miércoles, noviembre 27, 2024
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La guardia de corps de Granados

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–Nos habéis tratado como a putos perros

Francisco Granados se rodeó durante su etapa de consejero de Interior de la Comunidad de Madrid de una verdadera guardia de corps. Se trataba de tres agentes de la Guardia Civil (un guardia, un cabo y un sargento), que están imputados por la causa de los seguimientos a políticos del PP de Madrid. Antonio Coronado Martínez (guardia), José Luis Caro Vinagre (cabo) y el sargento José Oreja Sánchez procedían del entorno de máxima confianza de Valdemoro del exconsejero, exsenador y hoy considerado máximo responsable de la red Púnica, interno en prisión.

A estos tres agentes se une el otro máximo responsable de “Púnica”, el empresario David Marjaliza Villaseñor, íntimo amigo de Granados. Hijo del cuerpo –su padre era guardia celador del Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro–, Marjaliza –Mortimer– procede del mismo ambiente de la Guardia Civil que los tres agentes. Además, Marjaliza vendió un piso al cabo José Luis Caro Vinagre en el centro de Valdemoro. Eso sí, tiempo después de que se quejara del trato, «como a un puto perro». Caro Vinagre ha sido señalado como el amigo del agente que dio la alarma a Francisco Granado sobre la inminencia de las detenciones por la “Operación Púnica”.

El diario El Mundo ha desvelado la conversación en el chalet de Granados, en Valdemoro, entre los tres agentes y el político hoy en prisión, preocupados por la relevancia penal de sus espionajes y su futuro en comisión de servicios para la Comunidad de Madrid. En las mismas, Gramados reconoce de manera implícita que el espionaje se efectuó por orden suya: “El tema judicial no va a ningún sitio mientras que no llegue Sergio Gamón y diga: 'A mí me lo ordenó Francisco Granados'”, dice en una de las grabaciones publicadas por el rotativo madrileño.

Varios políticos del PP fueron seguidos en 2008 por personal adscritos a la Consejería de Interior de la Comunidad de Madrid, en lo que el exvicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, uno de los afectados, llamó “la gestapillo”. Además de a Cobo, los agentes siguieron entre otros a Alfredo Prada, consejero de Justicia y Álvaro Lapuerta, tesorero del PP, en el contexto de las luchas del poder en el PP ante el congreso de Valencia, en el que saldría reforzado Rajoy frente  a la opción alternativa que planteaba Esperanza Aguirre.

Oreja, Caro y Coronado están imputados en un juzgado de Madrid por estos hechos, algo que les enfada gravemente, según se recoge en las grabaciones.

Lo curioso es que tras estos enfados, los agentes mantuvieron unas actividades inmobiliarias inusuales. El cabo de la Guardia Civil Caro Vinagre compró su piso en diciembre de 2010 a la mercantil Vancouver Gestión, propiedad de Marjaliza. Se trata de un piso en el centro de Valdemoro, que se une a al chalet de 209 metros cuadrados que tiene en propiedad con su esposa. Éste chalet se encuentra en los terrenos recalificados por Granados en Valdemoro, el Plan Parcial 5, donde compró grandes extensiones de terreno David Marjaliza.

El sargento Oreja Sánchez, que vive en un adosado en Aranjuez –municipio aledaño a Valdemoro, donde también hay una academia de la Guardia Civil–, tras ser cesado de sus funciones en la Comunidad de Madrid entró en la sociedad inmobiliaria Hear 7, domiciliada en la calle Mayor de Madrid. El tercer agente implicado, Antonio Corona, también es vecino de Valdemoro.

–Nos habéis tratado como a putos perros

El ambiente de la reunión que recoge esta grabación oculta en casa de Granados es casi de insurrección contra el jefe. Granados es claramente el líder de este grupo de agentes reclutados en su ciudad, Valdemoro. Los guardias se sienten abandonados hasta el punto que el cabo José Luis Caro Vinagre no puede contener su rabia y grita que les han tratado “como a putos perros”.

Sin embargo, el cabo, pese a su indignación, no rompió vínculos con Granados. Hasta tal punto que un amigo suyo del cuerpo –el agente Rodríguez Talamino– fue quien se encargó de alertar de que sus compañeros de la Unidad Central Operativa (UCO) venían a por ellos. “David, esto tiene mala pinta”, le dijo el exconsejero, exalcalde, exsenador y hoy convicto en una prisión que él mismo inauguró, a su amigo de Valdemoro, Mortimer, David Marjaliza, también hoy en prisión por corrupción. Los guardias que fueron aquel día a su casa, no eran sus amigos.

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