lunes, noviembre 25, 2024
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Maternidad subrogada: “Mercantiliza a las mujeres, las utiliza como hornos”

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La pareja interesada se desplaza hasta el país seleccionado y una vez allí el hombre dona su esperma para realizar una fecundación in vitro. Puede llevarse a cabo con los óvulos de la madre contratante o con los de una donante. Una vez efectuado el proceso regresan a España y esperan la llegada del bebé. Cerca de mil parejas españolas contratan cada año vientres de alquiler en el extranjero. Se trata de una práctica ilegal en nuestro país y cuenta con el rechazo de numerosas asociaciones y movimientos feministas. “Se utiliza a las mujeres como objetos, como hornos. Se mercantiliza su cuerpo y se convierten en incubadoras. Las mujeres son objetos que se pueden poner en el mercado para explotar su capacidad reproductiva igual que la prostitución explota su capacidad sexual”, explica a este diario Laura Nuño, politóloga feminista.

“No somos vasijas”

Aunque durante la campaña electoral los cuatro principales partidos, PP, Podemos, Ciudadanos y PSOE se mostraron durante la pasada campaña electoral a favor de la maternidad subrogada y de su legislación, lo cierto es que ciertos sectores de la sociedad se han posicionado en contra de este sistema, sobre todo el movimiento feminista. Bajo el lema ‘No somos vasijas’ un numeroso grupo de filósofas, constitucionalistas, académicas y personalidades del movimiento feminista, como Amelia Valcárcel, Victoria Camps o María Luisa Balaguer, lanzaron una campaña en junio del año pasado para denunciar esta práctica y abrir el debate. En concreto, denunciaron a través de un documento que la maternidad subrogada niega el derecho a decidir de las mujeres y representa la mercantizización y el tráfico de las granjas de mujeres. El mensaje fue claro: las mujeres no se pueden alquilar o comprar de manera total o parcial.

“En España es ilegal. Comprar y vender seres humanos es ilegal”, añade Nuño. Está recogido en la Ley 14/2006 sobre Reproducción Asistida en el artículo 10 que dice que “será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna en favor del contratante o de un tercero”. Sin embargo, tal y como explica la web Vientre de Alquiler España, los niños nacidos fruto de un vientre de alquiler podrán ser registrados en España si se presenta una resolución judicial del país de origen que ratifique la legalidad del proceso.

Mujer como objeto

La mujer como objeto de mercado en este tipo de procedimiento es la critica principal que realiza el movimiento feminista. “La madre gestante en ningún momento puede cambiar de opinión mientras que los compradores pueden hacerlo en cualquier momento. Una vez que ha firmado el contrato no puede cambiar de opinión. Estos derechos que estamos negociando aquí, que una mujer pueda interrumpir el embarazo, ella los pierde. La salud de la madre importa un bledo”, dice Nuño. Eso mismo denuncia la plataforma No somos vasijas. Alega que la “maternidad por sustitución” niega a las mujeres gestantes el derecho a decidir durante el proceso de embarazo y en la posterior toma de decisiones “relativas a la crianza, cuidado y educación del menor”.

“Bioética para privilegiados”

Por otro lado, la politóloga asegura que las mujeres que aceptan ser vientre de alquiler suelen tener pocos recursos mientras que los solicitantes suelen gozan de un buen posicionamiento económico. Para llevar a cabo el proceso, los compradores abonan entre 50.000 y 200.000 euros a las empresas encargadas de gestionar estas prácticas. “Hay un montón de niños por adoptar en esos mismos países donde están comprándolos a encargo. Lo que pasa es que quieren niños a estrenar, es bioética para privilegiados. Encargan niños con unas características precisas porque tienen el dinero para hacerlo y los engendran mujeres pobres. Son mujeres cuyas familias tienen necesidades económicas que cubren con esto”, explica Nuño.

Aun así, reconoce que existen “muchos contextos”. “En Estados Unidos es más caro y te regalan la nacionalidad. No se la dan a muchos de los que viven allí pero si se pone dinero encima de la mesa el niño se va con la nacionalidad. Otra cosa con los entornos como Ucrania o la India. Las mujeres no tienen libre elección. En concreto, en la India firman con la huella digital porque son analfabetas y la autorización da la el padre o el marido en caso de tenerlo. Es una barbaridad”, lamenta Nuño.

Además, también defiende que el sistema internacional de adopción es más “seguro” que la maternidad subrogada. “Mientras que el sistema de adopciones internacionales sí tiene todo un protocolo de adopción que garantiza que el menor va a estar en un entorno seguro, la maternidad subrogada no. Es directamente libre mercado”, denuncia la politóloga. De hecho, Nuño recalca que en las páginas webs de las empresas que ofertan esta práctica, la mujer gestante está completamente invisibilizada. “Se hace a través de multinacionales que trabajan en todos los países. Hay muchísimas empresas que tienen servicios jurídicos y sanitarios especializados, incluso agencias de viajes. Tienen de todo, son holdings. Si tienes dinero es fácil hacerlo. En todas las publicidades invisibilizan a la madre gestante. A las mujeres nos están contando que lo mejor de la vida es ser madre y a estas mejores les hacen ser madres y luego el mercado les quita las criaturas”, concluye la politóloga.

Marina García-Rico

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