El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, insiste en el discurso del miedo que ya estrenó este sábado y que emula a aquel ya mítico 'grito de guerra' de María Dolores de Cospedal: «el PP o el caos». Con las elecciones generales ya a la vuelta de la esquina, el líder conservador ya tiene claro dónde va a dar la batalla: no votar al PP será sinónimo de volver a la crisis económica. «Soy plenamente consciente de la importancia de estas elecciones. Está en juego que esta recuperación incipiente se fortalezca y se consolide o que volvamos a la etapa de las ocurrencias y las frivolidades. Está en juego seguir avanzando o retroceder; crecer o volver a lo que dejamos atrás», ha vuelto a reafirmar Rajoy durante su intervención de este martes en el foro ABC.
Acompañado por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; la ministra de Empleo, Fátima Báñez; la titular de Agricultura, Isabel García Tejerina; el presidente del Congreso, Jesús Posada; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes; o la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, Rajoy ha vuelto a recordar que España ya no es un país que se «desmorona» sino «otro erguido y decidido a avanzar». Y ha advertido de que no ve en el panorama político «ninguna otra fuerza política capaz» de llevar a buen término «el reto» de la recuperación.
«Algunos decían que sólo existían dos opciones: salir del euro o pedir a Europa el rescate», ha lamentado el presidente del Gobierno, que ha aprovechado para mandar un mensaje a los que le afean su «inmovilismo»: «He realizado la mayor labor reformadora en la historia reciente de España», se ha vanagloriado Rajoy. «Este es el gran cambio que se ha hecho en España. Estas son las cosas nuevas que están pasando, las que nos dan confianza en que el ciclo que hemos iniciado será largo», ha insistido el presidente, que se ha valido del horizonte que dibuja para España Standar&Poors. «Si se mantiene el rumbo, en la próxima legislatura, la economía española podrá crecer», ha zanjado.
Claro que como todo no podían ser 'autoelogios' a su propia gestión, también ha aprovechado el discurso en el que ha estado rodeado de amigos y buenas palabras para intercalar previsiones favorables para su reelección. En primer lugar, ha garantizado que el déficit público se situará por debajo del 3% en 2016 (la previsión es el 2,8%), por lo que España saldrá del procedimiento de déficit excesivo y registrará, por primera vez desde el inicio de la crisis, un superávit primario. Y en lo que al empleo respecta, otra de las grandes preocupaciones, ha asegurado que «en los próximos cuatro años», España «podrá recuperar los 20 millones de ocupados de antes de la crisis. Es mi objetivo y voy a dedicar todos mis esfuerzos», ha insistido.
Cataluña y Aznar
Cumplido su principal objetivo: 'vender' su mensaje electoral; ha llegado el momento de las preguntas. La polémica con José María Aznar y el desafío independentista de Cataluña han acaparado la máxima atención de los asistentes. Sobre Cataluña, el mensaje no varía: velará por el cumplimiento de la ley con «sentido de la proporción y de la prudencia». Sobre su relación cada vez más crispada con Aznar, tampoco. «No voy a polemizar con el señor Aznar porque a lo que tengo que dedicarme fundamentalmente es a convencer a los españoles de que es bueno que el PP continúe en el Gobierno», ha zanjado el jefe del Ejecutivo, que no ha querido responder si contará con su presidente de Honor durante la campaña electoral, ni tampoco ha querido decir si las últimas declaraciones de Aznar le parecen «desleales». «Son inasequibles al desaliento. Yo también», ha concluido.