domingo, noviembre 24, 2024
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Segur Ibérica hizo «caso omiso» a los avisos sobre el asesino de Marchante

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Juan Manuel Marchante, el vigilante asesinado el pasado viernes en el atunero 'Txori Gorri', había dado varios partes desfavorables de su presunto verdugo a su empresa, pero Segur Ibérica «hizo caso omiso» a los mismos, según aseguran fuentes de la familia del asesinado. Es más, un día antes de la tragedia, el jefe de seguridad comunicó a sus superiores y al patrón del barco la intención de retirar el armamento a Juan Antonio V.C. al advertir en él «actitudes anormales», según afirma la misma fuente. La petición fue recibida con indiferencia, igual que los anteriores partes de conducta.

Como ya adelantó en exclusiva Estrella Digital, Segur Ibérica había rebajado considerablemente los requisitos para entrar en la empresa porque los cuerpos de élite que antes engrosaban las filas de la compañía se negaban a realizar un trabajo tan arriesgado a cambio de una baja remuneración económica y unas deficientes condiciones de habitabilidad y salubridad. Juan Antonio V. C. aprovechó esa rebaja de las condiciones para embarcarse en el atunero en el último periodo de navegación que está a punto de finalizar. Por su parte, la compañía de seguridad privada defiende su proceso de selección a través de un comunicado y afirma que «todos los trabajadores de Segur Ibérica cumplen con los requisitos legales y normativa vigente».

«Juan Antonio V. C no superó ningún tipo de test psicológico»

Antes de que se produjera el debilitamiento de las condiciones laborales era necesario superar un curso de seis días para poder embarcarse en un atunero que llevaba armamento como el empleado por las fuerzas armadas. Todos los aspirantes debían superar test psicológicos, psicotécnicos, exámenes de seguridad con armamento o seguridad en la mar. A pesar de ser considerado como apto, cualquier mínimo fallo como mostrarse nervioso al coger un fusil de asalto podría suponer el suspenso inmediato dado la exigencia del curso.

«Juan Antonio V. C. sólo hizo un curso de 10 horas repartidas en dos días e impartido por una administrativa de Segur Ibérica que no tenía ningún tipo de experiencia ni conocimiento en armamento, munición y seguridad privada. No tuvo que realizar ningún test psicológico ni psicotécnico y apenas efectuó una hora de práctica de tiro. Ni siquiera tuvo que superar la analítica de estupefacientes», denuncian fuentes de la familia del asesinado. Segur Ibérica no ha querido atender las llamadas de Estrella Digital para conocer su versión sobre estos fallos de seguridad.

No eran amigos

A pesar de las diversas teorías que apuntaban a una relación directa de amistad entre Marchante y Juan Antonio, la familia asegura que la realidad es que se conocieron a la hora de embarcar en el ‘Txori Gorri’ y que en ningún caso el presunto asesino había sido infante de marina, según recalcan las fuentes consultadas.

«Juan Vicente V.C amenazó de muerte al patrón del barco»

Las versiones de lo ocurrido el pasado 8 de abril son múltiples y muy variadas. Se ha especulado con una posible discusión entre ellos, pero fuentes familiares niegan que existiera ningún tipo de rencilla previa al incidente que acabó con la vida de Marchante. Lo que sí afirman es que el jefe de seguridad había dado partes negativos de su supuesto verdugo y que la empresa “había hecho caso omiso”.

También se disparó la rumorología sobre las intenciones reales de Juan Antonio V. C. tras asesinar a su jefe de seguridad. De hecho, y siempre según fuentes de la familia de Marchante, el patrón del barco tuvo que esconderse porque Juan Antonio V. C. lo amenazó con acabar con su vida cuando éste salió a cubierta ante el ruido de los disparos. «Métete dentro o te mato», le advirtió pistola en mano.

Actitud desafiante

“El tercer vigilante que estaba a bordo nos comenta que salió a pecho descubierto sin ningún tipo de armamento para convencer a Juan Antonio de que dejara el arma y se calmara. Según él, le notó muy nervioso y con la intención de llevarse a cualquier persona por delante”, afirman fuentes de la familia. Tras varios minutos de duda, el presunto asesino se dirigió a la cubierta de botes y puso fin a su vida con un certero disparo, según la versión del tercer vigilante de seguridad.

La familia de Marchante también se queja amargamente del trato recibido por Segur Ibérica: “La empresa se llena la boca diciendo que está haciendo todo lo que está en su mano por la familia y lo mínimo que podría hacer era informarnos, y es algo que no está haciendo”. La visión no es compartida por la empresa, que alega en una nota que la atención a los familiares es «su prioridad». Además «ruega» el máximo respeto por éstas últimas y por el resto de trabajadores que siguen desempeñando su labor con dedicación y profesionalidad.

Por el momento, los dos cuerpos de los fallecidos permanecen en las Islas Seychelles a la espera de que un equipo forense español se traslade hasta el lugar de los hechos para practicarles la autopsia. Los familiares no tienen ningún plazo para la repatriación de los cuerpos.

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