La errática y azarosa vida de Izquierda Unida estos meses dio un paso más a su liquidación con el arranque del año nuevo. Una información filtrada al diario El País por el entorno de Alberto Garzón anunciaba la liquidación de lo que queda de este partido y la fundación de una nueva forma política, que será fiel a la imagen y semejanza del recién reelegido diputado malagueño. El cabeza de lista de IU ha negado la información filtrada desde sus propias filas por medio de buen comunicado en su muro de Facebook –no un comunicado oficial del partido, ni un desmentido remitido al diario– pero ha anunciado enigmáticamente que “toca repensar la izquierda”.
Inmediatamente se ha producido un terremoto entre las personalidades históricas de este partido, que ha removido cualquier aletargamiento por las fiestas de Nochevieja. El histórico líder Gaspar Llamazares ha dado credibilidad a la información y ha mostrado en las redes sociales su malestar: “No comparto ni la disolución de IU en Podemos, ni su transmigración a otro proyecto. Defiendo la confluencia y la identidad de izquierdas”. Además, señala con cierta astucia: “Así, el próximo día nueve nadie hablará del resultado electoral ni de la estrategia de izquierdas, sino de un nuevo partido”.
Alberto Garzón ha obtenido unos malos resultados, en los que ha salvado a duras penas su representación parlamentaria al conseguir dos diputados por Madrid. En su comunicado en Facebook, puntualiza que ha logrado un mal resultado “en escaños”, amparándose en el millón de votos que ha logrado la formación por toda España con unas candidaturas que se han denominado “de Unidad Popular”.
El uso de Facebook es habitual en los políticos de nuevo cuño. Ya lo usó Tania Sánchez cuando abandonó IU, formación del que era diputada en la Asamblea de Madrid: «No. Punto. No vamos a entrar en Podemos. Punto. Lo puedo volver a repetir. ¿Más claro?». Hoy Sánchez es diputada electa en el Congreso bajo las siglas de Podemos, formación que lidera su expareja Pablo Iglesias.
Garzón, que pretende ser categórico a la hora de desmentir la información de la disolución de IU, no deja más que cabos a los que agarrarse para pensar que así va a ser: «IU tiene su próxima asamblea prevista para 2016. Allí se debatirá sobre el futuro de nuestra organización, y estoy convencido de que servirá para fortalecer el instrumento de izquierdas que necesitamos como país”. En ningún momento afirma que seguirán vigentes las históricas siglas. Además dice que ese proceso para “repensar” y buscar un instrumento, se hará “sin miedo a nada. Tampoco a los titulares”. El de este año nuevo sí ha desatado el terror en buena parte de la izquierda
Un histórico militante de IU asegura que “es la táctica habitual. Filtrar, desmentir en Facebook o Twitter, y acabar dando la puntilla”.
Desde que Garzón tomó el mando de izquierda Unida se han vivido crisis repetidas y situaciones kafkianas en esta formación con 30 años de historia política. Tras disolver el partido en Madrid, aseguró que no iba a hacer campaña ni pedir el voto por su propia formación en Madrid en las pasadas elecciones municipales. Las vendetas y purgas entre históricos dirigentes no han cesado por todo el país, y las listas resultantes, entre una amalgama de corrientes, partidos y asociaciones casi recién creadas e inspiradas en el 15M dio lugar a las listas de “Unidad Popular”.
Además, y paralelamente, Garzón coqueteó y negoció con Podemos su incorporación a las listas o bien la integración de ambas formaciones. La guerra de siglas y la enconada rivalidad –formalmente cordial– entre Iglesias y Garzón dio al traste con las negociaciones. Luego, la catástrofe electoral.
Alberto Garzón es un político surgido al hilo de la ola del 15M, visto con desconfianza por los cuadros que llevaban largas décadas militando en Izquierda Unida. Pero su pegada en los medios y juventud sirvió como una suerte de fórmula para competir con la arrolladora llegada de Podemos. El antídoto no ha funcionado, y mientras Garzón ha ido tomando el control del aparato.
Por lo que se ve, con intención de llevarlo a la funeraria.