jueves, octubre 3, 2024
- Publicidad -

El calor afecta al sistema nervioso y potencia la agresividad

No te pierdas...

Los seres humanos son sensibles a todo tipo de cambios, altibajos y sensaciones que se producen en su entorno, pero sin duda uno de los elementos que más alteran el estado de confort del ser humano son los cambios meteorológicos. Estamos muy acostumbrados a escuchar a gente que asegura sentirse más baja anímicamente los días nublados o lluviosos, o quienes se sienten cansados y faltos de energía cuando llega la primavera (ese efecto conocido como “astenia primaveral”). Pero ¿qué hay del verano? ¿Hasta qué punto afecta el calor a nuestra salud mental y emocional?

Muchos estudios han afirmado que es habitual que las altas temperaturas provoquen agresividad o ansiedad. Por ejemplo, un estudio emprendido por Cara Beattie y Pilar Zurita, responsables de la ONG Psicólogos Voluntarios de Chile, explica que el calor produce síntomas físicos pero también psicológicos, los cuales son muy similares a los que se viven en situaciones de estrés. Las altas temperaturas producen un aumento de la adrenalina en nuestro sistema nervioso y preparan al organismo para huir o defenderse de un peligro, en este caso inexistente; pues esta sensación se debe a una alteración del organismo por exposición al calor. En esta situación aparece la agresividad. Esta emoción entra en acción para defenderse de ese peligro potencial que en realidad no existe, y precisamente de esta impotencia de no tener el control de la situación y de no poder luchar contra algo que agobia o amenaza al organismo, como es el calor, se potencia la agresividad.

Otro estudio de Volmae Psicólogos explica que, pese a que los seres humanos se  adaptan a todas las situaciones, a veces un exceso de calor bloquea y desorienta al organismo, por lo que, además de los efectos físicos, aparecen los psicológicos. A nivel físico las altas temperaturas producen sensación de cansancio y agotamiento, y en ocasiones puede darse lo que se conoce como “golpe de calor”, en que la temperatura corporal puede alcanzar los 40º, se dan frecuentes dolores de cabeza, sed, piel enrojecida y seca, y puede ser peligroso hasta el punto de causar la muerte por fallo multiorgánico. A nivel psicológico, las altas temperaturas afectan al sistema nervioso con síntomas similares a los causados por la ansiedad: irritación, agresividad, inquietud y falta de concentración.  

Otra psicóloga, Carolina Cabezas, de la Clínica Bicentenario, aúna todas las posibles reacciones citadas anteriormente, destacando la agresividad y la ansiedad como principales consecuencias emocionales a la sobreexposición al calor, aunque destaca que cada organismo reacciona de forma distinta ante los estímulos, por lo que nunca se da una predicción exacta. Francisco Alonso-Fernández, catedrático de Psiquiatría en la UCM, coincide con las teorías anteriores y advierte de la tendencia a la impulsividad y brotes de violencia inesperados. Asimismo, el catedrático también añade que disminuye la capacidad reflexiva y creativa, y desciende el rendimiento en el trabajo; también existe una mayor somnolencia e impedimento para dormir por las noches, así como mayor dificultad a la hora de conectar con las personas de alrededor, con tendencia a las discusiones y enfados.

Pero la guinda del pastel la aporta otro también profesor de Psicología, en este caso de la Universidad San Pablo CEU, Amable Cima, quien explica que es necesario distinguir las reacciones ocasionadas por las altas temperaturas de las causadas por la incidencia de la luz solar. El profesor advierte que los seres humanos tienen una gran capacidad de adaptación al medio en que se encuentran, por lo que la clase de problemas que se han mencionado suelen surgir por un cambio brusco de situación. Este cambio radical, argumenta Cima, provoca incomodidad, cansancio e incluso presión arterial. Con respecto a los cambios psicológicos, el profesor hace hincapié en ellos y, además de reafirmar la ansiedad, irritabilidad y agresividad provocadas por el calor, añade los cambios de humor y destaca que cuando éstos se producen al pasar de calor extremo a un clima templado el individuo tiende a sentirse más relajado.

Así pues, Amable Cima hace una diferenciación sobre el calor y la luz solar, asegurando que este elemento influye más en el cambio de humor que las altas temperaturas. Por ejemplo, algunos estudios afirman que las personas que viven en regiones con escasa luz solar tienden más a trastornos depresivos; y por ello lo que buscan son lugares con mayor luz solar, pero no necesariamente temperaturas más altas. En consecuencia, las personas que pasan de una región luminosa a una con menor luz suelen sufrir sintomatologías de depresión y dificultades para recuperar la alegría.

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -