El portavoz parlamentario 'popular', Rafael Hernando, ha achacado la dureza del líder del PSOE, Pedro Sánchez, en el Debate del estado de la Nación a que está «perdido en el juego de tronos que existe en la izquierda» y en la que todos los actores compiten en hacer «propuestas disparatadas».
En declaraciones a la Cope, Hernando ha negado que Sánchez sacase de sus casillas al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que terminó el debate diciéndole que había estado «patético». Lo que sucedió, dijo, es que a veces «uno es temperamental» ante acusaciones «de tipo personal o absolutamente injustas».
A su modo de ver, Sánchez perdió ocasión de «convertirse en alternativa» y eso «causa aún más estupor y enfado» y ha retratado al líder de la oposición como alguien que «no es que haya perdido el GPS, sino la brújula».
Así, le ha reprochado que el PSOE haya «renunciado a sus siglas en Baleares», que no haya encontrado dentro del partido un candidato «suficientemente capaz» para la Comunidad de Madrid y que no se atreva a pisar Andalucía porque la presidenta de la Junta, Susana Díaz, «quiere moverle la silla».
Además, ha criticado a Sánchez y a los que describen una «España negra», convencido de que «este no es un país de gente miserable que va por las calles lamentándose», sino «de gente honrada» que trabaja y que es la que se dirige el PP.
«Hay quien dice que este es un país triste y que en los bares se respira pobreza y cosas negativas, será en el bar del señor Sánchez» ha añadido, destacando en cambio a los 62 millones de turistas que viajaron a España en 2014 y que quieren volver.
Hernando se ha aferrado también a su empeño en no incidir en lo negativo cuando se le ha preguntado por qué el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no había utilizado antes la palabra quiebra para describir la situación de 2012.
Según ha dicho, fue «por prudencia», porque a veces cuando «se describe exactamente la realidad» se provoca más desconfianza de los inversores y más crisis. «Hemos sacado al país de la quiebra, en 1996 y ahora y lo hemos hecho con responsabilidad sin estar todo el día incidiendo en las cosas que van mal», ha preferido decir.
Por otro lado, ha dejado claro que la creación de tres millones de empleos a la que aludió Rajoy «no es una promesa sino un deseo, una voluntad» y ha recalcado que a veces hay que convocar a los ciudadanos a propósitos que parecen difíciles.