Tiene veinticuatro años, novio, le gusta quedar con sus amigas, ir al gimnasio y cocinar postres. Podría ser la descripción de cualquier chica normal que está estudiando un oposición, pero no, es el caso de Ana Eirea Costoya, natural de Betanzos, que ha conseguido su plaza. Ya es jueza.
En este ocasión había 100 plazas, 65 de juez y 35 de fiscal, y a la primera prueba se presentaron casi 5.000 personas. «Me lo tomé como un trabajo. Dedicaba al estudio ocho horas diarias. El sábado por la tarde, tras estudiar seis horas por la mañana, me lo daba libre y también el domingo», recuerda la betanceira en una entrevista concedida a La Voz de Galicia.
Ahora toca celebrarlo, pero su camino no ha terminado. Tras las navidades le esperan nueve meses de formación en Barcelona, en la Escuela Judicial, como funcionaria en prácticas. Una vez terminadas se convertirá en jueza en prácticas, momento en el que le dirán su siguiente destino.
«Me gusta penal. Me llaman la atención los temas de terrorismo, narcotráfico o trata de blancas, pero de eso se encarga la Audiencia Nacional y para llegar ahí hace falta mucho», explica la joven. Esta exalumna del instituto Francisco Aguiar, de Betanzos, estudió Derecho en la Universidad de Coruña y siempre tuvo claro que no quería ser abogada. «Soy de vocación tardía. Estudié bachillerato de ciencias porque entonces me atraía la biología».
Redacción