jueves, octubre 3, 2024
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El valiente discurso de un alumno «excelente» premiado por Educación

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«Que los únicos tijeretazos los den los niños para hacer una lámina de Plástica». Éste no sólo es el deseo de una buena parte de la sociedad española, que durante casi cuatro años ha sufrido en primera persona las consecuencias de una devastadora crisis económica. Sino también de Pablo Rubio. Un joven estudiante madrileño de 18 años, premio nacional de enseñanza no universitaria 2014, y uno de los grandes protagonistas este viernes en la entrega de los galardones que anualmente concede el Ministerio de Educación a los mejores estudiantes no universitarios del país.

Rubio ha defendido el sistema educativo público con una brillantez inaudita que no ha dejado indiferente a nadie. No le ha hecho falta enfundarse en la mítica camiseta verde que identifica a la marea de protesta que defiende la educación pública, como sí han hecho otros de sus compañeros. Le ha bastado con una simbólica corbata verde y su convencida palabra para llamar la atención de los presentes. Un sobresaliente y valiente discurso, únicamente deslucido por la ausencia de la máxima autoridad del Ministerio.

El cese de José Ignacio Wert y el nombramiento de Íñigo Méndez de Vigo realizado por el presidente el Gobierno, Mariano Rajoy, este jueves por la noche, ha hecho imposible que este viernes pudiera escuchar lo que el joven Pablo tenía que pedirle: «una educación pública de calidad, DE TODOS Y PARA TODOS, que sea dotada de los recursos necesarios para su funcionamiento fluido, los que sean necesarios. Recursos que no son un gastos, sino una inversión». Lemas propios de la Marea Verde que desde hace casi cuatro años no ha parado de luchar para impedir que la última Ley de Educación elaborada por el Gobierno de Mariano Rajoy viera definitivamente la luz.

Unas sabias palabras procedentes de un joven, que premiado por su excelencia, no ha desaprovechado la oportunidad que el Ministerio le ha brindado -pronunciar el discurso central del acto que ha tenido lugar este viernes en el Salón de Actos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas-, para recordar a los poderes públicos la necesidad de una enseñanza pública de calidad. Este joven madrileño, perfecto conocedor del sistema educativo público, y no sólo por haber estudiado siempre en centros de enseñanza públicos -como por ejemplo el IES Gran Capitán-, sino también porque sus dos padres son profesores de Secundaria, ha apostado abiertamente por «una educación integradora e inclusiva, laica y que fomente la cultura».

Ahí cree este joven de 18 años que radica el secreto del éxito venidero de nuestra sociedad. Un discurso en el que no ha faltado la cordura. «El teatro, el cine, la música puede ayudarnos a interiorizar valores de respeto y civismo para erradicar lacras como la homofobia y el racismo». Así como tampoco la crítica irónica, mordaz e inteligente. «Y bueno…iba a decir la corrupción, pero no lo voy a hacer, que el martilleo no es bueno». Una ingeniosa referencia al tan criticado discurso que hizo el pasado 29 de mayo el presidente Rajoy durante el cierre de las jornadas del Círculo de Economía de Sitges, donde admitió que el descenso del PP en las elecciones municipales y autonómicas del 24M se debía a los escándalos de corrupción que han rodeado a su partido los últimos años. Aunque añadió que no era sólo la corrupción la que había hundido las perspectivas electorales del PP, sino el «martilleo constante de las televisiones» con el conjunto de casos que afectaban a su partido.

Rubio no sólo ha demostrado ser un excelente estudiante y estar al tanto de la actualidad política, sino que también ha demostrado tener conciencia. «Es necesario e incluso urgente una educación que sea una cuestión de Estado», ha espetado el joven Pablo, quien considera que «llevamos demasiados años cambiando de una ley educativa a otra según el vaivén político de las urnas. Por favor, basta. Entre todos, sentémonos a hablar, pongámonos de acuerdo y desarrollemos un proyecto común para un pilar básico de nuestra sociedad». «Solo hacen falta buena voluntad, ilusión y confianza», ha rematado.

Un discurso emotivo, sensible y muy reivindicativo en el que no podía faltar «el llorado Nelson Mandela». «La educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo», solía decir el aclamado Premio Nobel de la Paz, y así lo ha querido recordar Pablo, quien ha pedido al Director General de Evaluación y Cooperación territorial, José Ignacio Sánchez, que era el encargado de presidir el acto de este viernes, «confianza en los docentes, en los alumnos, en las asociaciones de padres y, mas en general, confianza en la educación en sí misma». «Seamos ambiciosos: quienes estamos aquí no nos hemos preparado simplemente para el futuro, sino para intentar mejorar el futuro y no cometer los errores del presente, cada cual desde la senda que haya decidido transitar», ha concluido.

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