La juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ha puesto en libertad a cuatro de los siete detenidos que permanecían en prisión provisional por la agresión a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua (Navarra).
En concreto, la magistrada ha acordado la libertad de Julen Goikoetxea, Jon Ander Cob, Aratz Urrizola e Iñaki Abad, mientras que siguen en prisión sin fianza desde que ingresaran el pasado 15 de noviembre Jokin Unamuno, Oihan Arnanz, y Adur Ramírez de Alda.
La juez ha acordado esta decisión tras practicarles hoy la declaración indagatoria para informales de los hechos y delitos que se les imputan.
En un auto, Lamela considera que, una vez finalizada la instrucción y dictado el auto de procesamiento contra todos ellos, es «difícil» prever que los cuatro que han quedado en libertad «puedan ocultar, alterar o destruir fuentes de prueba o que puedan actuar contra bienes jurídicos de las víctimas».
A estos cuatro les ha impuesto como medidas cautelares comparecencias en el juzgado más próximo dos días a la semana, la retirada del pasaporte y la prohibición de salir del país.
«No ocurre los mismo», sostiene la juez, con los otros tres jóvenes, de quienes Lamela tiene en cuenta «su especial liderazgo y protagonismo en los hechos»
Justifica que les mantiene en prisión provisional porque «no puede asegurarse que, de quedar en libertad, estos no vayan a atentar contra bienes jurídicos de las víctimas o incluso cometer actos delictivos».
Entre ellos destaca a Jokin Unamuno, quien sería uno de los principales «promotores» del movimiento Ospa Mugimendua en Alsasua -que dinamiza la campaña de la izquierda abertzale «Alde Hemendik» (Fuera de Aquí)- y que cuenta con antecedentes policiales por organizar y participar en marchas y concentraciones prohibidas por Delegación del Gobierno en Navarra.
Según la juez, fue Jokin Unamuno «quien comenzó la actividad frente a las víctimas, increpándolas, pidiéndoles que abandonasen el local y poniéndose en contacto telefónico con otras personas, entre las que se encontraba Adur» Ramírez de Alda.
«Ambos tuvieron una participación muy activa en los golpes propinados a los agentes y sus parejas», añade la magistrada.
De Oihan Arnanz dice que fue el primero que se dirigió a uno de los agentes cuando éste fue al baño y le «preguntó si era un madero».
Pero también, añade, «fue uno de los que agredieron con más saña, moviéndose y acercándose a los guardias civiles de forma desafiante y chulesca» y, en particular, «se ensañó con uno de los agentes cuando éste se encontraba en el suelo, dándole patadas y pisándole con gran profusión con gran destreza en sus movimientos».
Oihan Arnanz se encaró poco después con dos policías forales llegando a levantar el puño a uno de ellos.
El pasado 22 de noviembre, una semana después de tomarles declaración y mandar a siete de los nueve detenidos a prisión, la magistrada procesó a todos ellos por delitos de terrorismo en concurso ideal con delitos de atentado, de odio y lesiones.
«Todos ellos conocían con anterioridad la condición de guardias civiles del teniente y el sargento (agredidos), siendo está única y exclusivamente la causa por la que fueron insultados y golpeados», destacaba la jueza en el auto de procesamiento, previo a la apertura de juicio oral.
A consecuencia de la agresión, uno de los agentes tuvo que ser intervenido quirúrgicamente por las lesiones sufridas en una pierna y en la cara, mientras que el otro guardia civil y las parejas de ambos presentaban lesiones, magulladuras y hematomas.