jueves, octubre 3, 2024
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Un ministro enfermo de amor

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La obsesión de José Ignacio Wert por seguir a pies juntillas los pasos de su actual pareja sentimental, Montserrat Gomendio, le ha llevado al mayor ostracismo político que jamás creyó protagonizar. El hoy ya exministro de Educación -este viernes a la 00.00 horas el BOE ya publicaba su cese- ha desaparecido del Gobierno sin una explicación oficial, un motivo aparentemente justificado o un adiós. Este jueves a las 22.00 horas, la Secretaría de Estado de Comunicación emitía un comunicado a todos los medios de comunicación en el que confirmaba lo que desde hace meses ya era un secreto a voces: José Ignacio Wert deja el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Y lo hace por amor.

El pasado mes de mayo, Gomendio dejaba el mismo Departamento para embarcarse en una nueva aventura. Es la nueva directora general adjunta de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Un reto que le ha obligado a instalarse en París. Se trata de la primera española que logra ocupar un puesto tan relevante en esta organización internacional. Y por supuesto, su relación con Wert no podía frenarlo. El ya exministro de Educación tenía un plan mejor. A primeros de junio quedaba vacante la plaza de embajador en la OCDE que ocupaba el diplomático Ricardo Díaz Hochleitner, y rápidamente vio su nombre escrito en el sillón. Tanto es así, que a principios de este año, le echó valor, pidió una reunión con el presidente Rajoy y le comunicó su deseo de dejar el Ministerio de Educación para ser el nuevo embajador de la OCDE.

Fuentes conocedores de aquella conversación aseguran a estrelladigital.es que Rajoy se limitó a escuchar, pero que nunca le prometió nada. Wert interpretó el silencio del presidente como un sí a sus intenciones. Y eso explica su «enfado» y «decepción» actual. A principios del mes de mayo, varios medios de comunicación publicaron que Rajoy estaba sopesando aceptar el ofrecimiento de Wert; y las alarmas no tardaron ni un segundo en encenderse en Génova. Ya costó digerir su entrada en el Gobierno en 2011. Pero por este aro no estaba dispuesto a pasar el PP. Según aseguran fuentes 'populares', no fueron pocas las quejas que recibió Rajoy por esta cuestión.

Los 'populares' llevan años molestos con Wert. Y no sólo por su descontrolada verborrea -que ha molestado y mucho en Génova-, sino por su actitud al frente del Ministerio, el cual «abandonaba» todos los viernes y «desaparecía» para ir a la residencia que Gomendio tiene en Londres, y donde actualmente residen sus dos hijos, Alejandro y Santiago. Estas «escapadas» no sólo eran tildadas de «escandalosas» en el Ministerio, sino también en el partido, donde actualmente ya no tiene «ningún apoyo». Más bien todo lo contrario. Desde Génova se está haciendo todo lo posible por impedir el nombramiento de Wert como nuevo embajador.

La competencia es única y exclusivamente de Rajoy, pero parece que se está haciendo el remolón. La presión procedente desde el PP es atronadora. Máxime tras la debacle protagonizada el pasado 24M. Y el presidente no quiere tensar más la cuerda. «No hay ninguna decisión tomada a este respecto». Esto es todo lo que ha dicho el presidente este viernes en la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo que se ha celebrado en Bruselas. Fuentes del entorno de Wert aseguran a estrelladigital.es que el ministro ya ha asumido que el nombramiento no se va a producir. Y que por eso ha decidido abandonar «enfadado» el Ejecutivo «ya».

Este viernes, el Consejo de Ministros ha dado luz verde a los nombramientos de los nuevos Embajadores españoles en Mozambique, Perú y Liberia. Pero ni rastro de Wert. De hecho, esto podría explicar las formas utilizadas este jueves por Rajoy para cesar al ministro de Educación. Un escueto comunicado oficial remitido a los medios a las 22.00 horas. Y una llamada intempestiva al Rey Felipe VI para comunicárselo sirvió para poner punto y final a la 'era Wert'. Nada más. Este viernes, Rajoy ha querido insistir en que no tiene ninguna intención de llevar a cabo ninguna «crisis de Gobierno» y ha asegurado que la decisión de cesar a Wert obedece única y exclusivamente a «razones personales» del ya exministro. «Él me había mostrado su deseo de dejar de ser ministro por cuestiones personales. Y eso es lo que ha pasado», ha zanjado el presidente.

Nadie a estas alturas del juego podría pensar que la presión ha podido con el incombustible Wert. Ese imbatible tertuliano televisivo venido a político que lleva casi cuatro años luchando contra viento y marea en el Ejecutivo de Mariano Rajoy por defender su nueva polémica Ley de Educación. Que a otra persona le hubiera podido costar la salud; pero que él nunca se amedrentó ante la adversidad. Sabía que el reto no era fácil. De hecho, sabía mejor que nadie lo que era la política. Es uno de los sociólogos más prestigiosos de este país. Y ha dedicado toda su vida a esta profesión. En algunos momentos de forma directa, como ministro o diputado nacional. Y en otras etapas de manera indirecta: trabajó en empresas de sondeos de opinión -fundó Demoscopia- y durante años trabajó junto a Pedro Arriola para Mariano Rajoy. Le asesoraba y le escribía discursos. Pero lo que nunca se imaginó es que esta nueva etapa profesional le fuera a bendecir con uno de los grandes amores de su vida. O así al menos lo define él en su entorno personal.

Un amor tan sorprendente como pasional que ha levantado grandes ampollas en el Partido Popular. El tono insolente, descarado, engreído, y en algunas ocasiones agresivo que ha empleado en algunas de sus intervenciones parlamentarias le ha convertido muchas veces en el centro de la diana de todas las críticas que circulaban en Génova, 13 respecto al Gobierno de Mariano Rajoy. De hecho, su nombramiento ya cayó como un jarro de agua fría en algunos sectores 'populares'. Pero lo que finalmente ha acabado hundiendo su reputación dentro del partido ha sido su romance con la que hasta hace escasas semanas era su secretaria de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades. En jerga política, su 'número dos'.

Monserrat Gomendio (12 de noviembre de 1962) fue investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) antes de dedicarse a la política. De familia adinerada -declara tener un patrimonio de 14.588.581 euros, el segundo mayor de entre todos los ministros y secretarios de Estado-, su vida también cambió radicalmente a su llegada al Ministerio de Educación. En 2013, varios meses después de que comenzaran los rumores sobre su noviazgo con Wert, decidió poner punto y final a un matrimonio de veinticuatro años con Eduardo Roldán.

El ya exministro había advertido en numerosas ocasiones su intención de dejar la política tras su paso por el Ministerio de Educación. De hecho, había encontrado la solución ideal: la OCDE. Pero su futuro profesional sigue siendo una incógnita. «El destino de los cesados, a ellos les corresponde», ha rematado la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría tras el Consejo de Ministro, donde se ha negado radicalmente a dar ninguna pista a este respecto. 

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