La Fiscalía pide 15 años de cárcel para un sargento primero de Caballería por un delito de agresión sexual que habría cometido entre 2010 y 2014 contra su hijastra cuando tenía entre cinco y nueve años, y con la que convivía junto a su mujer y otros dos hijos que tienen en común.
El acusado, F.S.S., de 36 años, abusó de la menor cuando se quedaban solos en su casa de Melilla y mientras el resto de la familia estaba durmiendo, y le instaba a que no dijera nada porque es militar y le haría daño con la pistola y la catana que tenía, según el escrito de acusación, al que ha tenido acceso Efe.
El sargento le introducía a la menor el pene en la boca, en una ocasión hasta hacerla vomitar, y se lo restregaba por sus partes íntimas sin penetración porque «todavía lo tienes pequeño, pero hay mucha vida por delante», relata la Fiscalía.
La menor, hija de una relación anterior de su expareja y para la que la Fiscalía pide una indemnización de 20.000 euros, explicó lo ocurrido a varias amigas, una de las cuales se lo contó a su padre, quien a su vez se lo dijo a la madre de la víctima y tras lo cual en 2014 comenzó el proceso para averiguar lo ocurrido y se separó de su pareja de hecho.
El auto de procesamiento del militar precisa que la prueba «esencial» de cargo es el testimonio de la menor a través de la exploración que le hizo una psicóloga adscrita a los servicios de los juzgados de Sevilla.
El juzgado de instrucción 5 de Melilla, que ha investigado el caso, asegura que en un ordenador de la vivienda familiar se encontraron 146 archivos pornográficos, algunos de los cuales habría enseñado a la menor.
El militar estuvo mes y medio preso hasta que pagó una fianza de 6.000 euros, y tras lo cual estuvo seis meses suspendido de empleo y sueldo y después recuperó su trabajo y fue ascendido, ha lamentado a Efe la abogada de la acusación, Elisabeth Guerrero, que también pide 15 años de prisión.
El ascenso en el escalafón militar, proceso que estuvo parado, se produjo a pesar de que, además de estar acusado de los abusos sexuales, está procesado por maltrato contra su expareja y por quebrantamiento de medidas cautelares, entre ellas el alejamiento de la mujer, según la abogada.
La madre de la menor, que es soldado, ha tenido que cambiar de ciudad, desde Melilla a otra que no quiere revelar, para que el militar no la localice, lo que ya logró cuando tuvo que «huir» de la ciudad autónoma.
«Mi hija es una muñeca rota», ha dicho la mujer del estado actual de la menor que presuntamente sufrió los abusos, que ahora tiene 13 años y que critica duramente el trato que recibió en Melilla por los mandos militares, donde le dijeron, entre otras cosas, que «si estás incómoda, ahí tienes Mercadona» y que era «un marrón con patas».
Tras revelarse los presuntos abusos, la madre supo por los profesores que otra hija suya, que tuvo en común con el militar y que ahora tiene 6 años, tenía comportamientos extraños, por lo que la llevó a un psiquiatra, que evaluó riesgos de que hubiera sufrido abusos sexuales de su padre y presenciara conductas sexuales inadecuadas.
Con ese dictamen, la madre ha denunciado en la Policía de Sevilla a su expareja por otros presuntos abusos sexuales.