El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y los 'barones' territoriales han acercado posturas en la reunión informal que se ha celebrado este domingo, y han decidido que, en caso de que Mariano Rajoy no logre el apoyo para ser investido como presidente del Gobierno, el líder socialista tiene luz verde para sentarse a negociar con Podemos siempre que la formación morada renuncie al referéndum de autodeterminación de Cataluña.
Sánchez llegaba a la cita de Ferraz en un clima de alta tensión interna y acorralado por los suyos tras mantener varios encontronazos con los dirigentes territoriales más influyentes, entre ellos el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y la presidenta andaluza, la todopoderosa Susana Díaz. Así las cosas, la cita de este domingo se antojaba fundamental para limar asperezas de cara a la crucial reunión del Comité Federal de este lunes y reforzar el consenso ante los posibles pactos de gobierno. Y por el momento parece que Sánchez ha conseguido sendos objetivos. Tras cinco de horas de cónclave a puerta cerrada, el líder socialista ha logrado sofocar los fuegos internos de los últimos días y ha recibido el aval de los 'barones' para poder hablar con Pablo Iglesias pero con condiciones. Se trataba de la última bala en la recámara con la que contaba Sánchez para convencer a los suyos de que la mejor opción pasa por un pacto con la formación morada.
El presidente de Asturias, Javier Fernández, ha asegurado al abandonar la sede del partido junto a la jefa del Ejecutivo andaluz, Susana Díaz, que el referéndum de Cataluña es «nuestra línea roja» a la hora de sentarse a negociar con Podemos. Tanto Díaz como Fernández, así como García-Page y Ximo Puig han querido mostrar una imagen de unidad en el seno del partido y han dejado claro que la posición del partido es unánime. Primero, dejarán intentar formar gobierno al PP y lo rechazarán con su voto y, después, tratarán de llegar a un acuerdo con otros partidos con una serie de condiciones claras, que comienzan con la unidad de España.
Y éste será el contenido, han dicho, de la resolución que votará este lunes el Comité Federal del partido, sobre la que la presidenta andaluza se ha mostrado «convencida» de que habrá un acuerdo. Y si Pablo Iglesias «retira» su exigencia de un referéndum para Cataluña, ha dicho Díaz, el PSOE se podrá «entender» con Podemos.
«Por tanto, no se cierra ninguna puerta al diálogo, pero se pone, o al menos se rechazan, las condiciones que han puesto otras formaciones políticas», ha explicado, García-Page, que ha recalcado que el PSOE no va a «poner en solfa ni la unidad de España ni el sistema democrático de representación».
«Salimos reforzados todos, que es de lo que se trata», ha asegurado el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, a su salida de Ferraz cuatro horas después de que comenzara el encuentro con Sánchez y el resto de dirigentes regionales. Aunque no ha querido dar más detalles, Vara ha añadido que la cita iba «bien».
Así las cosas, los dirigentes territoriales han mostrado una voz única pese a las tensiones de los últimos días a cuenta de los posibles pactos postelectorales. El anuncio de Ferraz de la posibilidad de retrasar el congreso a primavera también causó malestar en algunas federaciones, pero los 'barones' no han querido ahondar públicamente en este asunto y han asegurado que en la reunión no se ha hablado de las posibles fechas del congreso del partido, en el que Sánchez ya ha dicho que optará a la reelección como secretario general. Fuentes próximas a varios dirigentes territoriales aseguran que su celebración podría adelantarse a febrero.
Todos los dirigentes regionales del partido, incluidos los siete presidentes autonómicos, han estado presentes en la reunión de Ferraz: Susana Díaz (Andalucía), Javier Fernández (Asturias), Javier Lambán (Aragón), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Francina Armengol (Baleares) y Ximo Puig (Comunidad Valenciana). El presidente valenciano, que en un principio había plantado a Sánchez por tener previstos compromisos institucionales «irrenunciables», ha asistido finalmente al encuentro.