Un estudio sociológico encargado por Izquierda Unida constata su dificultad para competir electoralmente a corto plazo con Podemos, partido al que se identifica con una necesidad de cambio en el panorama político español aunque se le sitúa como una fuerza «coyuntural» que puede cambiar con el paso del tiempo.
La formación liderada por Cayo Lara ha encargado este estudio sociológico cualitativo con la vista puesta en las elecciones generales de fin de año. El trabajo se ha realizado mediante grupos de discusión reunidos en cinco ciudades españolas y compuestos por votantes de PSOE, IU, Podemos o abstencionistas.
Entre sus conclusiones, destaca la ilusión que provocan los nuevos partidos emergentes, aunque ésta se combina con cierto escepticismo a las posibilidades reales de cambio. «Se viven de manera simultánea grandes dosis de esperanza e incertidumbre», señala destacando a la formación de Pablo Iglesias.
En este sentido, apunta que Podemos se percibe a día de hoy como una fuerza «coyuntural», ya que el momento político en el que emerge tiene unas características «caducas» que pueden llevar a la transformación de la esencia del partido de Iglesias. «Podemos se proyecta más como una herramienta para el cambio que para la representación a medio plazo», indica.
El estudio reconoce que esta identificación de Podemos con el cambio en el panorama político español supone la principal dificultad para IU electoralmente «en un ciclo corto de tiempo», pese a que a IU no se le identifica «como parte del régimen» y no se le asocia directamente con el bipartidismo.
También compara a Pablo Iglesias con el candidato de IU a las próximas elecciones generales, Alberto Garzón. Mientras que al líder de Podemos se le considera «una figura de marketing, diseñada políticamente, muy medida e intelectualizada»; a Garzón se le atribuye «mucha más autenticidad» que genera «un mayor nivel de confianza en la figura».
Además, Iglesias se caracteriza por su «liderazgo fuerte», aunque se le relaciona con una personalidad «soberbia». Y a Garzón se le atribuye «mejor lectura de la realidad y una mayor capacidad de conexión con la gente», pero se le atribuye dificultad para acceder al gobierno y se le ve como un político profesional que no ha trabajado previamente.
En este punto, el estudio señala que los escenarios que se dibujan para IU son múltiples: «algunos optan por la desaparición, otros relegan el papel de IU a un espacio marginal y otros apuestan por la conciliación de ambas fuerzas políticas».
Debilidad de las propuestas económicas de IU
Este análisis sociológico refleja que se identifica a IU como una fuerza política de gobierno local y se le atribuye buena capacidad para elaborar políticas sociales «de calidad e innovadoras». Sin embargo, también se le atribuye «cierta debilidad o inviabilidad» de sus propuestas en materia económica.
Otro de los déficits se que atribuyen a IU es su imagen de partido «conflictual y descohesionado» que impide que sea capaz de adaptarse al contexto y que se posibiliten cambios en su estructura orgánica. «La percepción de falta de consenso interno de Garzón en la organización puede hacer que no resulte creíble porque se interprete como una operación estética de regeneración si no va acompañado de otros cambios», asume.
Los grupos de discusión reunidos mostraron además un amplio consenso y un sentimiento compartido de rechazo al funcionamiento del sistema económico y político, motivado por el impacto de la crisis económica, la pérdida de soberanía del estado o la corrupción generalizada.
La corrupción es otro de los asuntos centrales abordado en todos los grupos de discusión de manera espontánea. Se percibe un clima de corrupción generalizada «de la que no se libra ningún partido y es inherente al sistema político». Según el estudio, la corrupción se interpreta como un problema endémico de raíz cultural que impregna a todos los niveles de la sociedad, causando especial mella en el sistema político y económico.
Pérdida de credibilidad de los partidos
En este punto, la situación de IU frente a la corrupción es «contradictoria». Por un lado existe la creencia de que afecta a todos los partidos pero por otro lado «no existen menciones específicas respecto a IU y la corrupción».
«En general, se observa una pérdida de credibilidad del sistema de partidos y en particular de la forma partido como estructura de mediación entre las instituciones y la ciudadanía», señala indicando la desconexión entre las formaciones políticas y la ciudadanía.
La política se advierte como algo ajeno en manos de los políticos, a los que se ve como una «élite» que se relaciona entre sí de manera endogámica y que operan en una lógica reproductiva para garantizar su propia existencia.