Juan Francisco Ealy, irreprochable terno azul, madrugó este lunes para contar varias verdades en el Ritz. Invitado por el Foro Nueva Comunicación para hablar del centenario del diario mexicano El Universal, dentro de su gira por España, el licenciado Ealy llenó los regios salones del aristocrático hotel madrileño de su agradable acento mexicano y verdades que bajaron al suelo a los representantes de los medios españoles presentes. Habló de los tiempos heroicos en que dio voz a partidos no institucionales aunque retara al poder establecido, el PRI. Y habló de la lacerante muerte de compañeros, “sacrificio”, lo llamó, por el mero hecho de informar. Conmovió que dijera que a luchar contra esto va a dedicar “los años que me queden de vida”.
El Universal, diario líder mexicano, puede exhibir unos números y una salud que produce envidia a los medios españoles. Sin embargo, las inamovibles certezas y principios que puso de manifiesto su presidente, y durante décadas director, trajeron a la mente de la concurrencia que el periodismo en México es un asunto serio.
Con prodigiosa memoria Juan Francisco Ealy, el licenciado Ealy, ennumeró los casos de asesinato de periodistas este año, 16. Para bochorno del auditorio, ésa es la realidad en la que miles de compañeros de todo el mundo trabajan, en el puro desafío y riesgo de su vida. Ealy, en su condición de presidente de la Comisión de Impunidad de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), ha planteado “la posibilidad de crear, igual que existe la ONU, una organización de medios de todo el mundo, que sería mucho mejor para combatir el crimen organizado contra los medios de comunicación”.
Las convicciones de periodista de la escuela auténtica, la de la libertad de prensa, levantaron los murmullos de aprobación de la concurrencia, como los de Luis María Anson, académico de la lengua y también maestro de periodistas.
México, como parte de Latinoamérica, ha salido mejor librado de la crisis que la vieja Europa. La salud tanto económica, como de calidad, de la prensa mexicana da bastante envidia a esta orilla del Atlántico. Por eso las palabras de Ealy, en el sentido de que la prensa escrita “continuará existiendo”, dieron un hálito de alivio a los representantes de medios impresos como Antonio Fernández Galiano, presidente de Unidad Editorial, que presentó al editor de El Universal.
Este diario, con tanta solera que en sus rotativas se imprimió la primera constitución mexicana, pronto hará 100 años, no ha renunciado, ni mucho menos, a la revolución digital. Sus datos de Comscore reflejan 20 millones de usuarios mensuales, lo que no es una broma. Suficiente como para disputar el liderazgo de la prensa latinoamericana a aquel que se atreva.
La seguridad con que hablaba Juan Francisco Ealy sugirió que se le planteara la inversión en medios españoles, algo a lo que el editor mexicano se mostró dispuesto.
En su alocución, recordó los tiempos en que la tesorería de El Universal no era tan boyante como ahora. El editor, entonces director, tuvo que venir a España a cobrar unas facturas, según rememoró. Al faltar recursos para un billete, a Ealy le consiguieron uno de intercambio comercial: “No deseo a nadie ese viaje, tuve que recorrer toda América del Sur para llegar a España”, recordó. Y estas vivencias del viejo periodismo, en precario, sin lujos, dispuesto a recorrer América si hace falta para llegar a Madrid, pero siempre a cumplir la misión, trajo aromas del periodismo de siempre a los salones del Ritz, iluminados por arañas de cristal, bajo las que los periodistas siempre se sienten un poco intrusos.
Joaquín Vidal