Los primeros militares españoles que formarán parte del contingente que entrenará al Ejército de Irak para hacer frente al Estado Islámico llegarán a Bagdad este jueves. La misión, que durará seis meses y tiene un coste de 35 millones de euros, se había visto paralizada por las dudas de las autoridades iraquíes tras poner trabas burocráticas al despliegue de los militares. Dicho despliegue supone el retorno de España a territorio mesopotámico después de diez años.
El contingente español partirá desde la base aérea de Torrejón de Ardoz a las 23:30 horas de este miércoles en un Airbus del Grupo del Ejército del Aire, según ha informado el Ministerio de Defensa. En concreto, este primer grupo está compuesto de 30 Miembros del Mando de Operaciones Espaciales, cuyos cometidos consistirían en iniciar la formación de los militares iraquíes y facilitar el despliegue del resto del contingente.
Como dejó claro el ministro de Defensa, Pedro Morenés, esta semana, las tropas españolas «tienen la obligación de defenderse en caso de que sufran un ataque» por parte de los terroristas del Estado Islámico. El titular de Defensa también aseguró que los militares españoles van a una «zona segura» y que las tareas de seguridad estarán garantizados por otras tropas internacionales para que ellos puedan ocuparse de la formación, el verdadero objetivo de la misión.
El resto de los efectivos, hasta completar los 300 previstos, irán llegando al país asiático hasta mediados de febrero, cuando está previsto que ya se encuentren todos sobre el terreno. El contingente tiene el encargo de formar unidades convencionales y de operaciones especiales para lo cual estarán desplegados en Besmaya, ciudad situada al sur de la capital, y Bagdad.
En Bagdad, los españoles estarán en las instalaciones que los aliados tienen allí en el centro de apoyo diplomático, el recinto multifunción más grande de todo el país árabe. Los militares españoles estarán con tropas norteamericanas, alemanas, holandesas, noruegas, francesas y australianas, entre otras.
Estaba previsto que los primeros militares españoles llegarán a Irak antes de concluir 2014, pero «problemas burocráticos» retrasaron el despliegue, ya que hubo que concretar con el Gobierno iraquí un estatuto que concede a los militares españoles un estatus parecido al de los diplomáticos. Este retraso sobre los planes iniciales provocó malestar entre los mandos del Ejército porque no entendían que las autoridades iraquíes solicitaran la ayuda y ahora estuvieran poniendo tantas trabas burocráticas para el despliegue de los militares.