El Juzgado de lo Penal número 1 de Palma juzgará este martes a cuatro acusados que presuntamente incitaron a la violencia y arremetieron contra el expresidente del Govern José Ramón Bauzá durante una protesta llevada a cabo el 28 de mayo de 2012 en el municipio mallorquín de Bunyola en contra de los recortes impulsados por el Ejecutivo autonómico.
Unos hechos por los que la Fiscalía, a cuyo escrito de acusación tuvo acceso Europa Press, reclama un año de cárcel para cada uno de ellos por un delito de desobediencia grave, mientras que a uno de ellos le imputa además una falta de lesiones por la que pide para él el pago de una multa de 600 euros.
Los inculpados, asistidos por el abogado Josep de Luis, alegaron sin embargo tras ser arrestados que su intención era recibir de forma «pacífica» a Bauzá a su llegada a Bunyola, que tenía programada dentro de su agenda política. De hecho, en una providencia dictada en octubre de ese año, la jueza instructora apuntó que los hechos sucedieron al amparo del ejercicio de derecho de reunión y manifestación.
En contra de lo manifestado por los imputados, la Fiscalía recuerda cómo Bauzá se topó a su llegada con una numerosa concentración de personas que protestaban por las medidas adoptadas por el Govern y que, al ver aparecer a la comitiva -compuesta por cinco vehículos todoterreno de la Guardia Civil y una furgoneta para garantizar la seguridad del presidente-, impidieron continuar su paso y comenzaron a insultar a los agentes.
El Ministerio Público señala que una vez avanzó el convoy hasta llegar a las proximidades de la estación de tren de Bunyola, unas 60 personas cortaron de nuevo la vía, burlando e insultando a los agentes que intentaban poner orden. Según la acusación, uno de los acusados se resistió «mediante patadas», llegando a morder en el brazo a uno de los guardias civiles.
Sobre esto, el propio acusado de este hecho llegó a asegurar durante la instrucción de la causa que no mordió a ninguno de los agentes allí presentes como tampoco vio a ninguno con mordedura alguna, después de que uno de los efectivos presentase un parte de lesiones y acusase a uno de los detenidos de haberle mordido en el antebrazo.
La Fiscalía concluye en su escrito que los acusados «llevaron la iniciativa de la protesta» y «participaron de forma notoria y activa» en los hechos, «jaleando a la masa congregada, incitando a la violencia, negándose a desocupar la vía pública ante los múltiples requerimientos de los agentes, insultando a la fuerza actuante llamándoles fascistas», lanzando «gritos a favor de ETA y resistiéndose a ser retirados de la vía pública con el pretexto de tener derecho a protestar».
Cabe recordar que los detenidos lamentaron ante la jueza, tras pasar a disposición judicial, el trato que les infligieron los agentes de la Guardia Civil que les arrestaron y, en el caso de uno de ellos, cómo le «alzaron, me tiraron del pelo repetidas veces y antes de entrar en el coche me tumbaron de cara y uno de ellos me puso la rodilla encima de la cara».
Según recordó, tras ser introducido en el vehículo del Instituto Armado «me tenían la cabeza medio empotrada en la puerta» mientras uno de los efectivos le comenzó a presionar «encima de mis ojos». Mientras, otro de los arrestados defendió que los protestantes no provocaron incidente alguno en el lugar de la concentración ni insultaron a los agentes, quienes, por su parte, «me estrecharon bastante el cuello y cuando les decía basta, me apretaban más».