El vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano, ha sido el encargado de romper el gran 'tabú' de esta Convención Nacional: la corrupción. El fantasma del extesorero 'popular', Luis Bárcenas, lleva desde el viernes planeando por el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, donde el PP celebra su cónclave más importante del año. Recién salido de la cárcel; y después de asegurar que es «rigurosamente cierto» que el presidente Mariano Rajoy conocía la existencia de la famosa 'caja B' del partido, los cimientos de Génova,13 han vuelto a temblar. Desde este viernes, los periodistas han intentando acercarse por todos los medios al presidente para plantarle esta cuestión, pero ha sido imposible. «Buenas tardes», fue todo lo que llegó a decir este viernes cuando a la entrada a la Convención fue preguntado de refilón por ello.
Este sábado, en un encuentro protagonizado con las Nuevas Generaciones de su partido, se le presentó la segunda oportunidad de explicarse cuando una joven le mostró su preocupación por este asunto. Pero tampoco aceptó; y emplazó a la militante a escuchar el discurso de este domingo que lleva muchas semanas preparando. Sin embargo, su 'número tres' no se ha resistido a ser el primero en mostrarse rotundo con el tema estrella de la Convención después de que el presidente de Honor del partido, José María Aznar, calificara la corrupción de «cáncer» y exigiera a la cúpula del PP ponerse la pilas en esta cuestión. «Cada uno tiene que responder de sus actos; con la ley, con todas sus garantías, pero con todas sus exigencias», sentenció el expresidente del Gobierno, como si lo ocurrido durante los últimos veinte años en el PP le fuera ajeno y la cúpula actual fuera la única responsable.
En este sentido, Floriano ha aprovechado su intervención para salir en defensa de su presidente y recordar a todo el Partido Popular que el conjunto de reformas legales «puestas en marcha por el Gobierno de Mariano Rajoy están haciendo la vida imposible a los corruptos», puesto que gracias a ella «irán a la cárcel, tendrán que abandonar para siembre la actividad política y tendrán que devolver lo robado”. Según Floriano, los corruptos ya «no tienen hueco en el Partido Popular”, y si hay alguno de los suyos que pretende hacerlo «que sepan que no tienen nada que hacer entre nosotros”, ha amenazado. Así pues, y sin poner nombres y apellido, ha concluido que los casos de corrupción que en las últimas fechas se han conocido en España y que han escandalizado a los ciudadanos, están ahora en manos de la justicia, y que “los corruptos pagarán con la cárcel”. Claro que por el momento, Luis Bárcenas ya está en la calle y no tiene intención de devolver ni un euro.
Rajoy, «un gran ejemplo»
El discurso crítico de Aznar ha encontrado su eco en las intervenciones que este sábado han protagonizado dos de los vicesecretarios del PP. Tanto Carlos Floriano como Javier Arenas han reivindicado la figura de su jefe, Mariano Rajoy, como «el mejor líder que el Partido Popular podría tener». «Para nosotros eres un gran ejemplo». Así ha iniciado Arenas su discurso de este sábado, en el que no ha dudado ni un instante en sacar a relucir lo valorado que está «en Europa y en el mundo». «En la última cumbre del G20 Merkel y Obama le encargaron una ponencia muy importante: qué hacer para sacar a un gran país de la crisis», ha recordado el vicesecretario de Política Autonómica y Local.
Arenas ha reconocido, igual que Aznar hizo el viernes, que «todos cometemos errores y ninguno somos perfectos», pero ha añadido una coletilla que al presidente de Honor del partido se le 'olvidó': «aún queda mucho por hacer, pero con el liderazgo de Rajoy España esta saliendo de la crisis». Dicho lo cual, y siguiendo la estela marcada por Aznar, ha pedido a los dirigentes y miembros del partido que trabajen para mantener su unidad y para reafirmar sus señas de identidad: la libertad, las personas, el reformismo, España y las víctimas del terrorismo.
Con estas recetas, Arenas se ha mostrado convencido de que los 'populares' ganarán las próximas convocatorias electorales porque la mayoría de la sociedad les verá «como garantía» para que «ningún viento, ningún huracán se lleve por delante la gran casa que se llama España».