domingo, noviembre 24, 2024
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Aseguran que la Guardia Civil evitó que ETA destruyera pruebas de atentados

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La reciente operación de la Guardia Civil y de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) francesa ha evitado que ETA destruyera pruebas esenciales para el esclarecimiento de atentados aún sin juzgar, según señalan a Efe fuentes de la lucha antiterrorista.

Se trata de la operación Seminario, en la que los agentes arrestaron a cinco personas que iban a proceder a la destrucción de un primer «stock» de armas de ETA, equivalente al 15 por ciento de los arsenales «sellados».

La importancia de esta intervención, subrayan las fuentes, va más allá de la incautación del material encontrado en un caserío de Louhossoa, cerca de la frontera con España: dos granadas, 29 armas cortas, 9 fusiles de asalto, 12 metralletas y gran cantidad de explosivos y elementos para su fabricación, aunque el recuento oficial no ha concluido.

Porque lo que ETA pretendía, según las fuentes, no era solo hacer una exhibición de «buenismo» y volver a hacerse la foto con el «bodegón» de unas armas destruidas, sino hacer desaparecer pruebas que podrían contribuir a la investigación de acciones de la banda terrorista que aún no han pasado por los tribunales. De hecho, se cifra en más de 300 el número de atentados etarras sin esclarecer.

De momento, no ha trascendido el origen de las armas incautadas, pero su intervención deja a ETA con cada vez menos capacidad logística, sobre todo después del hallazgo, también por la Guardia Civil y la DGSI, el pasado mes de octubre en un bosque en el norte de Francia de un zulo con 145 armas cortas, el mayor arsenal incautado a la banda y el mayor localizado desde 2004.

26 pistolas, 43 kilos de polvo de aluminio para fabricar explosivos, detonadores y cordón detonador fueron hallados por la Guardia Civil en una casa de Biarritz en julio de 2015, en otro golpe a la estructura logística de ETA en mayo de 2013 con seis detenidos encargados del control de zulos, falsificación de documentos y el robo de vehículos.

Las fuentes creen que, además de destruir pruebas, lo que queda de la banda trataría de ganar apoyos dentro de su propia causa y buscaría conseguir sus principales objetivos, como es el acercamiento de los presos, «sin asumir ningún riesgo».

Y para ello, iba a utilizar en ese acto a personas muy próximas al ámbito independentista vasco, en un gesto con el que probablemente ETA quería «resarcirse» de la «pantomima» de febrero de 2014, cuando miembros de la banda ETA mostraron a representantes de la denominada Comisión Internacional de Verificación una cantidad ínfima de armas y luego se las llevó.

El depósito fue descubierto en un caserío propiedad de una periodista del portal vascofrancés Mediabask que fue arrestada junto con cuatro hombres: Michel Berhocoirigoin, expresidente de la cámara agrícola Euskal Herriko Laborantza Ganbara; Jean-Noël Etcheverry, del colectivo ecologista Bizi; el viticultor Michel Bergougnian, y el cámara Stéphane Etchegaray.

En cualquier caso, y fuera cual fuera la intención de ETA, responsables de la lucha antiterrorista insisten en que en la única verificación posible de un eventual desarme tendrán que estar presentes las fuerzas de seguridad.

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