El pasado 27 de octubre un mariscador encontró en Taragoña (La Coruña) el teléfono de Diana Quer, la joven madrileña que desapareció en A Pobra do Caramiñal el 22 de agosto. Este hallazgo dio esperanzas a los investigadores y a la familia de la joven aunque tras más de tres meses sin obtener una información sustancial, la Guardia Civil ha decidido abandonar momentáneamente la investigación del móvil para centrarse en otras vías de investigación.
En su momento, el hallazgo del dispositivo de la joven en un río de La Coruña dio esperanzas a los investigadores y a la familia. El principal objetivo de la Unidad Central Operativa (UCO) era recuperar las conversaciones que mantuvo Diana horas antes de su desaparición y que pudieran revelar qué pasó aquella madrugada. En diciembre, los agentes pudieron acceder a una parte de la información gracias al PIN de la tarjeta que facilitó la madre de la madrileña. Sin embargo, la información almacenada en el dispositivo no ha revelado nada nuevo.
Todo esto ha llevado a la Guardia Civil a aparcar la investigación del teléfono por un tiempo y volver a centrarse en otros pistas, tal y como ha publicado en las últimas horas La Voz de Galicia.
Los investigadores vuelven así a los pasos ya dados y se centran en un individuo al que han considerado “de interés”. De hecho, vuelven a las hipótesis de que las respuestas podrían situarse en torno a los feriantes, que en ningún momento fueron descartadas pero que, con el hallazgo del teléfono móvil en la ría de Arousa, perdieron fuerza.
En este sentido, una de las mejores amigas de Diana Quer, compareció ayer martes en el programa de Antena 3, Espejo Público, donde confirmó lo que Juan Carlos Quer, el padre de Diana, dijo pocos días después de su desaparición: Diana se había comenzado a juntar con “malas amistades”. Teniendo todo esto en cuenta, los agentes de la Guardia Civil cada vez están más seguros que la joven madrileña de 18 años fue raptada.
Andrea Morea