Pablo Iglesias se queda sin apoyos. De su núcleo duro inicial, hoy está enfrentado a muerte con su 'número dos', Íñigo Errejón, y dos de los socios fundadores, Luis Alegre y Carolina Bescansa, parecen haber volado del nido. Así que no le ha quedado más remedio que encontrar fuera de sus filas el apoyo que no tiene dentro: las confluencias y su socio electoral, Alberto Garzón, componen su nueva guardia de corps.
«Leo titulares que dicen que IU se funde, se diluye, desaparece… Erre que erre con falsedades. ¡No cambia el interés en matarnos!». Alberto Garzón lleva un par de años haciendo este tipo de declaraciones, pero la realidad es que cada vez está más cerca de Podemos y menos de la formación que dirige. Mientras miembros de Izquierda Unida reclaman una mayor presencia mediática de sus siglas, su coordinador general cada día se oculta más tras las de Podemos.
Hace dos meses, miembros de IU ya veían clara la jugada de Garzón: posicionarse bien en el bando que a priori parece el vencedor en Vistalegre II, el de Pablo Iglesias, y culminar por fin el proceso de integración de IU en la formación morada, que se inició con la coalición electoral, y que en los últimos meses parece haberse afianzado aún más, sobre todo después de que Unidos Podemos fuera constituido como partido político, registrado oficialmente por el equipo jurídico de la formación morada en el Ministerio de Interior y con domicilio en la sede oficial de Podemos, a espaldas de Errejón, uno de los pricipales detractores de esta alianza.
Hoy, Alberto Garzón ya no sólo es un buen aliado externo, sino que además, participa en la campaña de Pablo Iglesias por el liderazgo en Podemos. Tal y como reconoce el propio Iglesias en el vídeo promocional del documento programático que tiene previsto defeder en el próximo congreso nacional de Podemos, su «Plan 2020, ganar al Partido Popular y gobernar España», está compuesto por ideas de «varios compañeros». Entre ellos, el líder de una formación que supuestamente es ajena a Podemos, como es el caso de IU.
Se supone que también incluye ideas de En Comú y En Marea, pero éstas no dejan de ser marcas territoriales de Podemos. Izquierda Unida, sin embargo, se supone que sigue siendo la formación de izquierdas tradicional y autónoma. De hecho, esto es lo que decía Garzón en junio de 2015.
IU es necesaria para la sociedad porque es autónoma. Así surgió en 1986. No ser muleta de ningún partido. Sólo instrumento de la gente.
— Alberto Garzón (@agarzon) 4 de junio de 2015
Y el proyecto político de IU es transformar la sociedad, desde su autonomía, principios y cooperando. Más unidad popular y menos burócratas.
— Alberto Garzón (@agarzon) 4 de junio de 2015
Pero es evidente que ya ha llovido mucho desde entonces. Garzón ya se ha posicionado e Iglesias no lo oculta. El actual líder de Podemos no sólo cuenta con sus ideas, sino también con su presencia. El líder de IU participará este viernes en un acto de campaña con Iglesias. Es más, esta misma semana, Pablo Iglesias felicitaba los 3 años a su formación con un vídeo en el que sólo se registra un abrazo: el que le da a Alberto Garzón cuando sellan su alianza electoral.
Hoy nos toca celebrar a tod@s. Feliz cumpleaños militante, inscrita. El poder lo sigues teniendo tú. #3AñosMorados https://t.co/KpMDtERHUO pic.twitter.com/AhCqZAJObS
— Pablo Iglesias (@Pablo_Iglesias_) 17 de enero de 2017
«Siempre salimos unidos de cada uno de los problemas que frontamos», dice este nuevo documento gráfico. Pero lo cierto es que el abrazo es con Garzón, no con Errejón, ni con Bescansa.
Es evidente qu el núcleo de los fundadores de Podemos ha sufrido una recomposición de fuerzas. Luis Alegre, quien fuera el hombre fuerte de Pablo Iglesias en Madrid y todavía miembro de la Ejecutiva, ha reaparecido tras un largo periodo de silencio para adherirse a las tesis políticas defendidas por Errejón. Y no es el único que se desmarca, Carolina Bescansa y Nacho Álvarez también han criticado la polarización del partido entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. «El debate previo a Vistalegre II es una suerte de partido de pingpong donde dos jugadores no permiten que el resto de jugadores exprese sus ideas. Un país no se dirige a golpe de Twitter», han advertido.
Elsa S. Vejo