El presidente de la Generalitat y de CDC, Artur Mas, ha advertido este sábado a los grupos favorables a la consulta que las elecciones autonómicas de 2012 «repartieron el poder y las responsabilidades» para encarar el proceso soberanista.
En su discurso en el Día del Partido en Manresa (Barcelona), en el que ha estado acompañado de dirigentes de CDC, ha pedido unidad de los partidos en estos momentos ya que se está «ante un Estado que no se anda con chiquitas» y que no permite votar.
Ha pedido a las fuerzas proconsulta «no confundirse de adversario», porque si en Cataluña se confunde el proceso no saldrá bien, y lo ha ejemplificado con un símil futbolístico en el que ha dicho que está bien luchar entre compañeros por la titularidad, pero que otra cosa es jugar a favor del adversario.
Mas ha afirmado que los partidos catalanes tienen que entender que el adversario «no está en Cataluña, y si está no es demasiado poderoso; el adversario de los partidos catalanes está fuera de Cataluña y se llama Estado español».
El presidente de la Generalitat ha asegurado que los partidos catalanes tienen que decidir «en esta hora importante y trascendente ser parte de la solución del país o parte del problema».
Mas ha asegurado que independientemente de lo que pase en los próximos días y semanas habrá un antes y un después para Cataluña con el proceso soberanista: «Pase lo que pase en las próximas semanas, meses o incluso años, en este antiguo país habrá un antes y un después de lo que estamos haciendo y lo sabemos».
Legitimidad
Ha asegurado que Cataluña tiene la mayoría social, política e institucional para seguir adelante con el proceso soberanista, lo que le otorga «legitimidad» para llevarlo a cabo.
Ha remarcado que, según él, Cataluña tiene la mayoría social, como lo demuestran las movilizaciones; la política, con una mayoría de partidos favorables a la consulta en el Parlament, y la institucional, con la mayoría de ayuntamientos partidarios de poder decidir el futuro como se reflejó en el acto de la semana pasada en el Palau de la Generalitat.
Por ello, ha asegurado que «cualquier estado democrático» reaccionaría al revés de cómo lo está haciendo el Gobierno central, se sentaría en una mesa y negociaría para ver cómo los catalanes pueden votar el 9 de noviembre.
«Chocamos contra el Estado no por la independencia, sino para ejercer la democracia», ha remarcado, contraponiendo el ejemplo del primer ministro británico, David Cameron, quien permitió votar a los escoceses, y ha reprochado al Gobierno central que enseñe su cara más intolerante y prepotente.