína preparadas para su venta y cuatro básculas para el pesaje de la droga, materiales habitualmente usados para el tráfico de estupefacientes.
Este terrorista tenía antecedentes judiciales por su relación con las drogas. Así consta en el Boletín Oficial de Vizcaya (BOV) del 10 de junio de 1994 en el que se detalla una notificación del Gobierno Civil al terrorista por una infracción del artículo 25 de la Ley Orgánica 1/1992 de 21 de febrero sobre Protección a la Seguridad Ciudadana, por tenencia ilícita de drogas, según los datos recogidos por Europa Press.