lunes, noviembre 25, 2024
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Globo sonda para la nueva subida de tasas universitarias

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Los economistas adoran los incentivos, incluso si producen desigualdad y cuanto más próximos están al poder, más adoran los copagos.

Por ejemplo, subir las tasas universitarias produce – afirman- que los estudiantes reaccionen estudiando más y alivian la financiación universitaria. Una doble satisfacción por la que la comunidad Universitaria debiera estar entusiasmada.

En la mañana de hoy, Ángel de la Fuente, el director ejecutivo de FEDEA, influyente fundación de análisis económico, auspiciada por sociedades del IBEX35, y persona vinculada al ministro Montoro, ha declarado la conveniencia de aumentar las tasas universitarias.

El economista Ángel de la Fuente, elegido para evaluar las balanzas fiscales regionales en oposición a las doctrinas federalistas, fue rescatado del CSIC para dirigir una Fundación que se había tornado crítica con la política económica del Gobierno.

El argumentario del Director Ejecutivo de la Fundación, en el contexto de la defensa de los copagos generalizados (sanidad, autovías, etcétera) se ha mostrado partidario de aumentar “bastante” las matriculas universitarias, acompañadas eso sí de un aumento de becas, aunque no dice si “bastante”.

El Director ejecutivo de FEDEA es consciente de que la propuesta de aumento de tasas produce coincidencia entre PP y Ciudadanos y es apoyada por una amplia corriente “modernizadora” de la Universidad española, a la que además de los analistas de FEDEA se suman otros economistas, vinculados al influyente blog de ideas “Nada es Gratis”, en el que pueden encontrarse coincidencias con muchas de las tesis del economista de cabecera de Ciudadanos, Luis Garicano, uno de sus fundadores.

FEDEA acababa el año publicando un informe elaborado por profesores de la Universidad de Valencia – con publicación también en “Nada es Gratis” –  que concluía en que “los estudiantes universitarios reaccionan ante una subida de tasas con un mayor esfuerzo” y defendían “un diseño escalonado de las tasas”

Una media que difícilmente logrará apoyos en el parlamento en otras formaciones políticas que, en sus programas electorales, han puesto la atención en el aumento de estudiantes y profesorado universitario, algo que parece incompatible con la subida de tasas.

La reflexión de lo que parece la actual academia económica española no considera relevante ni la pérdida de alumnado ni el alargamiento de las carreras que produce el encarecimiento de las carreras. Tampoco, que España ya tiene alguna de las universidades más caras de la Unión Europea o que países poco sospechosos de poca calidad como Austria, Alemania, Dinamarca, Finlandia o Suecia tienen matrículas gratuitas.

Entre 2013 y el curso que concluyó en 2016, la Universidad española ha visto reducir su alumnado en 105 260 personas, en proporción ligeramente superior de mujeres, sin que esa reducción pueda explicarse demográficamente.

La Universidad española no dispone de un sistema de créditos (lo tienen 29 países), ni de desgravación fiscal a las familias por cada hijo universitario (lo ofrecen 16 países), ni de ayudas familiares por cada hijo que va a la universidad (está vigente en 12 países). Junto a Rumanía, Croacia o Bosnia, nuestro país es el único que no goza de incentivos. Un hecho que presiona los gastos de los hogares.

España es la novena universidad más cara de Europa y  ocupa el octavo lugar entre las más caras si hablamos del Master. 

Aunque las matrículas más caras son las de Madrid y Cataluña,  el gasto medio de los hogares en educación superior ha crecido, desde el inicio de la subida de tasas, según la encuesta de presupuestos familiares del INE, un 26%. Cifra media que oculta subidas del 32% en Andalucía, 36,7% en Castilla León o de hasta el 63% en Castilla La Mancha.

Las tasas han producido seguramente un aumento de esfuerzo, pero van ligadas a una evidente reducción del alumnado y a subidas especialmente lesivas en las Comunidades menos desarrolladas, con al excepción de Extremadura.

El globo sonda que lanzan desde FEDEA no se sostiene en la realidad socieconómica española, ni en la necesidad de incentivar mediante precios el esfuerzo. Las tasas cubren una parte reducida del gasto pero países con más calidad universitaria que la española no recurren al copago. 

Miguel de la Balsa

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