Los grupos de whatsapp que comparten los profesionales sanitarios de Madrid echan fuego. “¿Sospecháis de algún caso en vuestro hospital?”; “¿Sabéis algo nuevo?”. Las preguntas y las dudas se han difundido durante todo el día por la red social. La muerte de un hombre por la fiebre hemorrágica Crimea-Congo y el contagio de una enfermera que continúa ingresada mantiene en vilo al personal sanitario de la región. El virus, desconocido hasta ahora en España, presenta una tasa de mortalidad que supera el 50%, según datos ofrecidos por el Centro de Control de Enfermedades (CDC). Se desconoce las secuelas que puede provocar en los supervivientes y no existe vacuna. “La información es confusa tanto por parte de la Consejería de Sanidad como por parte de la gerencia del Hospital Gregorio Marañón”, aseguran fuentes sanitarias a este periódico que piden calma y precaución.
Por el momento, la Consejería de Sanidad, dirigida por Jesús Sánchez Martos, está realizando un seguimiento a 200 personas que han estado en contacto con los dos pacientes diagnosticados de fiebre hemorrágica Crimea-Congo. El varón contagiado, de 62 años de edad, falleció el pasado 25 de agosto en el Hospital Gregorio Marañón tras haber sido atendido en un primer momento en el Hospital Infanta Leonor. Fue trasladado con un fallo hepático para hacerle un trasplante, pero finalmente no fue posible. El fallecido explicó que se había detectado una garrapata después de dar un paseo por el campo en Ávila (Castilla-León). La segunda paciente contagiada, la enfermera que atendió al hombre en el Hospital Infanta Leonor, se encuentra ingresada en la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Carlos III donde permanece «estable dentro de la gravedad».
Intranquilidad y nerviosismo en los hospitales
Aunque la Consejería de Sanidad insiste en que la “situación está controlada”, lo cierto es que la intranquilidad reina en algunos centros sanitarios. Tal y como ha publicado este diario, en el Hospital Infanta Leonor hay incertidumbre. “Estamos un poco asustados. El Hospital está revolucionado y la gente intranquila”, han asegurado fuentes del centro. Según ha confirmado el propio Martos en rueda de prensa este jueves, el protocolo se activó tras el ingreso de la enfermera contagiada. También se han puesto en marcha los mecanismos de coordinación con todas las comunidades autónomas.
Martos también ha explicado que el caso detectado es el primero de Europa Occidental con “carácter autóctono, no importado de otro ámbito geográfico”. Además, César Pascual, director general de coordinación de la asistencia sanitaria, ha reconocido que “no hay experiencia en el diagnóstico y el tratamiento clínico de la enfermedad”.
Los síntomas comienzan de forma súbita
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es una enfermedad causada por un virus (FHCC) transmitido por garrapatas. Causa graves brotes de fiebre hemorrágica viral con una tasa de letalidad que supera el 50%. Es endémica en África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia. Según explica la Organización Mundial de la Salud, entre los huéspedes del virus figuran una amplia variedad de animales salvajes y domésticos como vacas, ovejas y cabras que se infectan por la picadura de garrapatas.
Respeto al contagio de personas, el virus se transmite también por la picadura de garrapatas y por el contacto con la sangre o tejidos de animales infectados. Además, puede haber transmisión entre seres humanos en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos y otros líquidos corporales de personas infectadas. También se producen infecciones como consecuencia de la mala esterilización del equipo médico, la reutilización de agujas y la contaminación de suministros médicos.
Los síntomas comienzan de forma súbita. Fiebre, dolor muscular, mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos e hipersensibilidad a la luz. Por otro lado, puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta, cambios de humor y confusión. La OMS aclara que tras la picadura de la garrapata la fase de incubación es generalmente de uno a tres días, con un máximo de nueve días. “El periodo de incubación tras el contacto con sangre o tejidos infectados es normalmente de cinco a seis días, con un máximo documentado de 13 días”, dice el organismo.
Marina G.Rico / Andrea Morea