‘Los veinticinco de Guipúzcoa’ han pagado caro su desacuerdo con la Administración. Afirman haber recibido insultos, desprecios y descalificaciones públicas. Aseguran que algunos políticos han llegado a decir que consiguieron el título de medicina en una tómbola. Y todo por tratar de evitar la construcción de una incineradora en la localidad guipuzcoana de Zubieta. Son los primeros médicos del país que han decidido agruparse para tratar de demostrar y denunciar que las incineradoras son nocivas para la salud y el medioambiente. Buscan, analizan y divulgan informes científicos que revelan la relación entre la actividad de las plantas y la enfermedad. “Creemos que nuestra obligación como médicos es informar porque existen datos que confirman que las incineradoras son nocivas para la salud. Por eso creamos la asociación”, explica a este diario Iñigo Suberbiola, portavoz del Grupo de Estudio Incineradora y Salud (GEIS).
La asociación GEIS es pionera en España. Son los primeros profesionales de la medicina que se han unido y asociado para alzar la voz y advertir sobre los daños que pueden provocar las incineradoras en la salud de los ciudadanos. “No nos movilizamos por motivos políticos. Nuestro objetivo es que la gente no tenga que padecer este detrimento para su salud”, aclara Suberbiola. Aun así, denuncian haber sufrido presiones políticas. “Políticos muy conocidos han hablado muy mal de nosotros. Hemos recibido descalificaciones personales. Nos acusan de defender ciertas tendencias políticas sin saber no siquiera lo que pensamos políticamente cada uno. Nuestro grupo es grande y diverso y a lo que nos dedicamos es a buscar informes para publicarlos”, añade el portavoz de la asociación que recuerda que GEIS comenzó a funcionar hace poco más de diez años.
La mayoría son médicos de familia
En el año 2003 Suberbiola, médico de familia y actual portavoz de GEIS, recibió la llamada de un compañero de profesión alarmado. La Diputación de Guipúzcoa acababa de comunicar su intención de poner en marcha una incineradora en San Sebastián. La iniciativa hizo saltar las alarmas entre algunos médicos de la zona que decidieron investigar los efectos de este tipo de actividades.
Dieron un paso al frente y se reunieron para intercambiar impresiones y datos. “Un grupo de médicos que trabajábamos por allí nos juntamos, hicimos una revisión de lo que se había publicado en revistas científicas internacionales hasta el momento y vimos que había suficiente documentación que decía que había riesgo para la salud”, recuerda Suberbiola. Entonces eran una docena de profesionales, ahora son veinticinco, la mayoría médicos de familia.
El proyecto no llegó a término y la actividad de GEIS, aunque siguió funcionando, dejó de ser visible. Sin embargo, la idea de implantar la incineradora ha resurgido y la asociación ha retomado la movilización y está “más fuerte que nunca”. Ofrecen charlas, reuniones y coloquios e incluso han recibido el apoyo de otras asociaciones internacionales de médicos y de organizaciones ecologistas como Greenpeace. Un trabajo que compaginan y tratan de conciliar con su vida familiar. “Después de atender a nuestros pacientes, revisar los informes de nuestro trabajo diario y atender a nuestras familias, tenemos que sacar tiempo extra para buscar documentación e informarnos los unos a los otros. Esta situación a veces es incómoda y es comprensible que a mucha gente no le apetezca participar”, sostiene Suberbiola.
La Administración les ignora
GEIS utiliza una base de datos a la que pueden acceder todos los médicos y a través de esa plataforma obtienen la información que solicitan. “Conseguimos la documentación en las bases de datos que utilizamos los médicos. Hay sobre incineración y sobre cualquier otra información que nos importe. Diabetes, nuevos tratamientos, artrosis, etc. En esas bases de datos hay miles de revistas médicas. Tenemos la opción de activar una alarma para que nos lleguen los temas que nos interesan”.
Los últimos datos que maneja la asociación datan de 2016 y creen que es “extraño” que no haya habido movilizaciones por parte de otros médicos del país. “En Madrid o en Bilbao también hay incineradoras y no conocemos grupos que se hayan movilizado. La información que pueden encontrar y que manejamos nosotros es la misma. La base de datos no es solo para Guipúzcoa, es para todos. Se puede consultar desde aquí , desde Alemania, desde Perú o desde Estados Unidos”, añade el portavoz de la asociación.
A pesar del trabajo que realizan y del apoyo social que reciben, GEIS asegura que la Administración ha preferido ignorarlos. A pesar de que han solicitado reuniones para compartir información, no han recibido respuesta. “Queremos hablar con ellos para oír los argumentos de todas las partes. Estamos abiertos a escuchar a todo el mundo y conocer todas las opiniones. Los responsables políticos nos descalifican, hablan mal de nosotros y cuando hemos pedido reuniones, por escrito, por carta certificada, les hemos invitado a las charlas pero no nos responden”, lamenta Suberbiola.
La Diputación de Guipúzcoa tiene previsto poner en marcha la incineradora dentro de tres años. La planta tratará las basuras de toda la zona y, según ha informado la propia Diputación, estará en funcionamiento a partir del segundo semestre de 2019. Además, este mismo año adjudicará las obras a la empresa privada que gestionará la incineradora durante 30 años.
Marina García-Rico